Nuestra Historia

Foto de Karl Marx en la época en que escribio el Manifiesto Comunista
Foto de Karl Marx en la época en que escribio el Manifiesto Comunista

La Marx Internacional reivindica la tradición, y herencia histórica marxista. En éste artículo veremos en que consiste esta tradición y herencia, como fue la historia del Marxismo, como impactaron los hechos de la lucha de clases mundial en su historia, y conoceremos a los protagonistas mujeres y hombres que fueron fundamentales para la construcción de nuestra corriente, muchos desconocidos para los activistas, y revolucionarios del mundo. 

El Marxismo, o Socialismo Científico, nació públicamente en 1848 con la edición del Manifiesto Comunista escrito por Karl Marx, y Federico Engels. En el Manifiesto Comunista Marx, y Engels plantean por primera vez una explicación científica de la historia basada en el desarrollo de las fuerzas productivas, y las clases sociales. La tesis central del Manifiesto es que la lucha de clases entre explotadores y explotados durante siglos, así como el desarrollo de las fuerzas productivas lleva al surgimiento de una clase social que no es propietaria: La clase obrera. 

Es esa clase la que deberá tomar el poder en forma revolucionaria para terminar con la sociedad de clases, e instaurar el socialismo a escala mundial. Por eso el Manifiesto Comunista termina con su célebre frase "Proletarios de todos los países, Uníos".

En 1864, Marx y Engels se involucraron en la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) la primera organización internacional de los trabajadores del mundo, conocida como Primera Internacional. Marx se convirtió en el líder de su Consejo General, y debieron afrontar la primera revolución, y gobierno obrero de la historia, la Comuna de París de 1871. El pueblo de París se rebeló contra su gobierno, y retuvo la ciudad durante dos meses. Durante la sangrienta represión al levantamiento del pueblo de París, Marx escribió uno de sus más famosos trabajos titulado "La guerra civil en Francia" que fue una defensa de la Comuna.

Federico Engels
Federico Engels

Tras la derrota de la Comuna de París, la Primera Internacional celebró el Congreso de La Haya en 1872. Bajo el influjo del balance de los hechos de la lucha de clases en La Comuna de París, los Marxistas plantearon la necesidad de que la I Internacional fuera una organización organizada, y centralizada bajo el mando de un Consejo General. Marx y Engels habían sacado la lección de que era necesario actuar con una organización centralizada para intervenir en las nuevas insurrecciones que pudieran desatarse en adelante.

          Marx y Engels contra el anarquismo y el reformismo

Marx y Engels llevaron adelante una fuerte lucha contra dos corrientes: Los anarquistas y los reformistas. En el Congreso de La Haya se resolvió la separación de los anarquistas, que no estaban a favor de una organización centralizada, sino mas bien de una asociacion libre, y federativa. Esta concepción del anarquismo es típica de las corrientes reformistas que no quieren construir un nuevo estado obrero para abolir el poder burgués, como postula el anarquismo que se opone a la construcción de ningún tipo de estado. 

Junto con el debate y delimitación de los anarquistas, los Marxistas debieron afrontar la lucha contra otra corriente política: Los reformistas. En 1875 el Partido Socialdemócrata Alemán se se fusionó con el grupo de Lassalle, en el  Congreso de Gotha, cuestión que Marx criticó duramente en el tratado contra el reformismo conocido como "Crítica al Programa de Gotha"

Los reformistas encabezados por Ferdinand Lasalle planteaban cuestiones como el desarrollo de las cooperativas de producción para equilibrar la distribuición de la riqueza social, la creación de un "Estado libre", y la idea de la "fraternidad de los pueblos". Frente a éstos planeos del reformismo, Marx propuso para la distribución de la riqueza en el período comunista el principio de "Cada cual según su capacidad, y a cada cual según su necesidad". Y como respuesta al planteo de "Estado Libre" aparecen los conceptos de "dictadura revolucionaria del proletariado", así como en oposición al planteo reformista de "fraternidad de los pueblos", Marx enuncia el "Internacionalismo Proletario"

La barricada Voltaire Lenoir en la Comuna de París
La barricada Voltaire Lenoir en la Comuna de París

La batalla contra el reformismo se daba tras la derrota de la Comuna de París, después de lo cual, los Marxistas sufrieron hostigamiento, y persecución por parte de la reacción, y los gobiernos capitalistas. Por este motivo, el Congreso de La Haya resolvió el traslado de su Consejo General desde Londres, donde estaba situado desde sus inicios, a Nueva York. 

Pero esta medida organizativa no pudo evitar la dinámica retroceso que había impuesto la derrota de la La Comuna de París, y llevó a la disgregación de la organización que terminó disolviéndose oficialmente en 1876. 

Seis años después de la disolución de la I Internacional falleció Carlos Marx, en 1883. Federico Engels prosiguió la labor de construcción del Marxismo, difusión de sus ideas, y reorganización de sus fuerzas. Bajo la conducción de Engels, los partidos socialistas y laboristas comenzaron a crecer en todo el mundo, y convergieron en la fundación de una nueva Internacional que diera continuidad al camino recorrido por Marx. Así fue como se fundó la Segunda Internacional en París el 14 de julio de 1889, en el centenario de la Toma de la Bastilla

Entre las acciones de la Segunda Internacional más reconocibles está la declaración del 1° de mayo como Día Internacional de los Trabajadores en 1889, y el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora en 1910. Durante este período el capitalismo estaba transitando un período de varias décadas de crecimiento económico, lo cual permitía que los trabajadores luchando lograran muchas de las conquistas sociales por las que el movimiento obrero venía luchando como las 8 horas de trabajo, el derecho a tener sindicatos, el derecho de huelga, la penalización del trabajo infantil, etc. Muchas de estas conquistas eran alcanzadas por los partidos de la II Internacional 

Karl Marx en 1882
Karl Marx en 1882

El marco del relativo desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo en aquel período, provocó enormes confusiones entre los activistas y revolucionarios de la época y llevó a creer que sin la necesidad de una revolución se podían lograr cambios y reformas importantes. Esto llevo a profundizar los postulados reformistas de los principales dirigentes de la II Internacional. 

Surge el reformismo en la Segunda Internacional


El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) era el más importante de la II Internacional, cuyos dirigentes actuaban como guía para todos los Marxistas del mundo. "Para nosotros no era sólo un partido de la Internacional, sino el Partido", explicó Trotsky, y Lenin había rendido homenaje al SPD alemán como el "modelo de la socialdemocracia revolucionaria"Eduard Bernstein era el teórico indiscutible de la Internacional, August Bebel era quién dirigía el partido, y Karl Kautsky era la otra gan importante figura dirigente del SPD.

Federico Engels en 1891
Federico Engels en 1891

En 1891 el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) adoptó el Programa de Erfurt durante el congreso celebrado en Erfurt de ese año. El nuevo programa planteaba que el partido pretendía alcanzar los objetivos a través de la participación política legal en lugar de la actividad revolucionaria. De este modo Bernstein, Bebel y Kautsky se convertían en los principales dirigentes, y teóricos del reformismo. Federico Engels polemizó contra ellos con su trabajo de 1891 "Crítica al Programa de Erfurt"  

Federico Engels llevó a cabo ese trabajo comprendiendo que debía combatir el reformismo, una corriente política que comenzaba a ser dominante entre los dirigentes de la II Internacional, y que significaba una traición a los postulados Marxistas. Comenzó entonces un segunda etapa de la lucha entre reformistas y revolucionarios. 

Bernstein, Bebel y Kautsky encabezaron la corriente reformista que había establecido su programa en el Congreso de Erfurt, y del otro lado, Federico Engels con el trabajo "Crítica al Programa de Erfurt" encabezaba la corriente revolucionaria con su combate al reformismo. Crítica del Programa de Gotha (1985) de Karl Marx, y Crítica del Programa de Erfurt (1891) de Federico Engels, son dos obras fundamentales del Marxismo contra el reformismo.

Klara Zetkin, Federico Engels, y August Bebel compartiendo un almuerzo
Klara Zetkin, Federico Engels, y August Bebel compartiendo un almuerzo

Perro cuatro años después de esa publicación, Federico Engels falleció el 5 de agosto de 1895 en Londres. El sector reformista del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) comenzó una ofensiva sobre la teoría Marxista, cuando Eduard Bernstein uno de los principales teóricos del partido, escribió el artículo "La Socialdemocracia alemana y la cuestión Turca" en 1896. En él, Bernstein argumentó que dado que el SPD representaba a una cuarta parte de los votantes del Reich alemán (estado) tenía una responsabilidad política del Reich y los Marxistas debían apoyar medidas "progresivas" del gobierno capitalista del Reich.

La ofensiva de Bernstein dió inicio por primera vez la corriente denominada "revisionismo". Esta corriente ataca al Marxismo, y "revisa" sus postulados fundamentales para modificarlos, y adaptarlos al reformismo. La corriente "revisionista" encabezada por Bernstein planteó:

Izquierda; Eduard Bernstein Derecha Karl Kautsky
Izquierda; Eduard Bernstein Derecha Karl Kautsky

1) Que la revolución era menos probable porque el capitalismo tenía mas "capacidad de adaptación y flexibilidad" debido a la aparición del crédito, los monopolios, cartels, y truts 

2) Que la clase obrera estaba lejos de poder ejercer el poder, dado que vive en condiciones de hacinamiento, con un ingreso incierto, insuficiente y mal educada. Por lo tanto los países más avanzados de la época "no estaban maduros" para la dictadura del proletariado (en su obra "Precondiciones del socialismo" de 1899)

3) Que por lo tanto, los socialistas debían trabajar sobre la base de "coaliciones y compromisos" con los partidos liberales burgueses, tanto fuera como dentro del gobierno  

Los planteos de Bernstein, y el surgimiento de la corriente "revisionista" desataron una batalla dentro del SPD, y todo el movimiento Marxista a nivel internacional. Bebel, líder del SPD, condenó los artículos de Bernstein como "vergonzosos" y Kautsky argumentó a favor de la supremacía política del proletariado, pero era poco entusiasta acerca del planteo marxista de "dictadura del proletariado". El "revisionismo" fue condenado formalmente en el congreso del SPD de Dresden en 1903.

Pero Bebel selló en 1905 un pacto con los sindicatos por el cual el SPD renunciaba a dirigir la agitación revolucionaria del proletariado alemán. El "revisionismo Marxista" surgió entonces para actuar como sostén teórico del reformismo en la Segunda Internacional que se explica porque el capitalismo atravesaba un período de auge que presionó sobre las capas dirigentes del movimiento empujando a los líderes en una dirección cada vez más reformista. Los dirigentes de los sindicatos y del partido comenzaban a acomodarse en la lucha cotidiana por reformas, mientras que la revolución socialista se posponía para un futuro lejano.

El colapso, y traición de la II Internacional 

August Bebel
August Bebel

Frente a la corriente "revisionista" comenzó a surgir la corriente defensora del Marxismo clásico, u ortodoxo encabezada por dirigentes como el socialista ruso Alexander Helphand, conocido como "Parvus", la dirigente socialista polaca Rosa Luxemburgo, la dirigente francesa Inessa Armand, los dirigentes rusos León Trotsky, y Vladimir Lenin, o el dirigente alemán Karl Liebknecht, entre otros.

Kautsky, y Bebel contaban con el respeto de los principales líderes del movimiento obrero de su tiempo, tenían una enorme influencia sobre la vida política alemana y sobre la II Internacional Socialista. El SPD, y los partidos socialistas de Europa crecían, y en las elecciones de 1912 el SPD logró con 110 escaños en el Reichstag, el Parlamento de Alemania, cuando en ese momento muere Bebel. Kautsky quedó entonces al mando de la Segunda Internacional. Karl Kautsky, quien había editado los escritos económicos de Marx se había convertido en el teórico indiscutible de la Internacional.

Pero precisamente en ese año, estalló la 1era Guerra Mundial, la perspectiva de que millones de obreros franceses, se mataran con obreros alemanes, o rusos, con ingleses, era escalofriante. La huelga general de los obreros europeos podria haber frenado la masacre, y para ello, los Partidos Socialistas debían enfrentar a sus gobiernos imperialistas, votar contra los créditos de guerra, y llamar a la union de los obreros apuntando sus bayonetas contra los gobiernos capitalistas.

La 1era Guerra Mundial duró cuatros años entre 1914 y 1918, significó diez millones de personas muertas, y decenas de millones más mutiladas y lisiadas. En ese momento la II Internacional había alcanzado su punto máximo de desarrollo: En 1914, el SPD alemán tenía más de un millón de miembros, 111 diputados en el Reichstag, el apoyo de un tercio del electorado alemán, 90 periódicos diarios y un gigante aparato partidario. Los dirigentes sindicales eran abrumadoramente miembros del SPD.

El 1 de agosto de 1914 Alemania declaró la guerra a Rusia. Todo el mundo esperaba que el SPD declarara su oposición de acuerdo con sus principios, pero, para sorpresa y consternación de todos, la dirección del partido alemán sostuvo que la declaración de guerra de Alemania era una "guerra defensiva" contra la agresión zarista. Esta traición significó el apoyo a la guerra imperialista, votando en el Reichstag el presupuesto para la guerra del Káiser.

Congreso de la II Internacional Socialdemócrata en Stuttgart de 1907
Congreso de la II Internacional Socialdemócrata en Stuttgart de 1907

"Cuando llegó la noticia de que los socialdemócratas habían votado por unanimidad los créditos de guerra, no lo creímos", dijo Hermann Greulich de los socialistas suizos. "El voto del 4 de agosto ha quedado registrado como una de las experiencias trágicas de mi vida", escribió Trotsky. Cuando Lenin vio una copia del Vorwärts, el diario del SPD se negó a creerlo, y pensó que era una falsificación del Estado Mayor alemán. 

Paul Axelrod, dirigente menchevique, dijo que "la noticia fue un golpe terrible e impresionante. Parecía como si un terremoto hubiera sacudido al proletariado internacional. La tremenda autoridad de la socialdemocracia alemana había desaparecido de un sólo golpe". 

Posiblemente el SPD alemán no podía impedir el estallido de la guerra, pero al menos podría declarar su oposicióna la guerra y mantenido limpia la bandera del socialismo. Pero el 4 de agosto, el SPD había capitulado, había votado en la práctica abandonar la lucha de clases y la revolución, en favor de una tregua política con la monarquía, y las clases capitalistas. 

En Francia, también en el fatídico 4 de agosto, la solicitud del gobierno de los créditos de guerra, fue acordada por unanimidad incluidos los socialistas. El Partido Socialista francés votó para designar a dos de sus dirigentes más conocidos, Jules Guesde y Marcel Sembat, en un gobierno de "defensa nacional". Tan pronto como Alemania declaró la guerra a Bélgica, el Consejo General del Partido del Trabajo de Bélgica dio su apoyo al gobierno, canceló la manifestación por la paz y votó a favor de los créditos de guerra. En Gran Bretaña, una vez que se declaró la guerra y los parlamentarios del Partido Laborista decidieron  votar a favor de los créditos de guerra, el secretario del partido Arthur Henderson se unió al gobierno de capitalista de Asquith como Presidente de la Junta de Educación, y otros dos diputados laboristas como Ministro de Trabajo, y Ministro de Pensiones. 

Rosa Luxemburgo
Rosa Luxemburgo

Esta traición de los principales partidos de la Segunda Internacional llevó a una confusión colosal en todas partes, favoreció la campaña masiva de propaganda militar, y facilitó una ola sin precedentes de chovinismo que atrapó a millones de personas en la histeria nacionalista. Mientras que cientos de miles se alistaban para la guerra, el movimiento socialista quedó aislado, y la huelga general no fue posible.

Los dirigentes de la Segunda Internacional fallaron en su deber, y esto condujo a la 1era Guerra Mundial que significó diez millones de personas muertas, y decenas de millones más mutiladas y lisiadas. Éste fue el resultado desastroso de la capitulación de la Segunda Internacional, que había caído en poder del revisionismo, y el reformismo.

Las acciones de los dirigentes de la socialdemocracia constituyeron la mayor traición al socialismo y a los trabajadores a nivel internacional. La Segunda Internacional estaba muerta. Rosa Luxemburgo la describió abiertamente como un "cadáver maloliente". Lenin hizo un llamamiento para que fuera enterrada y se formara una nueva Tercera Internacional. Cuando se planteó nuevamente el voto en el Reichstag para renovar los créditos el 3 de diciembre de 1914, Karl Liebknecht votó en contra, uno contra 110 diputados del SPD, y expuso su ruptura pública con la Segunda Internacional. A partir de allí Liebknecht se convirtió en un símbolo de la resistencia a la guerra.

La oposición a la guerra creció, a pesar de la policía y de la represión militar. Esto se expresó en una avalancha de panfletos contra la guerra, documentos y folletos, distribuidos ilegalmente por grupos pequeños en toda Alemania. Pero los internacionalistas revolucionarios de todo el mundo se vieron completamente aislados Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, en Alemania John McLean, en Escocia, James Connolly en Irlanda, Franz Merhring y Clara Zetkin, comprendieron que frente a la muerte de la Segunda Internacional, había que promover el regrupamiento de los revolucionarios

El Movimiento de Zimmerwald: El Reagrupamiento de los Revolucionarios

Con el objetivo de superar el aislamiento de las corrientes, grupos, y personalidades revolucionarias que rompían con la Segunda Internacional, se llevó a cabo la Conferencia de Zimmerwald, Suiza, celebrada clandestinamente entre los días 5 y 8 de septiembre de 1915 en esa localidad. Eligieron ese pueblo de Suiza, porque era un país neutral en la guerra, y allí se reunieron 38 delegados, representantes de la izquierda socialista europea que se oponía a la I Guerra Mundial.

Karl Liebknecht
Karl Liebknecht

El evento tuvo un una trascendencia histórica, que superó sus humildes alcances del momento: Fue el comienzo del regrupamiento de los revolucionarios, una tarea indispensable tras la traición de la Segunda Internacional. Fue una tarea titánica llevada a cabo bajo las tremendas presiones de los gobiernos capitalistas, en medio de un espantoso marco de guerra, con escasos recursos, sufriendo aislamiento, y todo tipo de obstáculos. 

Los revolucionarios pudieron convocarse en aquel alejado pueblo de Suiza llamado Zimmerwald el 15 de septiembre de 1915 la cual fue el puntapié inicial del denominado "Movimiento de Zimmerwald" que constó de 3 reuniones: La primera fue la ya citada de Zimmerwald en septiembre del 2015, la segunda fue la Conferencia de Kienthal 24 al 30 abril de 1916, y finalmente  la Tercera Conferencia de Zimmerwald, la mas pequeña y menos importante de todas, se reunió en Estocolmo del 5 al 12 de septiembre de 1917.

La Conferencia, tras complicados debates, aprobó como conclusión de su trabajo, el manifiesto redactado por León Trotsky. Eran tan pocos los integrantes de esa comitiva que los participantes llegaron en cuatro coches, lo que mereció la célebre broma de Lenin que dijo: "Todos los revolucionarios cabíamos en cuatro carruajes".  Karl Liebknecht no se presentó en Zimmerwald, estaba ya prisionero, pero envió una vibrante carta de apoyo. La conferencia de Zimmerwald imprimió gran impulso al movimiento antiguerra en los diversos grupos en los países imperialistas involucrados en la guerra como Alemania, Francia, Italia, Bélgica, ayudando decisivamente a establecer la relaciones para un trabajo coordinado entre los diversos dirigentes, corrientes, y grupos revolucionarios.

El Manifiesto de Zimmerwald hizo un llamado al Internacionalismo Proletario, contra el nacionalismo de los dirigentes de los partidos de la Segunda Internacional. También la segunda conferencia del 14 de abril de 1916 celebrada en el Hotel Baren de la pequeña aldea de Kienthal, Suiza, elaboró materiales ratificando la lucha por la solidaridad internacional de los trabajadores del  mundo. Si bien las conferencias fueron muy difíciles, contaron con fuertes debates producto de la existencia en su interior con corrientes de derecha, centro e izquierda, tuvieron un carácter histórico, que abrió para siempre un antes y un después en la historia del Marxismo. 

De no haber rexistido el Movimiento de Zimmerwald con sus reuniones de Kientahl, y Estocolmo, hubiera sido imposible que los revolucionarios pudieron reagruparse para avanzar en la lucha por el Socialismo. Este movimiento comenzó a tener ramificaciones en todos los países la Juventud Socialista fundada por Karl Liebknecht era la base principal de la izquierda en Alemania, en Austria también en  1916 se produjo la formación de un ala izquierda del Partido Socialista de Austria (SPÖ), basado en la juventud. 

León Trotsky en Zimerwald junto a delegados
León Trotsky en Zimerwald junto a delegados

En Francia, se formó un grupo de izquierda de los parlamentarios y recibió cartas de apoyo desde las trincheras, mientras que en Gran Bretaña, los revolucionarios ganaron la mayoría en la Conferencia de Salford. En definitiva, el triunfo de los Marxistas en esta etapa fue conquistar, y consolidar a la vanguardia revolucionaria, paso previo de la conquista de las masas. Esto implicó una lucha implacable contra el reformismo, y las vacilaciones centristas para sacar adelante una política genuinamente revolucionaria e internacionalista. La Conferencia de Zimmerwald representó una etapa importante en esta lucha. 

Independientemente de las posturas que adoptaron en Zimmerwald, quedarán para siempre en la memoria los nombres de Rosa Luxemburgo, Inessa Armand, Robert Grimm, León Trotsky, Clara Zetkin, Vladimir Lenin, Karl Liebknecht, Fritz Platten, Gregory Zinoviev, Julius Martov, Pavel Axelrod, David Riazanov, Feliks Kon, Pawel Lewinson, Bertha Thalheimer, Adolf Hoffman Georg Ledebour, Giacinto Menotti Serrati, Angelica Balabánova, Christian Rakovsky, Edmondo Peluso Alexander Martynov, Franz Koritschoner, Henri Guilbeaux, Karl Radek, Willi Münzenberg, Carl Lindhagen, Zeth Höglund Karl Radek, Karl Moor, entre otros, queremos mencionar a los dirigentes que llevaron adelante el enorme esfuerzo de concretar el Movimiento de Zimmerwald que quedarán para siempre en la memoria de los Marxistas. 

Este Movimiento de Zimmerwald es el que preparó las condiciones para la intervención de los revolucionarios en uno de los acontecimientos políticos más trascendentes de la historia del Marxismo. En octubre de 1917, en medio de la Primera Guerra Mundial, triunfó la primer revolución socialista de la historia. En esa fecha la clase obrera rusa, encabezada por el Partido Bolchevique bajo la conducción de Vladímir Lenin y León Trotsky, derrocó el Gobierno provisional capitalista liderado por Alexander Kérenski y estableció el primer Estado obrero en la historia mundial. 

La Revolución Rusa impacta en el mundo

Dos años después del inicio de las Conferencias de Zimmerwald un hecho impactó al mundo: La Revolución Rusa en 1917. Los antecedentes de esta revolución habían sido el levantamiento de los trabajadores de San Petersburgo del 9 de enero de 1905, producido cuando se reunieron con sus familias para una manifestación pacífica en la plaza del Palacio de Invierno para presentar una petición al "padrecito" zar. Ésta manifestación fue brutalmente reprimida, lo cual detonó una revolución contra el Zar. Esta revolución de 1905 fue derrotada, tras lo cual sobrevino una contraofensiva del zarismo entre los años 1907 y 1911 que obligó a los Marxistas y opositores a la dictadura a exiliarse.

Vladimir I Lenin
Vladimir I Lenin

En esos años los socialdemocracia rusa sufrió un profundo retroceso "tenía varios miles de militantes en Moscú, al final de 1908 eran 500, en 1909 eran 150, y en 1910, la organización ya no existe" (1) Sin embargo en 1911 hubo una ola de huelgas que comenzaron con demandas económicas, y adquirieron rápidamente un carácter político, durante este período Lenin y su grupo de dirigentes rompieron con el ala oportunista menchevique en 1912 y fundaron el Partido Bolchevique. 

Durante la guerra, el partido bolchevique fue diezmado por arrestos y el exilio, pero en 1917 el movimiento huelguístico en Petrogrado, y el descontento que emanaba de los centros industriales, y en las filas del ejército, permitió que hibiera condiciones para reconstruir el Partido Bolchevique. 

La crisis del régimen de Rusia era brutal, el hedor de la corrupción, los escándalos políticos y financieros, el régimen de Rasputín en la corte de "Nicolas el Sanguinario", era la norma en las clases dominantes. El zarismo era un régimen tan putrefacto que todo su poder armado, su policía, sus cosacos, su servicio secreto, el zarismo cayó en el primer desafío serio que le plantaron las masas movilizadas de Rusia. El ejército se derrumbó como un castillo de naipes, una vez que los trabajadores se enfrentaron con las tropas, y la entrada explosiva en el escenario de la movilización de millones de mujeres y hombres en busca de una solución a sus problemas más apremiantes.

En Febrero del 1917 se produjo el explosivo surgimiento de la masas de trabajadores, y campesinos, hubo manifestaciones masivas y violentos enfrentamientos en las calles de Petrogrado entre trabajadores y fuerzas policiales, disturbios protagonizados por mujeres, donde el reclamo principal era el precio de los alimentos. Las mujeres de la industria textil encabezaron el reclamo por alimentos bajo la consigna ¡ Pan ! Había 20 millones de mujeres en la fuerza de trabajo asalariada en Rusia de las cuales 4 millones 7,5 millones eran obreras industriales.

Las manifestaciones y mítines convocados por las mujeres en Petrogrado en medio de un descontento generalizado dispararon la revolución contra el Zar, sucesos que si bien ocurrieron en marzo pasaron a la historia como la Revolución de febrero, porque el calendario juliano vigente entonces en Rusia "atrasaba" 13 días. 

Los mitines confluyeron hacia el 8 de marzo de 1917 donde las obreras de las fábricas textiles de Petrogrado del distrito de Vyborg salieron a la huelga, recorrieron las fábricas vecinas llamando a los trabajadores a sumarse, tiraban palos, piedras y bolas de nieve contra las ventanas llamando a los trabajadores a las calles. Dos días después, en Petrogrado se vive ya una huelga general. "¡Abajo la guerra!", "¡Pan para los obreros!" eran las consignas. 

Finalmente los mitines por el Día Internacional de la Mujer se había convertido en una huelga que llamaba al levantamiento contra el régimen zarista con más de 100.000 personas, en su mayoría mujeres, chocando contra la policía en los diferentes disturbios que se iniciaron por toda la ciudad. Para el 18 de marzo los trabajadores de la Planta Industrial Putilov, la más grande en Petrogrado, lanzaron la huelga, y miles de personas se volcaron a las calles a medida que obreros de otras plantas se sumaban a la protesta. Posteriormente los rebeldes tomaron control de la prisión Cruces y del arsenal más importante de Petrogrado, de donde sustrajeron armas, tomaron el Almirantazgo, y luego el Palacio Mariinsky residencia de gobierno, fue ocupado por los rebeldes. 

Días después de que se iniciaron las protestas, los miembros del ejército imperial cambiaron de bando, y se unieron a los insurgentes. Los efectos de la revuelta ocasionaron la caída del último zar Nicolás II. Ese mismo día los diputados se negaron a disolver el Parlamento​ y formaron un Comité provisional de once miembros que envió comisarios para supervisar los distintos departamentos gubernamentales, anunció la toma del poder en la capital, y su intención de formar un nuevo Gobierno provisional. ​Pero también ese mismo día, algunos dirigentes sindicales, dirigentes sociales, diputados socialistas y miembros del Comité Central para las Industrias de Guerra recién liberados, entre 30 y 40 personas en total formaron el sóviet (consejo) de San Petersburgo,​  nombraron un Comité ejecutivo, y convocaron a los delegados de los trabajadores a una sesión esa misma noche. 

Surgen los Soviets

El Sóviet de Petrogrado fue el primero de este tipo de órgano que a lo largo de los meses siguientes se fue extendiendo por todo el país. En una semana el zarismo se derrumbó los ministros huyeron y los diputados de la Duma formaron un gobierno provisional, con el príncipe Lvov a la cabeza. Desde abajo, se hizo fuerte el otro poder, el de los consejos de delegados de la clase trabajadora, los Soviets, al que se suman comités de campesinos y soldados. Estos organismos habían surgido por primera vez en la Revolución de 1905 como una nueva forma de autoorganización democrática desde las bases. 

Inessa Armand una de las principales dirigentes del Partido Bolchevique
Inessa Armand una de las principales dirigentes del Partido Bolchevique

Pero la lucha de las mujeres no se detuvo con la caída del Zar. Con la asunción del Gobierno Provisional continuó en defensa de los derechos cuando el 18 de marzo una reunión de obreras de cuatro grandes fábricas resuelve llamar a sus hermanas a unirse en la lucha por sus derechos, junto a los trabajadores. A principios de abril, 40.000 mujeres se movilizaron en Petrogrado, rehusando abandonar las calles hasta que se aprobara el derecho al voto, y finalmente, el 20 de julio de 1917, le arrancaron al gobierno provisional de Kerensky el compromiso de permitir el voto para todas las mujeres mayores de 20 años en la futura Asamblea Constituyente. 

La impaciencia por las promesas incumplidas del gobierno provisional crecía sin cesar cuando las viudas y las esposas de soldados marchan para exigir un aumento en las pensiones. En mayo, 40.000 lavanderas protagonizaron la primera gran huelga contra el gobierno provisional, reclamando aumento de salarios, 8 horas de trabajo y mejores condiciones laborales, con dirigentes bolcheviques como Eugenia Bosh, Inessa Armand y Aleksandra Kollontai que en esos meses dieron discursos ante trabajadores, trabajadoras y soldados, escribieron artículos, organizaron reuniones y colaboraron con la organización de la revolución. 

Los soldados campesinos, recién despertados a la vida política que al principio miraban con simpatía a los dirigentes socialistas "moderados", los mencheviques y especialmente a los social- revolucionarios, también conocidos por sus siglas (SR's), eseristas, reduciendo a los bolcheviques a una pequeña minoría. En las sesiones del Soviet de Petrogrado las masas confiaban en los líderes obreros reformistas, confiaban en el ala "liberal" de la burguesía, que a su vez se esforzaba desesperadamente por poner fin a la revolución. Mientras tanto, entre bastidores, los generales reaccionarios preparaban un contragolpe.

El Gobierno Provisional que surgió de la Revolución de Febrero fue un gobierno de terratenientes y capitalistas que se autodenominaban "demócratas". El líder derechista del Partido Laborista "Trudovike" Kerensky entró en el gobierno como Ministro de Justicia. El ministro de la guerra era el gran industrial de Moscú, Guchkov. El "liberal" Miliukov se convirtió en ministro de Relaciones Exteriores. Los activistas obreros desconfiaban mucho del gobierno. Pero entre la masa de la sociedad había una ola de euforia. Las masas tenían ilusiones en sus líderes y consideraban a Kerensky como su portavoz en el gobierno.

La presión de los partidos capitalistas, y los partidos reformistas afectó a los dirigentes bolcheviques en Petrogrado. Cuando Lenin todavía estaba en el exilio en Suiza, los principales dirigentes del partido Kamenev y Stalin sucumbieron a la presión de la "unidad". y llevaron al partido a una alianza cercana con los eseristas y mencheviques, e incluso propusieron la reunificación con estos últimos. Desde el exilio en Suiza, Lenin observó la situación con alarma. Sus primeros telegramas a Petrogrado eran totalmente intransigentes en tono y contenido: "Nuestra táctica: absoluta falta de confianza, ausencia de apoyo al nuevo gobierno, sospecha especialmente de Kerensky, armar al proletariado como única garantía, elecciones inmediatas al ayuntamiento de Petrogrado, ningun acercamiento a otros partidos".

Después del regreso de Lenin en abril, el Partido Bolchevique entró en una crisis profunda. Las diferencias políticas entre Lenin y la mayoría de la dirección del Partido Bolchevique eran muy grandes. Los dirigentes del partido consideraban que la revolución rusa había terminado con la caída del Zar, y lo que quedaba por delante era una etapa donde la burguesía tenía que desarrollar el capitalismo en Rusia. En el transcurso de esa etapa, el partido debía apoyar a la burguesía "liberal" lo cual comenzaba con el apoyo al gobierno de Kerensky. Lenin en cambio explicó que la revolución no había logrado sus objetivos centrales, que era necesario derrocar al gobierno provisional, que la revolución debía continuar,  que los obreros deben tomar el poder, y que por estos medios se podría terminar la guerra, y dar la tierra a los campesinos.

Apenas regresó, quedó inmortalizada la posición de Lenin cuando llegado a la estación de tren de Petrogado, se subio a la máquina del tren  y de allí pronunció su cébre discurso: "Ningún apoyo al gobierno provisional!". Comenzó entonces una batalla de Lenin dentro del partido para ganar a toda la dirección para su posición. Primero, publicó sus Tesis de Abril en el diario del partido, Pravda, bajo su propia firma, y fue convocada una Conferencia del partido, donde se produjo una feroz lucha, Lenin advirtió que, en lugar de aceptar la posición de Kamenev y Stalin, preferiría estar solo "como Karl Liebknecht, uno contra 110", en referencia a la valiente lucha de Liebknecht contra la guerra en la fracción parlamentaria del partido Socialdemócrata alemán.

Lenin pronunciando su discurso desde la maquina del tren que lo trae a Petrogrado
Lenin pronunciando su discurso desde la maquina del tren que lo trae a Petrogrado

Las ideas de Lenin se impusieron. De éste modo, Lenin estableció un principio fundamental: Los Marxistas nunca debemos apoyar a un gobierno burgués, bajo ninguna excusa, y ninguna circunstancia. Básicamente, estas ideas eran que la clase obrera debía continuar con la Revolución de Febrero hasta la toma del poder y de éste modo, Lenin modificó el esquema teórico que tanto él como todos los Marxistas de esa época sostenían de que la revolución tenía que primero pasar por una etapa de desarrollo capitalista, en la cual debían apoyar a la burguesía progresista para que desarrolle el capitalismo en Rusia. 

Las ideas esbozadas por Lenin eran idénticas a las perspectivas brillantemente elaboradas por Trotsky en 1904-5, y conocidas en la historia como la "revolución permanente": Las tareas que tenían por delante los bolcheviques que eran una minoría en los Soviets era derrotar la política de los dirigentes de los soviets los grupos reformistas tanto los social- revolucionarios como  los mencheviques que respaldaban al Gobierno Provisional. 

Y aquí vemos las tácticas flexibles de Lenin, muy alejadas de las aventuras ultra-izquierdistas, bajo la consigna "explicar pacientemente", instó a los bolcheviques a dirigirse a los trabajadores en los Soviets para que les plantearan exigencias a los dirigentes reformistas, demandarles hechos en vez de palabras, que publicaran los tratados secretos, que pusieran fin a la guerra, que rompieran con la burguesía y tomaran el poder en sus propias manos. 

Si ellos hacían estas cosas, Lenin repitió muchas veces, entonces la lucha por el poder se reduciría a una lucha pacífica por alcanzar una mayoría en los Soviets. Pero Lenin sabía que los reformistas jamás harían esto, la política de Lenin era llevar a llevar a los trabajadores y el pueblo a hacer la experiencia con los reformistas para que una vez que vieran las traiciones de éstos grupos, rompieran con ellos y vinieran hacia los bolcheviques. Los mencheviques y Social-Revolucionarios no tenían ninguna intención de romper con el Gobierno Provisional burgués, en realidad estaban aterrorizados con la idea de que terminara el capitalismo y tenían más miedo de los obreros y campesinos que de la contrarrevolución.

Las masas al principio creyeron que los ministros "socialistas" que integraban el gobierno provisional estaban allí para representar sus intereses, pero luego presenciaron como esos mismos "socialistas" que habían estado en Zimmerwald olvidaron sus discursos y apoyaron la guerra. Entre los trabajadores crecía el sentimiento de frustración, mientras que la contrarrevolución comenzó los preparativos serios para un golpe de Estado que encabezó el general Lavr Kornilov a finales de agosto. El Gobierno Provisional era una cáscara vacía. Sólo había dos poderes reales en el país por un lado, los soviets de obreros y diputados campesinos; por otro lado, los restos del antiguo aparato estatal, agrupados en torno a la monarquía y al Estado Mayor, que bajo la sombra protectora del Gobierno Provisional se preparaba para un enfrentamiento con los soviets. 

En medio de ésta situación revolucionaria los bolcheviques comenzaron a tener un crecimiento explosivo pasando de una minúscula minoría a una fuerza decisiva. Al principio, sus oponentes se burlaban de Lenin por ser un "sectario" desesperado, condenado a la impotencia de mantenerse fuera de la "unidad de la izquierda". Sin embargo, la marea pronto comenzó a fluir fuertemente en la dirección del bolchevismo. El fracaso del gobierno provisional burgués para resolver cualquiera de los problemas básicos de la sociedad provocó una aguda reacción y con una serie de manifestaciones de masas a partir de abril que los bolcheviques convocaron. Los trabajadores acudieron a los comités locales preguntando cómo transferir sus nombres de los mencheviques a los bolcheviques a principios de mayo, los bolcheviques iba ganando peso entre los trabajadores mientras que los dirigentes mencheviques y social revolucionarios entraron en coalición con el pueblo.

La contrarrevolución comenzó los preparativos serios para un golpe de Estado que encabezó el general Lavr Kornilov a finales de agosto. Sólo la valiente respuesta de los obreros y soldados salvó la revolución. Los trabajadores ferroviarios, arriesgando sus vidas, se negaron a conducir los trenes, o los dirigieron mal para evitar la llegada de tropas. El ejército de Kornilov se encontró sin provisiones, sin gasolina, desorganizado y desorientado, su levantamiento terminó siendo derrotado. Pero ahora las masas habían comenzado a darse cuenta del verdadero estado de cosas lo que llevó a los bolcheviques convertirse en mayoría hacia el segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia. Las consignas de "paz, pan y tierra" ganaron a los campesinos y Trotsky insistió en que la fecha de la insurrección debía coincidir con la apertura del Congreso de los Soviets de toda Rusia, donde los bolcheviques ganarían la mayoría del Comité Ejecutivo y, por tanto, podrían actuar con la plena autoridad.

La toma del Poder

Trotsky hizo uso del Comité Militar Revolucionario, creado por el Comité Ejecutivo del soviet de Petrogrado, encabezado por el propio Trotsky, para armar a los obreros en defensa contra los reaccionarios. Los trabajadores de las fábricas de armas distribuían rifles a la Guardia Roja. En las calles de Petrogrado se celebraban abiertamente reuniones de masas, manifestaciones e incluso desfiles militares.

Lejos de ser el trabajo de un minúsculo grupo secreto de conspiradores, los preparativos para la insurrección involucraron una masiva participación de obreros y soldados. El partido Social- Revolucionario tuvo la ruptura de un ala izquierda que junto a los bolcheviques llevaban adelante reuniones de masas que se celebraban a todas horas del día y de la noche, bajo las consignas ¡Abajo el gobierno de Kerensky! ¡Abajo la guerra! ¡Todo el poder para los soviets!

La base de poder del Gobierno Provisional se había reducido prácticamente a nada, mientras que los bolcheviques obtuvieron un abrumadora victoria en el II Congreso de los Soviets de toda Rusia el 24-25 de Octubre, el 6 y 7 de noviembre en el nuevo calendario. Tras ello los bolcheviques tomaron el poder, los obreros, soldados y marineros ocuparon un edificio del gobierno tras otro. Lenin presentó dos decretos breves sobre la paz y la tierra que fueron aprobados por unanimidad por el congreso, que también eligió una nueva autoridad central compuesta por bolcheviques y eseristas de izquierda, aunque con mayoría de los primeros, a la que llamaron el "Consejo de Comisarios del Pueblo", y el poder estaba en manos de los trabajadores.

En la foto reunión del Consejo de Comisarios de Pueblo en el centro Lenin preside la reunión
En la foto reunión del Consejo de Comisarios de Pueblo en el centro Lenin preside la reunión

El panorama de Rusia era en ese momento desolador. Un Ejército en descomposición, desorganización de las tropas, hambruna, y un gobierno capitalista en completa crisis La Paz era una promesa que el nuevo gobierno revolucionario necesitaba imponer urgentemente, y Lenin encomendó la tarea a León Trotsky quien asumió el cargo de representante de la política exterior del recién instaurado gobierno de los sóviets.

León Trotsky negoció la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial y firmó el 3 de marzo de 1918 la Paz de Brest-Litovsk, en la que renunciaba a los territorios de Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Lituania, y Ucrania a favor del Imperio Alemán, Bulgaria y el Imperio Austrohúngaro. Asimismo, el Imperio Otomano se hacía con las regiones de Ardahan, Kars y Batumi. Una gran pérdida territorial que no dejaba de ser un mal menor al liberar a los sóviets de la guerra y una necesaria coyuntura política de Paz para permitir consolidar la Revolución.

Surge el Ejército Rojo


Ese mismo día, Trotsky anunciaba su renuncia a sus responsabilidades de Exteriores para asumir apenas diez días después su nuevo cargo como comisario del Pueblo para la Defensa y presidente de la Junta Suprema de Defensa. Pese a no contar con ninguna experiencia militar supo sacar partido del prestigio que había conseguido durante la Revolución de Octubre de 1917 como líder del Comité Militar Revolucionario y se rodeó de una red de fieles comisarios bolcheviques que confirieron al nuevo Ejército Rojo una estructura organizativa con un marcado y disciplinado carácter político.

La labor no se preveía fácil. Trotsky se encontró un Ejército con una única división regular, la de los fusileros letones, a ellos se sumaban un puñado de oficiales del Ejército Imperial fieles al nuevo régimen y varios miles de guardias rojos sin apenas formación ni disciplina militar.  Ante la necesidad de empezar de la nada Trotsky se dirigió el 17 de junio de 1918 a los comisarios militares con el propósito de comenzar a organizar las tropas, dado que se avecinaba una invasión de los ejércitos imperialistas para intentar aplastar el recién nacido estado obrero.

El llamado "Ejército Blanco" comandado por los mencheviques se basó en el apoyo militar del Imperio Británico, Francia, Estados Unidos y el Imperio Japonés. Estaba encabezado por los generales contrarrevolucionarios y tropas cosacas entre ellos estaban Alekséi Maksímovich Kaledin, Piotr Nikoláievich Krasnov, cosacos del Don, Aleksandr Dútov y Grigory Mijáilovich Semiónov cosacos de Oremburgo y de Baikal, respectivamente. La estructura planeada por Trotsky resultó un éxito y él mismo supervisó sus avances viajando a todos los frentes durante casi tres años en un tren blindado. Finalmente la Guerra Civil acabó con la victoria del Ejército Rojo, y la consolidación del poder de los sóviets. Para fines de 1922 la invasión del Ejército Blanco había sido derrotada y el Ejército Rojo había logrado imponerse.

Así saludó León Trotsky el triunfo del Ejército Rojo: "En este congreso aprenderemos los unos de los otros, y estoy seguro de que al regresar a vuestras regiones continuaréis con vuestra labor creadora en interés de la revolución de los trabajadores. Y concluyo mi discurso proclamando: ¡Viva la República Soviética! ¡Viva el Ejército Rojo de obreros y campesinos!". El triunfo de la revolución marcó el comienzo de le época de la Revolución Socialista internacional, que hoy estamos viviendo. El Partido Bolchevique cambió su nombre a Partido Comunista, y los revolucionarios de Octubre consideraron que la Revolución Rusa era parte de la revolución socialista internacional, por lo cual, convocaron a fundar la III Internacional

La Fundación de la III Internacional

En marzo del 1919 se fundó la III Internacional con el objetivo de luchar por la abolición del sistema capitalista, extender la revolución a todos los países, abolir las clases sociales y el establecimiento de la República Internacional de los Soviets para la realización del socialismo, como primer paso a la sociedad comunista, como fijaba en sus primeros estatutos. La traición de la II Internacional, y las actividades de Zimmerwald prepararon el terreno para la conformación de una n ueva Internacional Marxista, y revolucionaria. El Ier Congreso de la Internacional Comunista se llevó a cabo en marzo del 1919 designó como presidente a Gregori Zinoviev, y determinó la tajante separación entre reformistas y revolucionarios. 

León Trotsky realiza un discurso durante la realización del I Congreso de la Internacional Comunista, el 4 de marzo de 1919. Tras él, los miembros del Presídium: Gustav Klinger, Hugo Eberlein, [Zinoviev], Vladimir Lenin, Fritz Platten y Endre Rudnyánszky. Al costado superior izquierdo, un retrato del entonces recién asesinado Karl Liebknecht, y abajo, leyendo un periódico, Valerian Obolensky
León Trotsky realiza un discurso durante la realización del I Congreso de la Internacional Comunista, el 4 de marzo de 1919. Tras él, los miembros del Presídium: Gustav Klinger, Hugo Eberlein, [Zinoviev], Vladimir Lenin, Fritz Platten y Endre Rudnyánszky. Al costado superior izquierdo, un retrato del entonces recién asesinado Karl Liebknecht, y abajo, leyendo un periódico, Valerian Obolensky

La fundación de la III Internacional se llevó a cabo en medio de la Guerra Civil cuando la recién nacida Unión Soviética (URSS) sufrió la invasión de 14 ejércitos imperialistas que buscaban derrotar el primer estado obrero surgido. Pero su fundación no hizo mas que consolidar un acontecimiento que alteró el curso de la historia humana. 

Los obreros ya habían tomado el poder en sus manos por primera vez en el breve, y glorioso episodio de la Comuna de París, pero la Revolución Rusa que comenzó en febrero del 1917 abrió una nueva Época en la historia humana, la época de la Revolución Socialista Internacional en la cual la clase obrera mundial se lanza a la lucha por la abolición del capitalismo, y la lucha por el socialismo en todo el mundo.

Ésta es la época que estamos viviendo hoy, en la cual ha comenzado la gigantesca tarea de la construcción socialista de la sociedad. El II Congreso Mundial de la Internacional Comunista reunido en agosto de 1920 constató el triunfo definitivo del Ejército Rojo, que estuvo bajo el mando de León Trotsky. La Revolución Rusa fue parte de una oleada revolucionaria que sacudió al mundo entre los años 1917 y 1922 en Francia, Alemania, Hungría, Gran Bretaña, los Balcanes, etc. Una de las grandes revoluciones fue la de Irlanda en lucha por su liberación nacional mediante guerra de guerrillas contra el Imperio Británico entre 1919 y 1921 encabezada por el Ejército Republicano Irlandés (IRA), y la segunda oleada de lucha revolucionaria entre el 28 de junio de 1922 y el 24 de mayo de 1923, que tuvo como bastión la República de Munster.

En México, se produjo la extraordinaria Revolución Mexicana, entre 1910, y 1920, dirigida por Emiliano Zapata, y Pancho Villa quienes desarrollaron las guerrillas de masas, un proceso revolucionario que dio origen a organismos de autodeterminación de masas como la Comuna de Morelos. En todas partes surgieron organismos de autodeterminación, y autoorganización obrera y popular que expresaban el poder de la clase obrera, y disputaban el poder a la clases explotadoras. Lenin y Trotsky esperaban el triunfo de la revolución en Alemania, en ese momento el país más importante de Europa. Un triunfo de la revolución en Alemania habría permitido la unidad de la URSS con los nuevos estados obreros emergentes en Europa,  posibilidad que había estado al alcance de las manos cuando en noviembre de 1918 una ola revolucionaria sacudió Alemania.

Debajo: Obreras y obreros rusos sostienen los retratos de Lenin, Marx, Liebknecht y Trotsky durante un desfile conmemorativo del Día Internacional de los Trabajadores en la ciudad portuaria de Vladivostok, Rusia, en 1919
Debajo: Obreras y obreros rusos sostienen los retratos de Lenin, Marx, Liebknecht y Trotsky durante un desfile conmemorativo del Día Internacional de los Trabajadores en la ciudad portuaria de Vladivostok, Rusia, en 1919

La ola revolucionaria en Alemania tuvo lugar justo un año después de la victoria de Lenin y los bolcheviques en Rusia. Para el pueblo alemán la Primera Guerra Mundial había sido una pesadilla interminable tanto para los civiles en el frente interno como para los soldados en las trincheras.

Grandes extensiones de Europa quedaron devastadas, millones de personas murieron o resultaron heridas y la gran mayoría de las víctimas procedían de la clase trabajadora. La escasez de alimentos acompañó las derrotas militares, y la pobreza y miseria comenzó a golpear duramente sobre el pueblo.

El desarrollo de la revolución mundial, y de la revolución europea, dependía de la revolución alemana, porque Alemania era en ese momento el país más importante de Europa. Los ojos de la clase obrera mundial, y sobre todo de los bolcheviques y lis dirigentes de la III Internacional estaban puestos en Alemania, que el cual sería el capítulo mas importante que se abría tras el triunfo de la Revolución Rusa.

Pero el gobierno socialdemócrata alemán de Friedrich Ebert reprimió las movilizaciones con la milicia nacionalista denominada los «Cuerpos Libres» (Freikorps). Esos cuerpos militares asesinaron en enero del 1019 a los principales dirigentes del Marxismo alemán, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, el 15 de enero.

Tanto la derrota de la revolución alemana, como el asesinato de los principales dirigentes significó la derrota del conjunto de la revolución en Europa.

La derrotas en Alemania y Hungría, habían abierto una etapa contrarrevolucionaria de derrotas y retroceso. El III Congreso de la Internacional Comunista en julio del 1921 constataba que la situación mundial había cambiado profundamente, y la revolución solo había triunfado en Rusia.


Jules Humbert-Droz (Suiza), Leon Trotsky, Vasil Kolarov (Bulgaria), Fernand Loriot (Francia), Grigori Zinoviev, Egidio Gennari (Italia, tapado por Zinoviev) y Vladimir Lenin en el presídium del III Congreso Mundial de la Internacional Comunista (Comintern), escuchan a un orador en el Salón Andreevsky del Kremlin en Moscú, en junio de 1921

Un sector de la Internacional encabezado por Stalin comenzó a plantear posturas nacionalistas con la teoría del "Socialismo en un solo país", una teoría opuesta al Marxismo que siempre había postulado la necesidad de una Revolución Internacional contra el capitalismo para construir el socialismo.


León Trotsky y Karl Radek hablan en el II Congreso de la Internacional Comunista

 

El IV Congreso Mundial de la Internacional Comunista en diciembre de 1922 se dio con la ausencia de Lenin que habia quedado prácticamente incapacitado por la parálisis provocada por un accidente cerebrovascular. Trotsky que había liderado el Ejército Rojo para triunfar sobre la invasión imperialista, fue el dirigente más destacado del Congreso y mantuvo la consigna de seguir trabajando por la revolución mundial.

​Las posturas nacionalistas que encarnaban la teoría del "Socialismo en un solo país", encabezadas por el grupo de Stalin, se había apoderaron del aparato del partido y el estado. Removieron a Zinoviev de la presidencia de la Internacional, con lo cual tanto la URSS como la Internacional quedaron bajo control del stalinismo.



Imágenes de Lenin dirigente de la Revolución Rusa en el Canal You Tube de La Marx

El retroceso de la revolución mundial había fortalecido a los sectores de derecha de la III  Internacional, que abandonaban los principios del Marxismo, adaptándose a la nueva coyuntura mundial abierta tras la derrota de la revolución Europea. Ante la traición de estos dirigentes, Trotsky fundó la Oposición de Izquierda en 1923, para oponerse a la usurpación de poder a manos de una burocracia nacionalista.

Sin embargo, justo en esa época, durante 1923-24, la reacción burocrática dentro de la Unión Soviética estaba ganando rápidamente terreno dentro del Estado y el partido. El aislamiento de la Revolución Rusa en condiciones de atroz atraso dio lugar a una enorme burocracia ansiosa por disfrutar de los frutos de la victoria. La oposición de la burocracia a la revolución mundial tenía una base material. El estrato creciente de funcionarios conservadores quería una vida tranquila, sin la tormenta y el estrés de la revolución y libre del control de las masas. Ante cada revés para la clase trabajadora, esta casta privilegiada compuesta por millones de funcionarios –muchos de ellos ex burócratas zaristas– reunió mayor poder en sus manos, haciendo a un lado a codazos a la exhausta clase trabajadora.

Este proceso encontró su reflejo dentro del Partido Comunista Ruso, donde esta casta advenediza de funcionarios gravitaba alrededor de la figura decorativa de Stalin, quien, con su estrecha perspectiva administrativa y puramente nacional, era el más adecuado para reflejar sus puntos de vista conservadores e intereses materiales. La teoría del "socialismo en un solo país", propuesta en el otoño de 1924, era un reflejo del desdén de la burocracia por la revolución mundial. Deseaban que los dejaran solos para "seguir adelante" con la tarea de dirigir el Estado soviético, sin la molesta interferencia de la democracia obrera. Lenin estaba cada vez más alarmado por el ascenso de la burocracia en las instituciones estatales y del Partido y formó un bloque con Trotsky para combatirlo. Pero a partir de 1922 Lenin quedó incapacitado a través de una serie de ataques, y detrás de escena el triunvirato de Stalin, Kamenev y Zinoviev maniobraba para aislar a Trotsky. El Testamento de Lenin, en el que exigía la destitución de Stalin como secretario general y describía a Trotsky como el miembro más capaz del Comité Central, se ocultó a los miembros del Partido y se orquestó una campaña de mentiras y calumnias contra Trotsky y la Oposición.

Después de la última enfermedad de Lenin, Trotsky asumió sobre sus hombros la lucha contra Stalin y la creciente amenaza burocrática, luchando por el programa leninista de internacionalismo proletario y democracia obrera. Lanzó la Oposición de Izquierda a finales de 1923, tras el fracaso de la Revolución Alemana, en un intento de defender las ideas fundamentales de Lenin que estaban siendo revisadas y descartadas sistemáticamente. El estallido de esta lucha dentro de Rusia entre la Oposición y el triunvirato de Stalin, Zinoviev y Kamenev estuvo contenido, en primer lugar, en la dirección del PCUS. Sin embargo, la lucha tuvo su propio impulso y, con la muerte de Lenin, la campaña para desacreditar a Trotsky como sucesor de Lenin pronto pasó a las filas de la Internacional Comunista. Al igual que dentro del aparato del Partido Ruso, donde Stalin había utilizado su posición para seleccionar personal que fuera leal a su facción, Zinoviev seleccionó líderes en secciones separadas que demostraron ser más receptivos a Moscú. Sin embargo, en estos primeros días del movimiento comunista, la dirección se vio obligada a permitir una discusión pseudodemocrática sobre las cuestiones planteadas por la Oposición que había estallado en el Partido Ruso.

El choque entre Stalin y Trotsky fue informado por primera vez al Partido Británico a principios de 1924, poco después de la muerte de Lenin. La prensa del partido publicó informes sobre la resolución aprobada en la XIII Conferencia del Partido Comunista Soviético condenando el faccionalismo de Trotsky y clasificando el "trotskismo" como una desviación pequeñoburguesa. A finales de año, los ataques al "trotskismo" se hicieron más frecuentes. Tom Bell, el secretario general, presentó una resolución condenando a Trotsky en el Consejo del Partido el 30 de noviembre de 1924. Ignorando por completo las cuestiones políticas en juego, destacó el fracaso de Trotsky en adherirse a las reglas del partido como su principal argumento para condenar a la Oposición. "La cuestión de Trotsky, nos parece, es una cuestión de disciplina. No discutimos ni discutimos el enfoque ideológico de Trotsky sobre la cuestión en su conjunto. Nuestro partido se preocupa fundamentalmente por la cuestión de la disciplina", afirmó Bell. Si bien en el Consejo del Partido hubo inquietud con varias voces que cuestionaban la posición de la dirección del Partido, cuando llegó la votación, la condena de Trotsky fue aprobada por unanimidad. [1]

Luego, en enero de 1925, se entregó un informe del Consejo del Partido a un agregado de Londres de 300 miembros. JT Murphy, a pesar de tener sólo un resumen de las opiniones de Trotsky, describió el caso contra Trotsky y su violación de las decisiones del Partido Ruso y la Internacional. al reabrir el debate sobre las opiniones de la oposición consideradas "cerradas" por el partido. En la reunión, Trotsky fue defendido por Arthur Reade, miembro del Comité de Distrito de Londres, quien presentó una resolución lamentando el "voto apresurado del Consejo del Partido" al condenar a Trotsky y llamó al CPGB a apoyar al ala izquierda del Partido Ruso. . Después de la discusión, la moción de Reade recibió, según el informe del Weekly Worker , 10 votos. ( Semanario de los Trabajadores , 23 de enero de 1925). El 30 de enero, Reade escribió al periódico quejándose de que sólo había 200 presentes y de que su moción de aplazamiento sólo fue rechazada por 81 a 65, y en la votación final, su moción recibió 15 votos. [2] En cualquier caso, el liderazgo ganó sin lugar a dudas.

El PC británico, que había mostrado poco interés en la teoría política o en las disputas sobre el "socialismo en un solo país", había apoyado plenamente a los líderes del partido en Moscú. Aproximadamente por esta época, el Partido publicó un libro, probablemente en mayo de 1925 aunque no contenía fecha, titulado Los errores del trotskismo , que imprimió las Lecciones de octubre de Trotsky y una serie de respuestas de Zinoviev, Kamenev, Stalin, Krupskaya (que inicialmente había estado cerca de la oposición) y otros. El libro no pretendía ser un análisis de las ideas de Trotsky, sino que, como indica claramente el título, era un ataque al "trotskismo". JT Murphy, que iba a sustituir a Bell como representante británico en el Comité Ejecutivo Internacional, escribió la introducción. En ese momento, dado el prestigio de Trotsky en las filas comunistas, quienes atacaron a Trotsky tuvieron que ser algo cautelosos. "Es indudablemente cierto", afirma Murphy, "que fue una gran sorpresa para la clase trabajadora británica cuando vieron a la Internacional Comunista en medio de una gran controversia con el camarada Trotsky". [3]

Murphy se vio obligado a reconocer, incluso en ese momento, la colosal reputación y autoridad de Trotsky dentro de las filas de la Comintern. En su preámbulo afirma: "El nombre del camarada Trotsky siempre ha estado asociado en nuestras mentes con el del camarada Lenin. '¡Lenin y Trotsky!' Estos fueron los nombres con los que evocamos todos nuestros pensamientos y sentimientos sobre la Revolución Rusa y la Internacional Comunista. A medida que las noticias de la Revolución Rusa se difundieron hacia el oeste, estas dos figuras surgieron gigantescamente sobre nuestro horizonte y nunca pensamos en diferencias. ... Sólo vimos líderes, soviéticos y masas, y sobre todo los grandes gigantes históricos, Lenin y Trotsky." [4] Sin embargo, una serie de artículos, que llenaron la mayor parte de este libro, escritos por líderes de la Comintern, fueron utilizados para reforzar el mito del "trotskismo".

Es interesante notar que cada una de las personas que escribieron estos artículos anti-Trotsky fue expulsada o en contra de Moscú en los años siguientes. JT Murphy, que había impulsado la expulsión de Trotsky de la Comintern, fue él mismo, irónicamente, expulsado acusado de "trotskismo". Pero la purga en la Internacional Comunista fue sólo una anticipación de la purga mucho más monstruosa mediante la cual Stalin aniquiló físicamente al Partido de Lenin. Incluso la esposa de Lenin, Krupskaya, se encontró en peligro. Cuando intentó protestar contra la expulsión y el arresto de Zinoviev y Kamenev, Stalin le informó con rudeza que siempre podría encontrar otra viuda para Lenin. Uno por uno, Stalin asesinó a toda la Vieja Guardia Leninista. Al final de las Grandes Purgas, sólo quedaba Stalin.

La estalinización de la Internacional Comunista tuvo graves efectos en Gran Bretaña. El Partido Comunista Británico, que tenía todas las posibilidades de convertirse en una fuerza significativa dentro del movimiento obrero, se vio repentinamente atrapado en esta lucha de facciones con la Oposición. Aunque los líderes británicos se alinearon detrás de Stalin, se vieron obligados a reconocer los logros pasados ​​de Trotsky. Incluso a principios de 1926 publicaron el libro de Trotsky ¿ Adónde va Gran Bretaña? y se vieron obligados a defenderlo. Así, en Labor Monthly , Palme Dutt, todavía sin estar seguro de qué camino tomar, emprendió una firme defensa de Trotsky en su reseña del libro. "El libro de Trotsky será leído con entusiasmo y brindará estímulo y ayuda; ayudará a romper las cadenas de la esclavitud a las viejas ideas y direcciones, a dar confianza, claridad y fuerza, y a mostrar el camino llano a seguir en la lucha", afirma Palma Dutt. "La clase obrera inglesa tiene motivos para estar agradecida a Trotsky por su libro y esperar que no se detenga en este breve esbozo, sino que lleve adelante su trabajo de interpretación, polémica y elucidación, y elabore más su análisis. que es tan necesario en Inglaterra". ( Labour Monthly , abril de 1926). Sin embargo, cualquier indicio de apoyo se había evaporado por completo cuando Trotsky criticó al Comité Sindical Anglo-Ruso y fue expulsado del PC ruso a finales de 1927.

"El libro", escribió Trotsky más tarde, "apuntaba esencialmente a la concepción oficial del Politburó, con su esperanza de una evolución hacia la izquierda por parte del Consejo General británico, y de una penetración gradual e indolora del comunismo en las filas del Partido Comunista". Partido Laborista británico y sindicatos." [5]

Esto no fue una mera especulación. En el Quinto Congreso de la Internacional Comunista en 1924, Zinoviev, que todavía estaba aliado con Stalin, después de referirse al PC británico como la sección más importante de la Internacional, declaró: "No sabemos exactamente cuándo surgió el Partido Comunista de Masas de Inglaterra. vendrá, ya sea sólo por la puerta Stewart-MacManus o por alguna otra puerta". [6] La "otra puerta" fue a través de un "acuerdo" con el ala izquierda del Partido Laborista y los sindicatos, que tendría consecuencias desastrosas en el Comité Sindical Anglo-Ruso y la desorientación del PC británico durante la Asamblea General. Huelga de 1926.

Como resultado de la aceptación de las políticas de Stalin, que ahora giraban marcadamente hacia el oportunismo, el Partido Comunista Británico perdió cada vez más de vista su papel independiente en el orden de las cosas. Después de que una delegación del TUC visitó la Unión Soviética en 1925, Moscú buscó cada vez más ayuda en estos burócratas de izquierda. Tenían ilusiones de que las "izquierdas" podrían ayudar a romper el aislamiento de Rusia e incluso introducir el comunismo en Gran Bretaña "por la puerta trasera". Como consecuencia, el Comité Sindical Anglo-Ruso fue formado por representantes de los sindicatos británicos y rusos para promover la unidad sindical y servir como medio de protección ante un posible ataque militar contra la URSS. El presidente del TUC, Purcell, junto con Hicks, Bromley y Swales, se convirtieron en amigos muy valorados de la Unión Soviética y, como resultado, deberían ser considerados como tales por el Partido Comunista Británico. Este enfoque tendría graves consecuencias en la huelga general de 1926. Cuando estalló la Huelga en mayo de ese año, estas "izquierdas" capitularon ante la derecha, quien a su vez capituló ante el gobierno de Baldwin. La derecha vendió a la clase trabajadora, lo que no sorprendió a los trabajadores avanzados. Sin embargo, la traición de los "izquierdistas" del TUC, que contaban con el apoyo de los comunistas, provocó una confusión y una desilusión generalizadas.

En el transcurso de la Huelga General, el Partido Comunista creció hasta alcanzar unos 10.000 miembros, pero en poco tiempo, la mayor parte de los nuevos reclutas se retiraron y abandonaron el Partido. Durante la huelga, el CPGB no actuó como partido revolucionario independiente, advirtiendo de los peligros tanto de la izquierda como de la derecha. A pesar de las demandas de la Oposición de Izquierda de que los sindicatos soviéticos rompieran con el TUC británico por su traición a la huelga y renunciaran al comité anglo-ruso, los estalinistas se aferraron a sus faldones, hasta que fueron abandonados sin contemplaciones por sus amigos de buen tiempo. Para los trabajadores avanzados, no fueron sólo las acciones traicioneras de los reformistas de izquierda las que quedaron desacreditadas, sino también el papel del Partido Comunista, que actuó como fachada "revolucionaria" para las falsas izquierdas. Este fue el resultado de la línea oportunista que la dirección rusa impuso a los comunistas británicos.

Unos meses después de que Palme Dutt escribiera su artículo elogiando a Trotsky, Thaelmann, el líder comunista alemán, comentó que el PC británico era el único partido importante que no tenía diferencias con el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (ECCI). Fue considerado el más "leal" y sus dirigentes, tras un período de selección, considerados los más dóciles por el Kremlin. Pollitt y compañía simplemente siguieron cada cambio en la línea del partido. En todas las ocasiones estuvieron con la "mayoría". El Partido Británico aceptó la Línea oficial de Moscú como una medida necesaria para consolidar el socialismo en Rusia. Aceptaron sin dudas la idea de la teoría del "socialismo en un solo país". En febrero de 1926, la resolución del pleno ampliado del ejecutivo de la Comintern elogió la "ausencia de luchas entre facciones en el Partido Británico". No es casualidad que Stalin considerara al partido británico como una de las mejores secciones de la Internacional.

La expulsión de la oposición


James Cannon llega al trotskismo

James Cannon era un dirigente revolucionario norteamericano que fue electo delegado del partido a la Internacional Comunista en el IV Congreso. Tras ser candidato al Congreso de los Estados Unidos por el distrito de Nueva York en 1922, Cannon conocio la posiciones del trotskismo. Así lo explico: "...Casi por accidente, en la primavera del mismo año, me crucé con uno de los documentos de la Oposición rusa ... Por distintas razones fui convenciéndome que, al contrario de cómo se los caracterizaba, no eran contrarrevolucionarios. A fines de la primavera y comienzo del verano de 1928 fue llamado en Moscú el VI Congreso Mundial de la IC. Partimos hacia Moscú (...) en una gran delegación representando a todas las fracciones (...). Íbamos al Congreso Mundial para ver qué ayuda podíamos obtener para arreglar nuestros problemas aquí en casa. (...) Yo no tenía ninguna expectativa de obtener una real clarificación sobre la cuestión rusa, sobre la disputa con la Oposición. En ese momento, parecía que la Oposición había sido destruida por completo. Los dirigentes habían sido expulsados de sus partidos. Trotsky estaba en el exilio en Alma-Ata. Alrededor del mundo los simpatizantes que podían tener habían sido expulsados de sus partidos. Parecía no haber perspectivas de revivir la cuestión. Sin embargo, esto continuaba molestándome.El VI Congreso se comprometió a adoptar por primera vez un programa, el programa definitivo de la IC. (...) Allí llegamos al VI Congreso en 1928, teniendo ante nosotros el borrador de un programa que sostenía la autoridad de Bujarin y Stalin.Me pusieron en la Comisión de Programa (...). Trotsky... expulsado del Partido ruso y de la IC, apeló al Congreso (...) no sólo con un documento que apelaba a su expulsión, sino con una tremenda contribución teórica bajo la forma de una crítica al borrador del programa de Bujarin y Stalin. A través de algunos deslices en el aparato de Moscú, que suponía ser burocráticamente hermético, este documento de Trotsky llegó a la sala de traducción de la IC (...). ¡Entonces, he aquí que fue puesto en mis manos y traducido al inglés!. Maurice Spector [Presidente del Partido Comunista de Canadá], delegado del partido canadiense, y en algunas cosas del mismo modo de pensar que yo, estaba también en la Comisión de Programa y consiguió una copia (...). Luego [de estudiar el doc], supe qué tenía que hacer y él también. Nuestras dudas fueron resueltas. Estaba tan claro como la luz del día que la verdad marxista estaba del lado de Trotsky. Hicimos un bloque allí -Spector y yo- y después decidimos que volveríamos a casa y comenzaríamos una lucha bajo la bandera del trotskismo. (...) Así que al final regresamos a casa, creo que en septiembre (...). Saqué de contrabando de Rusia la crítica de Trotsky al proyecto del programa y me lo traje conmigo.»- James P. Cannon, "La historia del trotskismo norteamericano (1928-1938)", Ediciones IPS, pp. 48-57.


Las sesiones de la Internacional Comunista, Lenin en una de sus últimas apariciones, y Trotsky en la presidencia del IV Congreso


La Revolución en Alemania

Los disturbios, huelgas masivas y motines contra la guerra imperialista en todo el país adquirieron un carácter insurreccional. Inspirado por sus hermanos y hermanas rusos, el proletariado alemán entró en el escenario de la historia mundial. El viejo y podrido sistema del Kaiser y del Imperio Alemán fue derribado en cuestión de semanas y la situación estaba madura para una toma proletaria del poder en Alemania. La Revolución Alemana de noviembre de 1918 abarcó a millones de personas. Como ocurrió en Rusia, la mayoría de los que habían entrado últimamente en la escena política recurrieron a los partidos que ya conocían.

En Rusia, después de febrero, el poder pasó a los mencheviques y los social revolucionarios. En Alemania, las masas comenzaron con el Partido Socialdemócrata (SPD) y, en menor medida, con los Socialdemócratas Independientes (USPD). Sólo a través de la experiencia práctica pudieron las masas más amplias aprender que ni los líderes del SPD ni del USPD podían resolver sus problemas. En una revolución, la conciencia de las masas cambia rápidamente, pero para que puedan tomar el poder, la historia ha demostrado que es necesario un partido revolucionario que les proporcione liderazgo.

Quien se encontraban frente a la dificil tarea de construir el partido revolucionario era un joven equipo de dirigentes encabezado por Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht. Ambos se enfrentaban a una tarea difícil porque en Alemania se encontraba la organización reformista mas grande del mundo el Partido Socialista de Alemania (SPD) que había traicionado la revolución votando los créditos de guerra. Lo que a los bolcheviques les había llevado dos décadas construir Luxemburgo y Liebknecht debían hacerlo en unos pocos meses un desafío enorme en medio de una revolución. Conscientes de las dificultades optaron por afrontar la tarea.

Rosa Luxemburgo estaba en contra de llamar "comunista" al partido. Según ella, era mejor llamar al partido "socialista" porque, en su opinión, así sería más fácil ganar miembros de los partidos socialistas para la Segunda Internacional. Temía que el nombre "Partido Comunista" conectara demasiado al nuevo partido con los rusos y asustara a la gente. Todavía era mucho más cautelosa y orientada hacia los miembros de la vieja internacional que Lenin, quien argumentaba que era necesaria una ruptura clara con el socialchovinismo en todas sus formas y que, por lo tanto, "comunista" era la mejor bandera.

La propuesta de Luxemburgo fue rechazada por la dirección de los espartaquistas, la Zentrale, que decidió que el partido debería llamarse "comunista". El 29 de diciembre de 1918, los espartaquistas votaron 80 a favor y 3 en contra de abandonar el SPD y convertirse en un partido independiente. Al día siguiente, el 30 de diciembre de 1918, se reunieron 129 delegados de los espartaquistas, la Organización Juvenil Socialista Libre y la Internacional Comunista (IDK), y fundaron el Partido Comunista Alemán, conocido como KPD. Sin embargo, el nombre de los espartaquistas también perduró.

En "Nuestro programa y la situación política", Luxemburgo expuso el programa político del partido y analizó las condiciones objetivas. Comenzó explicando la conexión del nuevo partido con Marx y Engels y el "Manifiesto Comunista", además de argumentar que el SPD estaba degenerado y divorciado de esta base revolucionaria. Según ella, ha llegado el momento de abordar el legado del SPD. "Nuestro programa se opone deliberadamente al punto de vista del Programa de Erfurt; se opone deliberadamente a la separación de las demandas inmediatas, llamadas mínimas, formuladas para la lucha política y económica, del objetivo socialista considerado como un programa máximo. En esta oposición deliberada [al Programa de Erfurt] liquidamos los resultados de setenta años de evolución y, sobre todo, los resultados inmediatos de la Guerra Mundial, cuando decimos: Para nosotros no hay ningún programa mínimo ni máximo; El socialismo es una y la misma cosa: esto es lo mínimo que tenemos que realizar hoy". ("Nuestro Programa y la Situación Política", Escritos Políticos , p. 288)

Según Luxemburgo, la primera fase de la revolución que comenzó el 9 de noviembre, cuando surgieron los consejos de trabajadores y soldados había terminado. Esta primera fase llevó al triunfo del movimiento de la Revolución de noviembre de 1918 lo que provocó la caída de la centenaria monarquía alemana de los "kaisers" y por primera vez, la instauración del modelo republicano en Alemania. Surgió así la "República de Weimar" denominación que procede de la ciudad alemana de Weimar, donde se reunió la Asamblea Nacional constituyente y se proclamó la nueva constitución, que fue aprobada el 31 de julio y entró en vigor el 11 de agosto de 1919.

El primer presidente de la República de Weimar fue Friedrich Ebert, elegido como líder del SPD a la muerte en 1913 de August Bebel. En 1914, poco después de que asumiera el liderazgo, el partido se dividió profundamente por el apoyo de Ebert a los préstamos de guerra para financiar el esfuerzo bélico alemán en la Primera Guerra Mundial. La asunción del gobierno de Ebert-Scheidemann despertó ilusiones: entre proletarios y soldados acerca de la "unidad bajo la bandera del llamado socialismo". Rosa Luxemburgo apostaba a que esas ilusiones se disiparan para abrir camino a una nueva fase, en la que el gobierno perdería cada vez más su apoyo, no sólo entre los trabajadores, sino también entre la pequeña burguesía y los soldados.

Por lo tanto, según Luxemburgo, en la siguiente fase el gobierno Ebert-Scheidemann pasaría a la dictadura: "Las circunstancias obligarán a Ebert y Scheidemann a recurrir a la dictadura, con o sin declaración del estado de sitio ... conducirán a una lucha cuerpo a cuerpo declarada entre la revolución y la contrarrevolución" (Escritos políticos , pág. 296). En su discurso en el Congreso de Fundación del Partido Comunista, Luxemburgo hizo mucho para advertir contra la creencia de que la victoria sería fácil."Tal como lo describo, el proceso puede parecer bastante más tedioso de lo que uno había imaginado al principio. Creo que es saludable que tengamos perfectamente claras todas las dificultades y complicaciones de esta revolución ... No intento profetizar cuánto tiempo será necesario para este proceso. ¿A quién de nosotros le importa el tiempo? ¡Quién se preocupa, siempre y cuando nuestras vidas sean suficientes para lograrlo! (Nuestro Programa y la Situación Política", Escritos Políticos, pag. 308)

Cuando Karl Radek llegó a Alemania a mediados de diciembre de 1918, quedó impactado por el ultraizquierdismo de los espartaquistas:"Compré un ejemplar del periódico Rote Fahne . Mientras conducía hacia el hotel, hojeé el periódico. ¡Me invadió la alarma! Por el tono del periódico, parecía que el conflicto final estaba sobre nosotros. No podría estar más sesgado. ¡Ojalá pudieran evitar exagerar!... "Fue la cuestión de cómo relacionarse con la Asamblea Constituyente lo que suscitó la controversia... Era una idea muy tentadora oponer la consigna de los consejos a la de una asamblea constituyente. Pero el propio congreso de consejos se pronunció a favor de la asamblea constituyente. Difícilmente podrías saltarte esa etapa. Rosa y Liebknecht reconocieron eso... Pero la juventud del Partido estaba decididamente en contra, 'lo disolveremos con ametralladoras'. (Citado en Debates sobre el poder soviético , págs. 159 y 162).

Uno de los primeros debates en el congreso fundacional giró en torno a la participación en las elecciones a la Asamblea Nacional. Paul Levi presentó la posición de la dirección: la burguesía alemana quería utilizar la Asamblea Nacional para liquidar la revolución con la ayuda del SPD, pero, aun así, los comunistas tenían que participar. Las elecciones significarían que la atención de las masas se dirigiría a la Asamblea Nacional durante meses y los comunistas tendrían que aprovechar la oportunidad. Hubo un desacuerdo generalizado sobre la propuesta de participar en las elecciones entre los jóvenes delegados, que interrumpieron repetidamente a Levi con abucheos.

Luxemburgo, que por lo demás había condenado enérgicamente a la Asamblea Nacional como un desvío opuesto a los consejos de trabajadores y soldados, estuvo de acuerdo con Levi y el resto de la dirección en que, después de que los consejos hubieran decidido convocar elecciones a la Asamblea Nacional, era necesario participar en ellos y utilizarlos para transmitir el programa político comunista y así tratar de llegar a las masas. Pero Luxemburgo y el resto de la dirección no pudieron convencer a la mayoría de los miembros de que ésta era la táctica correcta. La propuesta de la dirección de participar en las elecciones a la Asamblea Nacional fue rechazada.

El problema es que en Alemania, a principios del año 1918-1919, una mayoría de las masas todavía apoyaba al SPD y al USPD. Los trabajadores y el pueblo valoraban las conquistas de la revolución de Noviembre del 1918 y veían la convocatoria de una Asamblea Nacional como un paso adelante. Los jóvenes espartaquistas hacían un análisis mecánico comparando la revolución de Alemania con la de Rusia: ¿Acaso no disolvieron los bolcheviques la Asamblea Constituyente? La diferencia fue, como señaló Luxemburgo, que los bolcheviques hicieron esto después de que ya habían ganado la mayoría de los soviets mediante el levantamiento, y después de que el Congreso soviético había tomado el poder. En Alemania, a principios del año 1918-1919, la tarea de los comunistas debía ser ganarse el apoyo de la mayoría de los trabajadores.

El boicot de los comunistas a la Asamblea Nacional significó que se aislaron de las masas, que participaron y apoyaron las elecciones, entre otras cosas por la introducción del sufragio universal. Si bien los comunistas boicotearon las elecciones, participó el 83 por ciento de la población, la mayor proporción jamás registrada en la historia de Alemania. Incluso después de esta experiencia, un ala del Partido Comunista mantuvo su posición. Lenin les respondió:

"¿¡Cómo se puede decir que 'el parlamentarismo es políticamente obsoleto', cuando 'millones' y 'legiones' de proletarios no sólo están todavía a favor del parlamentarismo en general, sino que son francamente 'contrarrevolucionarios'!? Es obvio que el parlamentarismo en Alemania aún no está políticamente obsoleto. Es obvio que los "izquierdistas" en Alemania han confundido su deseo, su actitud político-ideológica, con la realidad objetiva. (Lenin, El comunismo de izquierda: un trastorno infantil , p. 47) Además, en lo que respecta al gobierno, los jóvenes comunistas adoptaron una posición ultraizquierdista. Según ellos, el Partido Comunista debería plantear la consigna de que hay que derrocar al gobierno de Ebert-Scheidemann.

Rosa Luxemburgo les advirtió en el congreso que el gobierno no podía simplemente ser derrocado, sino que tenía que ser socavado por las masas para enfrentar las fuertes tendencias ultraizquierdistas. Éstas tendencias ultraizquierdistas también se expresaron en el congreso en dos mociones que proponían que la afiliación sindical era incompatible con la afiliación al Partido Comunista y que los comunistas deberían optar por no pertenecer a los sindicatos porque en los sindicatos había una mayoría socialdemócrata.

La dirección del Partido Comunista logró evitar una votación transfiriendo el tema a una discusión en una comisión sindical porque se dio cuenta de que un boicot a los sindicatos los aislaría seriamente de las masas. Antes de la revolución de Noviembre del 1918 los sindicatos contaban con 1,5 millones de miembros, en 1918, el número había aumentado a 2,2 millones y luego a 7,3 millones a finales de 1919. Según la dirección del Partido Comunista, la tarea de los comunistas era trabajar en los sindicatos,conectando así con las masas. y alejarlos de la influencia política de los socialdemócratas. Pero debido a la oposición entre los miembros,

Durante todo el congreso se mantuvieron negociaciones con representantes de los delegados sindicales revolucionarios, pero estos estaban preocupados por las tendencias ultraizquierdistas de los comunistas. Por lo tanto, plantearon una serie de demandas para unirse a ellos, entre ellas que se abandonara la decisión de boicotear las elecciones; que la comisión del programa tendría igual representación; y que cualquier referencia a los espartaquistas debería eliminarse del nombre del partido. Pero los comunistas rechazaron las peticiones con lo cual los delegados sindicales revolucionarios optaron por permanecer fuera del nuevo Partido Comunista y se unieron al USPD.

Esto fue un duro golpe que debilitó gravemente a Partido Comunista de Alemania. Los delegados sindicales revolucionarios eran el grupo que tenía la mejor conexión con los trabajadores de las fábricas de Berlín, y sin ellos, los comunistas no tenían nada realmente establecido entre la clase trabajadora, además de que al mismo tiempo, significó que los trabajadores más radicales de las fábricas de Berlín se vieron privados de una dirección política revolucionaria y quedaron bajo el dominio del ala izquierda del reformista USPD. Rosa Luxemburgo vió todos estos problemas que las tendencias ultraizquierdistas acarreaban al partido, pero pensó que eran corregibles. Sobre la votación sobre la participación en la Asamblea Constituyente Rosa Luxemburgo minimizaba el fenómeno y el surgimiento del Partido Comunista de Alemania se volvió un elemento de gran importancia a nivel internacional dado que surgía en Europa un partido que tomaba posición a favor de la Revolución Rusa, lo que despertaba la esperanza de romper el aislamiento del poder soviético.

El partido fue fundado, pero aún estaba lejos de estar listo para llevar a la clase trabajadora al poder. Luxemburgo y el resto de los dirigentes no podían hacer más que esperar y desear que los acontecimientos demostraran que habían tenido razón y que los jóvenes miembros aprenderían de sus propias experiencias y abandonarían sus tendencias ultraizquierdistas. El problema era que la revolución acababa de comenzar, pero los comunistas no tenían el tiempo de su lado. La contrarrevolución en Alemania, encabezada por los socialdemócratas, estaba mucho mejor organizada y tenía más experiencia que su contraparte rusa en 1917. La contrarrevolución no esperó y el nuevo partido enfrentó una prueba crucial inmediatamente después de su formación. .

La rebelión espartaquista

La clase dominante y la cúpula del SPD se habían impacientado. La agitación revolucionaria había durado bastante y era hora de lanzar la contrarrevolución. Pero los trabajadores, especialmente en Berlín, también se habían impacientado: sentían que el poder se les escapaba de las manos. Esta creciente impaciencia en ambos lados fue el telón de fondo de lo que más tarde se conoció como la "Semana Espartaquista", a pesar de que los espartaquistas no habían iniciado ni organizado el movimiento.

A principios de enero la situación era crítica. El USPD acababa de retirarse del gobierno y corrían rumores de que se estaba preparando un golpe militar, mientras continuaba la caza de brujas contra los espartaquistas. El Estado Mayor y los ministros socialdemócratas planearon un enfrentamiento sangriento con los espartaquistas que, desde la formación del KPD, habían hecho campaña para derrocar al gobierno. El objetivo era abordar la revolución y preparar el camino para una "solución" militar. El nuevo ministro de Defensa, Noske (un socialdemócrata) estaba preparado para liderar las tropas contrarrevolucionarias en el ataque.

El gobierno encontró la excusa para atacar en una cuestión secundaria: la eliminación de Emil Eichhorn, el jefe de policía izquierdista de Berlín. Eichhorn era del USPD y el gobierno lo veía como una amenaza porque había organizado una fuerza policial de izquierda de 2.000 trabajadores y soldados leales a la revolución. Si lo destituyeran, no sólo prescindirían del izquierdista Eichorn como jefe de policía, sino que su dimisión también podría actuar como un trapo rojo para los trabajadores izquierdistas de Berlín. Esto provocaría una revuelta y luego podrían movilizar a los militares para aplastar el levantamiento.

El gobierno inventó una serie de acusaciones falsas contra Eichhorn y el 4 de enero se le notificó que debía dimitir. Pero Eichhorn se negó, alegando que contaba con el apoyo de las masas, estaba inspirado por la revolución y sólo se retiraría si la revolución lo requería.

La tarde del 4 de enero, la dirección del KPD se reunió para determinar su respuesta a la provocación del gobierno. Sabían que en esta situación sería una locura actuar para derrocar al gobierno y, en cambio, sugirieron una huelga general. Broué cita a un comunista anónimo que estuvo presente en la reunión:

"Hubo total acuerdo sobre cómo valorar la situación. Todos los presentes pensaron que sería absurdo intentar apoderarse del gobierno: un gobierno apoyado por el proletariado no habría durado más de quince días. En consecuencia, todos los miembros de la Zentrale [la dirección electa] estuvieron de acuerdo en que debían evitar cualquier consigna que necesariamente hubiera significado derrocar al gobierno de esa época". (Citado en Broué, p. 240)

La actitud de Luxemburgo era que, incluso si se lograra derrocar al gobierno de Ebert, sería inútil, porque las provincias no estaban preparadas para seguir a los trabajadores de Berlín. Era una situación que en muchos aspectos se parecía a las Jornadas de Julio en Rusia. En enero de 1919, los trabajadores de Berlín iban por delante del resto del país.

Cuando el Comité Ejecutivo del USPD en Berlín se enteró del despido de Eichhorn, adoptó inmediatamente una resolución apoyándolo. Se reunieron con representantes de los delegados sindicales revolucionarios y con los dirigentes del KPD para discutir una acción conjunta. Los tres grupos decidieron convocar una manifestación el 5 de enero. Cientos de miles de trabajadores salieron a las calles y marcharon hasta la sede de la policía.

Al mismo tiempo, grupos armados de trabajadores ocuparon la redacción de Vorwärts : todavía no habían perdonado al SPD el "robar" su periódico. Se les convenció para que abandonaran la ocupación, pero pronto la oficina fue ocupada nuevamente, al igual que las redacciones de otros periódicos. Los trabajadores también ocuparon otros edificios, incluidos algunos situados a poca distancia del Reichstag. Los eventos no fueron organizados por los espartaquistas, aunque muchos de los que participaron eran espartaquistas. Por supuesto, también hubo provocadores que participaron en los acontecimientos de la semana, pero no hay duda de que la situación también reflejaba las frustraciones de los trabajadores berlineses.

Al día siguiente, 500.000 personas salieron a la calle, muchas de ellas armadas. En muchas fábricas los trabajadores se declararon en huelga. Fue una de las mayores manifestaciones en la historia de la revolución. La situación estaba llegando a su culminación. El ministro socialdemócrata Gustav Noske escribió más tarde:

"Grandes masas de trabajadores… respondieron al llamado a la lucha. Su eslogan favorito 'Abajo, abajo, abajo' (con el gobierno) resonó una vez más. Tuve que cruzar la procesión por la Puerta de Brandeburgo, por el Tiergarten y de nuevo por delante del cuartel general del Estado Mayor. Muchos manifestantes iban armados. En la Siegessaule se encontraban varios camiones con ametralladoras. En repetidas ocasiones pedí cortésmente que me dejaran pasar, ya que tenía un recado urgente. Amablemente me permitieron cruzar. Si las multitudes hubieran tenido líderes decididos y conscientes, en lugar de charlatanes, ese día al mediodía Berlín habría estado en sus manos". (Citado en Debate sobre el poder soviético , p.248)

Mientras las masas estaban en las calles, representantes de la dirección del USPD, del KPD (Pieck y Liebknecht) y de los síndicos revolucionarios en Berlín se reunieron para discutir lo que debería suceder. No tenían ningún plan ni idea de en qué dirección dirigir a las masas.

El mismo comunista citado anteriormente describió la situación de la siguiente manera:

"Las masas estaban allí desde muy temprano, desde las nueve, en medio del frío y la niebla. Los líderes estaban sesionando en algún lugar, deliberando. La niebla se hizo más espesa y las masas seguían esperando. Pero los líderes deliberaron. Llegó el mediodía, trayendo hambre además de frío. Y los líderes deliberaron. Las masas deliraban de emoción. Querían acción, algo que aliviara su delirio. Nadie sabía qué. Los líderes deliberaron. La niebla se hizo más espesa y con ella llegó el crepúsculo. Las masas regresaron tristemente a casa. Querían algún gran evento y no habían hecho nada. Y los líderes deliberaron. Habían deliberado en el Marstall. Continuaron en la jefatura de policía y todavía estaban deliberando. Los trabajadores estaban afuera, en la vacía Alexanderplatz, con sus rifles en sus manos y sus ametralladoras ligeras y pesadas. En el interior los dirigentes deliberaron. En el cuartel general de la policía apuntaban los fusiles, había marineros en cada esquina y en todas las habitaciones que daban a la calle había una masa bullente de soldados, marineros y trabajadores. En el interior, los líderes estaban sentados, deliberando. Se sentaron toda la tarde y se sentaron toda la noche y deliberaron. Y al amanecer de la mañana siguiente estaban sentados y todavía deliberaban. Los grupos regresaron a la Siegesallee y los líderes todavía estaban sentados y deliberando. Ellos deliberaron y deliberaron y deliberaron". (Citado en Broué, p. 242) Se sentaron toda la tarde y se sentaron toda la noche y deliberaron. Y al amanecer de la mañana siguiente estaban sentados y todavía deliberaban. Los grupos regresaron a la Siegesallee y los líderes todavía estaban sentados y deliberando. Ellos deliberaron y deliberaron y deliberaron". (Citado en Broué, p. 242) Se sentaron toda la tarde y se sentaron toda la noche y deliberaron. Y al amanecer de la mañana siguiente estaban sentados y todavía deliberaban. Los grupos regresaron a la Siegesallee y los líderes todavía estaban sentados y deliberando. Ellos deliberaron y deliberaron y deliberaron". (Citado en Broué, p. 242)

En la reunión se creó un "comité revolucionario" con representantes del USPD, el KPD y los Confederados Revolucionarios, encabezados por Georg Ledebour, Karl Liebknecht y Paul Scholze.

Los líderes se sintieron abrumados por el movimiento masivo y sintieron que el tiempo estaba en su contra. Se les dijo que podían contar con apoyo militar de varios sectores, basándose en información que luego resultó ser cuestionable. Sobre esta base, adoptaron una resolución para destituir al gobierno, pero nunca se emitió. Liebknecht se dejó llevar por el ambiente y apoyó la propuesta. Lo único concreto que surgió de este comité fue la convocatoria de otra manifestación el 6 de enero. Ese día, sin embargo, el comité enfrió el entusiasmo revolucionario. Quedó claro que la mayoría de los trabajadores berlineses estaban dispuestos a hacer huelga y manifestarse, pero aún no a lanzar una insurgencia armada. Y la tarde del 6 de enero el movimiento era demasiado lento. Tanto el Comité Central de Trabajadores y Soldados como el Comité Ejecutivo del Consejo de Berlín aprobaron el despido de Eichhorn. El socialdemócrata Noske se instaló en el cuartel general del Freikorps y preparó el contraataque. El impulso del movimiento había menguado y los líderes obreros desaprovecharon la oportunidad.

En el Comité Revolucionario hubo consenso sobre negociaciones abiertas con el gobierno, pero Liebknecht se opuso. El USPD incluso inició las negociaciones la noche del 6 de enero. El objetivo del USPD era lograr un alto el fuego para poder evacuar los edificios ocupados. El gobierno se fortaleció hora tras hora a medida que el movimiento se debilitaba y alargó las negociaciones lo más posible. Liebknecht visitó a los trabajadores que habían ocupado Vorwärtsy declaró que el USPD había traicionado al movimiento al iniciar negociaciones: la única opción ahora era luchar hasta el final. El 8 de enero, las negociaciones fracasaron y el gobierno anunció que enfrentaría la violencia con violencia. En el edificio del Reichstag se organizó una unidad militar "socialdemócrata" con dos regímenes de seis compañías cada uno. Del lado de la revolución, se creó una Liga de Soldados Rojos, que instaba a los trabajadores armados a salir a la calle. La situación estaba al borde de la guerra civil. En las calles de Berlín se produjeron violentos enfrentamientos. Pero en las reuniones en las fábricas hubo una abrumadora mayoría a favor de poner fin a los combates.

Durante los días 8 y 9 de enero, las fuerzas del gobierno recuperaron más edificios ocupados y sitiaron las oficinas de Vorwärt con la intención de, si fuera necesario, tomarlas por la fuerza. La tarde del 10 de enero, mientras aún estaban en curso las negociaciones, uno de los negociadores, Ledebour, del USPD, fue detenido junto con el líder espartaquista Ernst Meyer.

En la mañana del 11 de enero, las tropas gubernamentales comenzaron a atacar el edificio Vorwärts. Después de dos horas, los ocupantes enarbolaron la bandera blanca y enviaron una delegación para negociar la rendición. Los miembros de la delegación fueron inmediatamente detenidos. Al resto se les dio 10 minutos para rendirse. Varios prisioneros fueron asesinados en el acto.

En las filas de los comunistas hubo una crisis. Radek pidió que el partido se retire ordenadamente y haga un llamamiento a los trabajadores para que vuelvan al trabajo y comiencen una campaña para la reelección de los consejos de trabajadores. Luxemburgo estuvo de acuerdo en que la retirada era necesaria, pero eso no significaba que los comunistas pudieran decirlo abiertamente, ya que esto empujaría a la dirección del USPD a rendirse ante el gobierno.

Luxemburgo evaluó críticamente el levantamiento. Según ella, era positivo que "las masas más amplias del proletariado en Berlín y los principales centros de revolución más allá del reino" se hubieran dado cuenta de que la elección era entre abandonar el socialismo o expulsar del poder al gobierno de Ebert-Scheidemann. Pero el movimiento también mostró debilidades: ¿cómo continuar la lucha? El 8 de enero de 1919 escribió:

"Pero lo que aún está lejos de estar claro, en lo que la debilidad y la inmadurez de la revolución son aún evidentes, es la cuestión de cómo debe llevarse a cabo la lucha para deshacerse del gobierno de Ebert, cómo traducir la madurez interior que la revolución ya ha llegado a los hechos y a las relaciones de poder. Nada ha revelado estas debilidades y deficiencias tan claramente como los últimos tres días". ("Deberes abandonados", Artículos , p. 310)

Criticó duramente a los organismos que estuvieron a la cabeza de las masas durante el levantamiento de enero. Específicamente, condenó a los delegados sindicales revolucionarios y a la dirección del USPD en el Gran Berlín por dejar a las masas solas y entablar negociaciones con el gobierno, con el que luchaban sin consultar a las masas. Las masas, según Luxemburgo, estaban en la calle, pero había una necesidad de liderazgo, que no recibieron:

"Cuando las masas han sido convocadas a las calles y están en alerta, debes decirles claramente qué hacer o al menos qué están haciendo y planeando amigos y enemigos. En tiempos de crisis revolucionaria, las masas, por supuesto, deberían estar en la calle. Ellos son el único anfitrión, la única seguridad de la revolución. Cuando la revolución está en riesgo – ¡y ahora más que nunca! – entonces es deber de la masa proletaria estar de servicio donde se expresa su poder: ¡en la calle! Su presencia, su contacto mutuo, es ya una amenaza y una advertencia a todos los enemigos evidentes y ocultos de la revolución: ¡Cuidado! ("Deber perdonado", Escritos , p. 312)

El llamado de Luxemburgo fue a la acción más que a las palabras: "La experiencia de los últimos tres días es un llamado en voz alta a los líderes del movimiento obrero: ¡no hables! ¡No consultes interminablemente! ¡No negocies! ¡Tomar acción!" ("Deberes descuidados", Escritos políticos , p. 313)

No criticó a los propios representantes del KPD, que también habían formado parte de los "líderes del movimiento obrero". Pero la historia cuenta que cuando Luxemburgo se reunió posteriormente con Liebknecht en la oficina del partido después de una reunión del comité ejecutivo revolucionario, ella dijo furiosamente: "Pero Karl, ¿cómo pudiste? ¿Y nuestro programa? (Nettl, p.482)

Radek criticó duramente al KPD. En una carta dirigida a la dirección del partido, escrita el 9 de enero, señaló que el partido (muy correctamente) en su programa "¿Qué quiere la Liga Espartaco?" habían escrito que sólo tomarían el poder si contaban con el apoyo de la mayoría de los trabajadores, pero ese no era el caso todavía. Criticó duramente a los representantes del partido en el comité revolucionario:

"En esta situación, la acción que los delegados revolucionarios decidieron el sábado como respuesta al ataque del gobierno socialpatriótico a la sede de la policía debería haber tenido sólo el carácter de un acto de protesta. La vanguardia proletaria, exasperada por la política del gobierno y mal dirigida por los delegados revolucionarios, cuya inexperiencia política les impedía comprender la relación de fuerzas en el Reich en su conjunto, ha transformado en su celo el movimiento de protesta en una lucha. por poder. Esto permite a Ebert y Scheidemann asestar un golpe al movimiento en Berlín que puede debilitarlo en su conjunto." (Citado en Broué, p. 251)

Radek insistió en que los comunistas tenían que informar a las masas honesta y abiertamente de su retirada, y así limitar el daño.

"La única fuerza capaz de detener y prevenir este desastre sois vosotros, el Partido Comunista. Tienes suficiente perspicacia para saber que esta lucha es inútil. Tus miembros Levi y Duncker me han dicho que lo sabes... Nada puede impedir que el más débil retroceda ante una fuerza más fuerte. En julio de 1917 éramos infinitamente más fuertes que ustedes hoy, contuvimos a las masas con todas nuestras fuerzas y, cuando no lo logramos, con un tremendo esfuerzo lideramos la retirada de una lucha desesperada". (Citado en Broué, página 251)

Pero los dirigentes del KPD evaluaron la situación de otra manera, al igual que Luxemburgo. En lo que resultaría ser su último artículo, "El orden prevalece en Berlín", evaluó el movimiento. Escribió que era natural que el movimiento terminara en derrota. La derrota se debió principalmente a la inmadurez política de las masas de soldados, que en sí misma era un "síntoma de la inmadurez común de la revolución alemana". Pero al mismo tiempo, dijo que los trabajadores no podrían haber actuado de otra manera ante la provocación del gobierno.

"[...] Ante la descarada provocación de Ebert-Scheidemann, los trabajadores revolucionarios se vieron obligados a tomar las armas. De hecho, el honor de la revolución dependía de repeler el ataque inmediatamente, con toda la fuerza para evitar que la contrarrevolución se viera alentada a seguir adelante, y para que las filas revolucionarias del proletariado y el crédito moral de la revolución alemana en el La internacional se verá sacudida". ("El orden prevalece en Berlín", Escritos políticos , p. 316)

Aunque el KPD y Rosa Luxemburgo habían juzgado que aún no había llegado el momento de derrocar al gobierno, los artículos de Rosa Rosa no sólo contenían un duro ataque al gobierno, sino que también planteaban el mayor obstáculo para el avance de la revolución.

Según Luxemburgo, los trabajadores no podrían haber hecho otra cosa que tomar las armas y resistir el provocativo desafío a la revolución; se trataba de salvar el "honor de la revolución" y no de alentar a la contrarrevolución a dar nuevos pasos hacia adelante. Según Luxemburgo, la revolución sólo podía avanzar. Para ella, no podía haber una acción defensiva táctica y temporal. La victoria final se prepararía mediante una serie de derrotas.

"Ahora bien, una de las leyes internas fundamentales de la revolución es que nunca se detiene, nunca se vuelve pasiva o dócil en ninguna etapa, una vez que se ha dado el primer paso. La mejor defensa es un golpe fuerte. Ésta es la regla elemental de cualquier lucha, pero es especialmente cierta en todas y cada una de las etapas de la revolución". ("El orden prevalece en Berlín", Escritos Políticos , p. 317)

En este punto, Luxemburgo se opuso a los consejos de Radek y a las tácticas de los bolcheviques. En julio de 1917, los bolcheviques habían intentado convencer a los trabajadores de Petrogrado de que no salieran a las calles por miedo a quedar aislados. Cuando fracasaron, participaron en las manifestaciones, al lado de los trabajadores, e intentaron hacerlas lo más organizadas y disciplinadas posible. Y cuando se hizo evidente que no podían oponerse a la contrarrevolución, organizaron la retirada de la manera más ordenada posible. Radek escribió al Comité Central del KPD para convencerlos de que una retirada organizada por el partido era mucho menos desmoralizadora que si el partido alentara más luchas que sólo terminarían en derrota.

Rosa Luxemburgo no podía permitirse el lujo de retroceder, aunque para ella era evidente que la lucha no podía ganarse por el momento. Según Luxemburgo, la derrota se debió no sólo a la falta de madurez de la revolución, sino también a la dirección del movimiento. Estaba convencida, sin embargo, de que las masas corregirían estas deficiencias:

"El liderazgo fracasó. Pero una nueva dirección puede y debe ser creada por las masas y a partir de las masas. Las masas son el factor crucial. Son la roca sobre la que se construirá la victoria definitiva de la revolución. Las masas estuvieron a la altura del desafío y, a partir de esta "derrota", han forjado un eslabón en la cadena de derrotas históricas, que es el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Por eso, de esta 'derrota' surgirán victorias futuras." ("El orden prevalece en Berlín", Escritos Políticos , p. 319)

Los asesinos

El SPD y las tropas contrarrevolucionarias habían intensificado la caza de brujas contra Luxemburgo y Liebknecht, por lo que ya no podían dormir en casa, sino que tenían que dormir en hoteles diferentes y con un apoyo amistoso. El 13 de enero, el periódico del SPD, Vorwärtz, publicó un poema acusando a los líderes espartaquistas de ser cobardes y esconderse mientras mataban a los trabajadores:

"Muchos cientos de cadáveres seguidos,
"Proletarios,
"Karl, Rosa y compañía,
"Ninguno de ellos está ahí,
"Proletarios".
(Citado en Nettl, p. 484)

Aunque eran conscientes del peligro, Luxemburgo y Liebknecht se negaron a abandonar Berlín y esconderse. Sintieron que era su deber quedarse con los trabajadores. Esto resultaría fatal. Luxemburgo era muy consciente del peligro inminente. El 25 de diciembre, escribió a Clara Zetkin que había recibido "un aviso inmediato" de fuentes oficiales "de que los asesinos nos buscan a Karl y a mí y no dormiríamos en casa…" (citado en Nettl, p. 475). )

Después de las Jornadas de Julio en Rusia, los bolcheviques se encontraron en una situación similar: el partido fue prohibido y había órdenes de arresto contra varios de sus dirigentes. Lenin quería comparecer ante el tribunal y utilizar el juicio para representar las opiniones políticas de los bolcheviques. Pero sus compañeros de partido lo persuadieron de esconderse en Finlandia. Esto no tenía nada que ver con cobardía: era una necesidad práctica.

Innumerables ejemplos a lo largo de la historia han demostrado que la presencia de un partido revolucionario es crucial en una situación revolucionaria y, dentro de ella, el liderazgo del partido es primordial. Los individuos no pueden crear una revolución. Pero cuando las masas se mueven, los individuos pueden desempeñar un papel decisivo en el fracaso de la revolución en un sentido o en otro. Lenin fue crucial para el resultado de la Revolución Rusa. En octubre, cuando los bolcheviques estaban decidiendo si lanzarían un levantamiento, todavía había resistencia por parte de partes de la dirección. Fue Lenin quien, con su autoridad política y organizativa en el partido, superó esto. No se trataba de una autoridad en el sentido militar, sino de una autoridad moral y política construida a lo largo de décadas, durante las cuales las ideas y análisis de Lenin habían sido puestos a prueba en la práctica. Luxemburgo era sin duda la máxima autoridad política del nuevo Partido Comunista Alemán y quizás la única que podía superar las tendencias ultraizquierdistas en el partido. Pero eso no iba a ser.

Los días 12 y 13 de enero, Luxemburgo y Liebknecht residieron en un apartamento en Neukölln, Berlín, y luego con un simpatizante en Wilmersdorf. Allí fueron detenidos la noche del 15 de enero junto con Pieck, que también se encontraba en el apartamento. Los llevaron al Hotel Eden, sede del Freikorps, donde ambos sufrieron malos tratos. Liebknecht fue el primero en salir. Al salir, recibió un golpe en la espalda con un rifle de un soldado llamado Runge. Lo llevaron al parque Tiergarten, donde le dispararon. Posteriormente, los soldados dijeron que lo habían matado "durante un intento de fuga".

Luxemburgo fue la siguiente. También recibió un golpe en la cabeza con la culata de un rifle y, después de que la subieron a un coche que la esperaba, le dispararon en la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al canal Landwehr en Tiergarten y no fue encontrado hasta finales de mayo.

Los principales líderes de la Revolución Alemana fueron asesinados a sangre fría. La contrarrevolución había cercenado la cabeza del movimiento revolucionario.

Nadie fue considerado seriamente responsable de los asesinatos. En mayo se celebró una parodia de un juicio contra los culpables. Durante el juicio, el soldado llamado Pflugk-Hartung admitió que había disparado a Liebknecht "cuando intentaba escapar". Pflugk-Hartung fue absuelto con grandes aplausos. Vogel, responsable de toda la operación, admitió que había arrojado el cuerpo de Rosa Luxemburg al canal de Tiergarten, pero afirmó que otro le había disparado. El jurado no pudo decidir si ya había muerto a causa del golpe en la cabeza, y Vogel se enfrentaba sólo a dos años y cuatro meses de cárcel. Pero escapó de la prisión y huyó a Holanda, donde permaneció hasta que pasó el calor y pudo regresar a Alemania como un hombre libre. El soldado Runge, que había masacrado a los prisioneros, fue condenado a dos años de prisión.

Los comunistas dirigieron la responsabilidad política de los asesinatos al SPD y se convirtieron para siempre en una línea divisoria entre socialdemócratas y comunistas. No se ha establecido si la orden provino de la cúpula del SPD, pero no hay duda de que ayudaron a crear un ambiente en el que quienes perpetraron los asesinatos no dudaron de la actitud del gobierno. Las sanciones blandas lo confirman. La responsabilidad política estaba enteramente en manos de la dirección del SPD. Traicionaron la revolución y fueron responsables de los asesinatos de Liebknecht y Luxemburgo.

"[...] no se puede establecer ninguna responsabilidad directa de ningún líder socialdemócrata. Pero su responsabilidad moral es abrumadora. Dos días antes, Vorwärts había publicado nada menos que un llamamiento al asesinato de "Karl, Rosa y socios, ni un solo muerto, ni uno entre los muertos". Fueron hombres reunidos, armados y finalmente protegidos por Noske y los ministros socialdemócratas quienes llevaron a cabo los asesinatos. Scheidemann diría: '¡Ves cómo su propia táctica terrorista les ha acabado a ellos mismos!'" (Broué, p. 257)

El asesinato fue recibido con ira y conmoción. Durante una reunión ese mismo día, el consejo de trabajadores y soldados de Berlín expresó su profundo disgusto por los asesinatos y protestó por el uso excesivo del terror por parte del gobierno tras su victoria sobre los comunistas. El movimiento revolucionario no terminó el 15 de enero con los asesinatos. El gobierno inició una campaña terrorista en la que varios líderes fueron arrestados y asesinados y las manifestaciones y levantamientos fueron aplastados con gran brutalidad. Muchos miles de trabajadores murieron en luchas con el ejército y los Freikorps bajo la dirección del SPD.

La contrarrevolución había detenido la revolución por el momento y asesinado a sus líderes, pero el orden aparente era sólo temporal. El último artículo de Luxemburgo resultó casi profético para las luchas revolucionarias de los años venideros:

"'¡El orden prevalece en Berlín!' ¡Necios lacayos! Su 'orden' está construido sobre arena. Mañana la revolución "se levantará de nuevo chocando sus armas" y, ante vuestro horror, proclamará al son de las trompetas: ¡Fui, soy, seré! " ("El orden prevalece en Berlín", Escritos Políticos , p. 319)

Burocratización de la URSS

Después de que Lenin quedara incapacitado por un derrame cerebral en marzo de 1923 la situación política de la URSS empeoró. Lenin ya no podía llevar a cabo ninguna actividad política. La NEP había proporcionado algún alivio temporal de la devastación económica de la guerra civil, pero estaba provocando disturbios en las fábricas, y una serie de huelgas se extendieron por todo el país. Se estaba desarrollando una ruptura entre los obreros y el Partido Bolchevique. A esto se sumó el fortalecimiento de la burocracia estatal por parte de la NEP.

Trotsky y Lenin eran muy conscientes de la lucha que estaban librando para evitar que el partido sucumbiera a la presión de la burocracia estatal. Los últimos artículos y cartas de Lenin se dirigían precisamente contra la burocracia estatal y sus defensores en el Partido Bolchevique. Después de que Lenin quedara incapacitado por un derrame cerebral en marzo de 1923, le correspondió a Trotsky emprender la lucha para preservar las verdaderas tradiciones del bolchevismo.

La lucha sale a la luz

El primer congreso del Partido Bolchevique sin la presencia de Lenin tuvo lugar en abril de 1923. Trágicamente, Lenin nunca fue capaz de entregar la "bomba" que había estado preparando para este Congreso, por lo que el conflicto inevitable entre los principios genuinos del leninismo y la burocracia emergente permaneció bajo la superficie.

Un punto álgido importante se produjo en octubre de 1923, cuando Trotsky escribió una carta al Comité Central advirtiendo de la burocratización del partido y de la perspectiva de una crisis económica y política si la dirección no la controlaba conscientemente:

"La burocratización del aparato del partido se ha desarrollado hasta proporciones inauditas por medio del método de selección de secretariados. Se ha creado una capa muy amplia de militantes del partido, que entran en el aparato del gobierno del partido, y que renuncian por completo a su propia opinión de partido, al menos a la expresión abierta de la misma, como si supusieran que la jerarquía secretarial es el aparato que crea la opinión y las decisiones del partido. Por debajo de este estrato, absteniéndose de sus propias opiniones, se encuentra la amplia masa del partido, ante la cual se presenta toda decisión en forma de citación o de mandato. En esta masa fundacional del partido hay una cantidad inusitada de insatisfacción..."[1]

Trotsky, con palabras muy duras, atacó el proceso de selección de los secretarios locales del partido y cómo esto crea una camarilla burocrática en el centro del partido. Explicó que esto lleva a la pasividad de la masa de los miembros del partido y de la clase obrera en su conjunto, que no tiene la oportunidad de participar en las discusiones y decisiones del partido, sino que recibe fórmulas prefabricadas como un mandato, su participación "se está volviendo cada vez más efímera". [2]

A esta carta le siguió la "Declaración de los 46", una carta dirigida al Comité Central por un grupo de destacados bolcheviques, exigiendo, entre otras cosas, el fin de los nombramientos de secretarios desde arriba.

Ambas cartas apuntaban a los nombramientos de secretarios, ya que tenían un papel particularmente negativo en este momento. Al nombrar secretarios desde arriba, se había creado una capa de administradores en todos los niveles que no eran responsables ante los miembros sino ante el aparato. En el pasado, cuando el aparato estaba relativamente sano, esta selección no habría tenido en absoluto el mismo efecto y, como señaló Trotsky, su alcance era mucho más limitado. Ahora, sin embargo, la selección se realizaba sobre la base de la lealtad al aparato, lo que aceleraba la burocratización del partido. Más tarde, Trotsky lo describió como "un grupo ilegal bien organizado dentro del partido", donde los funcionarios del partido y del estado eran "sistemáticamente seleccionados por un solo criterio: contra Trotsky". [3]

Las cartas de octubre provocaron una crisis, que se agravó por el fracaso de los comunistas alemanes en su intento de tomar el poder, poniendo fin a la esperanza de alivio de Occidente. La Troika preparó una reunión del Comité Central y de la Comisión Central de Control a finales de octubre, en la que Trotsky no pudo participar debido a una enfermedad, que restringió severamente su actividad política en los últimos tres meses de 1923.

Una resolución ("Sobre la situación dentro del partido") aprobada en la reunión siguió las líneas políticas trazadas por Lenin y Trotsky, pero sólo para poder condenar a Trotsky y a los 46 por "una política de división entre facciones".[4] El Triunvirato todavía se sentía inseguro en su posición, sobre todo debido a la incertidumbre que rodeaba la salud de Lenin, y se sintió obligado a transigir.

En el espíritu de la democracia de partidos, a la que la mayoría de la dirección del partido afirmaba adherirse, la oposición llevó el debate a la opinión pública en Pravda. Al principio, el debate se limitó a cuestiones económicas, pero pasó a cuestiones internas del partido. A finales de noviembre, Preobrazhensky (uno de los 46 que estaban detrás de la carta de octubre) lanzó una andanada completa contra el partido por haber seguido una línea incorrecta sobre el régimen interno del partido. Esto reavivó el conflicto en el partido.

La Troika se sintió de nuevo obligada a tratar de llegar a un acuerdo con Trotsky. Esto produjo la resolución del 5 de diciembre, que fue aprobada en una sesión conjunta por el Buró Político y el Presidium de la Comisión Central de Control.

Desde el punto de vista político, la resolución del 5 de diciembre se hizo eco de la posición de Trotsky, en su explicación y análisis del problema y de la dirección general que el partido debía tomar. Sin embargo, omitió un compromiso explícito de abolir el sistema de nombramiento central de los secretarios del partido y apoyó la resolución de octubre del Comité Central, que había condenado el "faccionalismo" de Trotsky, así como el "curso establecido por el Politburó para la democracia interna del partido". [5] No se trataba de concesiones decisivas por parte de Trotsky, sino indudablemente precisamente del tipo de formulaciones que la Troika buscaba para protegerse de las críticas y fortalecer su propia autoridad.

E.H. Carr y otros historiadores no marxistas acusan a Trotsky de ser "ingenuo", pero esto está lejos de la verdad. Trotsky conocía la naturaleza de la bestia con la que estaba tratando mejor que nadie, pero fue precisamente su correcta estimación del problema lo que lo obligó a proceder con cuidado.

La base material de la burocracia

A pesar de sus limitaciones, Trotsky se propuso tratar de utilizar la resolución en toda su extensión. En una serie de discursos y artículos en diciembre de 1923 (más tarde publicados bajo el nombre de El Nuevo Curso) articuló su posición sobre cómo el Partido Bolchevique debía emprender el "nuevo curso" en el que se había fijado.

Trotsky explicó que la burocracia no se basaba en tal o cual error de la dirección bolchevique. Al igual que Lenin, siempre sostuvo que la burocracia surgió de las condiciones materiales y, en particular, del atraso de Rusia.

La debilidad de la clase obrera en Rusia era la verdadera fuente del problema. Diezmado por la guerra mundial y la guerra civil, ahora estaba llamado a administrar el Estado. Esto llevó a que los mejores trabajadores y cuadros del partido fueran absorbidos por el aparato estatal y económico. Esto era natural porque el partido, y la clase obrera, necesitaban ejercer control sobre el Estado:

"Todavía debemos esperar un período muy largo durante el cual los miembros más experimentados y más activos del partido (incluidos, naturalmente, los de origen proletario) serán ocupados en diferentes puestos del aparato estatal, sindical, cooperativo y del partido. Y este hecho en sí mismo implica un peligro, porque es una de las fuentes del burocratismo".[6]

El hecho de que los comunistas hubieran pasado por la revolución y tuvieran una larga historia en el movimiento no era garantía contra el burocratismo. Trotsky rechazó eso como "fetichismo vulgar". [7] Además, explicó:

"Toda la práctica burocrática cotidiana del Estado soviético se infiltra así en el aparato del partido e introduce el burocratismo en él. El partido, como colectividad, no siente a su dirección, porque no se da cuenta de ello".[8]

Básicamente, la burocracia se estaba acercando sigilosamente al partido, por lo que muchos bolcheviques no pudieron verlo en ese momento. Al final, esto sólo podía resolverse mediante el curso de la revolución en Europa y el desarrollo económico, "pero rechazar fatalistamente toda responsabilidad por estos factores objetivos sería un error". [9] Lo que había que hacer era desenmascarar este proceso para que el partido lo combatiera conscientemente. Esta era la esencia del "nuevo curso" que proponía Trotsky.

Los jóvenes

El análisis de Trotsky sobre el Partido Bolchevique en ese momento tiene una aplicación mucho más amplia. Sus artículos explican la relación entre el liderazgo y la membresía, entre el centralismo y la democracia, y entre la tradición y la iniciativa. También explica la necesidad de que el partido se reoriente y cambie la forma en que estaba funcionando. Estas son preguntas que resonarán con los comunistas de hoy y las preguntas que enfrentan en la construcción del partido.

Lenin y Trotsky comprendieron que la juventud era la clave para el futuro de la Unión Soviética. Al igual que todas las organizaciones revolucionarias han encontrado su fuerza y su energía en la juventud, también deberían hacerlo los bolcheviques en el poder. Fue por esa misma razón que la oposición encontró su base más fuerte entre la juventud.

Una de las cuestiones clave que enfatizó Trotsky fue la necesidad de revitalizar el partido dando espacio a una nueva generación de miembros del partido para que se involucren en el partido. Esto, naturalmente, significaba dedicar tiempo y esfuerzo para integrar y elevar el nivel de los jóvenes:

"Sólo mediante una colaboración activa y constante con la nueva generación, en el marco de la democracia, la Vieja Guardia se conservará como un factor revolucionario. Por supuesto, puede osificarse y convertirse involuntariamente en la expresión más consumada del burocratismo".[10]

Aquí dibuja una opción clara para la generación mayor en el partido. Podrían colaborar e integrar a la nueva generación, lo que les permitiría el espacio para crecer. O podrían convertirse en parte del problema.

Tanto Lenin como Trotsky entendieron que la juventud era la clave para el futuro de la Unión Soviética / Imagen: dominio público

Trotsky puso especial cuidado en la forma en que abordó esta cuestión, porque vio cómo la educación y la formación ya se estaban volviendo formalistas y secas, alejadas de la vida real. Arremetió contra la "vía puramente pedagógica, profesoral"[11] de elevar el nivel ideológico. En cambio, argumentó que cada generación tenía que conquistar la teoría por sí misma:

"Es por eso que los medios por los cuales la tradición de combate del ejército, o la tradición revolucionaria del partido, se transmite a los jóvenes es de gran importancia. Sin un linaje continuo y, por consiguiente, sin una tradición, no puede haber un progreso estable. Pero la tradición no es un canon rígido ni un manual oficial; No se puede aprender de memoria ni aceptar como evangelio; No todo lo que dice la vieja generación puede ser creído simplemente 'por su palabra de honor'. Por el contrario, la tradición debe, por así decirlo, ser conquistada por el trabajo interno; Debe ser elaborado por uno mismo de manera crítica, y de esa manera asimilado. De lo contrario, toda la estructura se construirá sobre arena".[12]

La resistencia de la capa más antigua de los miembros del partido no era un fenómeno nuevo, sino algo contra lo que Lenin tenía que luchar una y otra vez, y Zinoviev, Kámenev y Stalin aparecían con frecuencia a la cabeza de esta tendencia. Lenin se refirió a ellos como los "viejos bolcheviques" o los "hombres del comité", en gran medida indistintamente. En cada giro decisivo de la Revolución Rusa, estos hombres desempeñaron un papel conservador.

Bélico de la cabeza a los pies

"El leninismo consiste en estar valientemente libre de la retrospección conservadora, de estar atado a los precedentes, a las referencias puramente formales y a las citas".[13]

La vieja guardia, en su lucha contra Lenin y Trotsky, apelaba constantemente a las "tradiciones del Partido Bolchevique". Trotsky atacó la apelación a la tradición como completamente antirrevolucionaria. Lo comparó con el Partido Socialdemócrata Alemán, que en un período de relativa calma en la lucha de clases se había infestado particularmente de esta enfermedad:

"Esta tradición, que nos es profundamente ajena, tenía un carácter semiautomático: cada día fluía "naturalmente" desde el día anterior y preparaba "naturalmente" el día siguiente. La organización creció, la prensa se desarrolló, la caja se hinchó...
"Es en este automatismo que se formó toda la generación que siguió a Bebel: una generación de burócratas, de filisteos, de tontos cuyo carácter político se reveló completamente en las primeras horas de la guerra imperialista".[14]

En los momentos decisivos de la historia, las tradiciones que se han forjado en un período anterior se convierten en una barrera masiva para el desarrollo futuro del partido. No es tan extraño, realmente, que aquellos que quieren romper las cadenas de la vieja sociedad en la economía, pero también en las mentes e ideas de la humanidad, deban luchar constantemente para liberarse de la rutina y el conservadurismo:

"Cada vez que las condiciones objetivas exigen un nuevo giro, un giro audaz y una iniciativa creativa, la resistencia conservadora traiciona una tendencia natural a contraponer las 'viejas tradiciones' y lo que se llama el viejo bolchevismo, pero que en realidad es la cáscara vacía de un período que acaba de dejar atrás". [15]

Trotsky describió cómo cada giro en la Internacional Comunista hasta ese momento siempre había requerido una lucha contra las viejas fuerzas, contra los elementos conservadores, independientemente de si se trataba de un giro a la "izquierda", por así decirlo, o a la "derecha".

Trotsky explicó cómo en 1921, en su batalla contra el ultraizquierdismo, Lenin había "salvado a la Internacional de la destrucción y la descomposición con las que la amenazaba si seguía el camino del 'izquierdismo' automático y acrítico, que, en un breve espacio de tiempo, ya se había convertido en una tradición endurecida".[16]

Sin embargo, el exitoso giro de frente único que se había adoptado después de una lucha en 1921 se convirtió en un obstáculo en 1923. Trotsky escribió que jugó "un papel muy serio en los acontecimientos de la segunda mitad de 1923". En otras palabras, condujeron a la derrota de la Revolución Alemana. Había sido necesario un nuevo giro:

"Si el Partido Comunista hubiera cambiado bruscamente el ritmo de su trabajo y hubiera aprovechado los cinco o seis meses que la historia le concedió para la preparación política, organizativa y técnica directa para la toma del poder, el resultado de los acontecimientos podría haber sido muy diferente del que presenciamos en noviembre".[17]

Trotsky describió el leninismo como "guerrero de la cabeza a los pies",[18] Y es una muy buena descripción. Es precisamente en la lucha que ponemos a prueba nuestras ideas, identificamos lo que funciona y lo que no. Cotejamos nuestros planes, experiencia y teoría con la realidad:

"Una vez comprometidos en la lucha, no os preocupéis excesivamente por el canon y los precedentes, sino que sumérgete en la realidad tal como es y busca allí las fuerzas necesarias para la victoria".[19]

El equilibrio entre democracia y centralismo

La clave para desarrollar una línea correcta comienza con el liderazgo:

"La garantía esencial, en este caso, es una dirección correcta, que preste la debida atención a las necesidades del momento que se reflejan en el partido, una flexibilidad del aparato que no debe paralizar sino organizar la iniciativa del partido, que no debe temer a la crítica, ni intimidar al partido con el espantajo de las facciones".[20]

En ese momento, el Partido Bolchevique comenzaba a comportarse precisamente de la manera opuesta. Las críticas fueron tildadas de "faccionalismo", la iniciativa fue sofocada, todo en nombre de la "unidad" y el mantenimiento de la dirección del partido. En realidad, como señaló Trotsky, tales medidas no sofocaron el faccionalismo, sino que, por el contrario, lo hicieron mucho más severo. Beneficiaron particularmente a la facción burocrática, que prosperó en la intriga tras bambalinas en lugar del debate abierto.

Trotsky describió el leninismo como "bélico de la cabeza a los pies" / Imagen: dominio público

"La democracia y el centralismo son dos caras de la organización partidaria. De lo que se trata es de armonizarlos de la manera más correcta, es decir, de la manera que mejor corresponda a la situación. Durante el último período no hubo tal equilibrio. El centro de gravedad alojado erróneamente en el aparato. La iniciativa del partido se redujo al mínimo. De ahí que los hábitos y procedimientos de dirección contradigan fundamentalmente el espíritu de una organización proletaria revolucionaria".[21]

Lo que Trotsky explicó es que el equilibrio entre democracia y centralismo en una organización revolucionaria no es fijo, sino que depende de la situación. La consecuencia de un excesivo centralismo es privar a las filas del partido de su iniciativa y de su participación. En condiciones de guerra civil, por supuesto que este era un mal necesario, pero en las condiciones de 1923, esto se estaba volviendo peligroso.

No se trataba de un problema de tal o cual "desviación aislada", sino de "la política general del aparato, de su tendencia burocrática". No se trataba solo de una cuestión organizativa, sino que inevitablemente acabaría provocando desviaciones políticas:

"En su prolongado desarrollo, la burocratización amenaza con separar a los dirigentes de las masas, con hacer que concentren su atención únicamente en las cuestiones de la administración, de los nombramientos y traslados, de la reducción de sus horizontes, del debilitamiento de su espíritu revolucionario, es decir, de provocar una degeneración más o menos oportunista de la vieja guardia, o al menos de una parte considerable de ella".[22]

Trotsky expuso aquí precisamente los problemas que iban a aquejar a la Internacional Comunista durante las próximas décadas. Aunque hubo períodos de bandazos hacia la ultraizquierda, la desviación abrumadora fue hacia la derecha, con consecuencias desastrosas.

Los consejos de Trotsky no fueron escuchados por la Troika y sus partidarios. Mientras Lenin yacía en su lecho de muerte, en la Conferencia del Partido de enero de 1924, procedieron rápidamente a cerrar el debate en Pravda y a disciplinar a la organización juvenil y a la oposición.

Desde el punto de vista político, la burocratización significó el resurgimiento del menchevismo, aunque ahora disfrazado con nuevos colores "comunistas". Resucitó la teoría de las etapas y, en lugar de la desconfianza de Lenin hacia los liberales, abogó por una alianza con la "burguesía progresista". Y, por supuesto, se abandonó la revolución internacional en favor del "socialismo en un solo país", cuyo punto final lógico era la política contrarrevolucionaria de "coexistencia pacífica" adoptada por Krushchev. Todas estas ideas reflejaban la estrechez de miras de la naciente burocracia, que veía en los movimientos, la iniciativa y el espíritu revolucionarios una amenaza.

Los artículos del Nuevo Curso sentaron las bases teóricas de la Oposición de Izquierda y su lucha contra la burocracia en ascenso. Pero las ideas contenidas en estos escritos no son solo de interés histórico. El espíritu y los métodos revolucionarios que Trotsky propugnó son la base sobre la cual se construirá el futuro partido revolucionario mundial.

Referencias




James Cannon dirigente junto del Partido Socialista de los Trabajadores junto a León Trotsky (en inglés Socialist Workers Party, SWP) de los Estados Unidos


La derrota de la revolución europea, había fortalecido a las tendencias mas reaccionarias. En el estado obrero y las Revolución Rusa había fortalecido al stalinismo, en los países capitalistas e imperialistas, al fascismo y al nazismo. La llegada de los nazis al poder en Alemania en 1933, facilitada por las políticas desastrosas de Stalin, y en los meses que siguieron a la victoria de Hitler, Trotsky esperó a ver si aparecía alguna crítica de las políticas avanzadas por Stalin desde cualquiera de los partidos de la III Internacional.

Durante los años treinta, la burocracia contrarrevolucionaria en la Unión Soviética asesinó prácticamente a todos los líderes de la Revolución de Octubre. Entre 1936 y 1938, se organizaron juicios amañados contra los dirigentes bolcheviques, incluidos Zinóviev, Kámenev, Bujarin y Rakovski. 

Cientos de miles de socialistas, los mejores representantes de varias generaciones políticas de intelectuales marxistas y trabajadores, fueron exterminados físicamente. Casi un millón de personas fue asesinada en una ola de violencia contrarrevolucionaria entre 1936 y 1939. 

Así es como la dictadura stalinista se impuso en la URSS, modificando el régimen del país de un régimen leninista, de democracia obrera revolucionaria, a un régimen stalinista, una dictadura burocrática contrarrevolucionaria. El VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista entre el 25 de julio y el 20 de agosto de 1935, aprobó la política del Frente Popular en la cual, los Partidos Comunistas se unían a gobiernos y coaliciones capitalistas. 

Frente al ascenso del fascismo en Europa, Stalin pegaba un bandazo desde la línea política ultraizquierdista del VI Congreso, en que para enfrentar al fascismo se negaba a hacer frente unico en las calles con los socialdemócratas, a la línea oportunista de unirse a la burguesía en los gobiernos.


Imágenes de la vida de Trotsky en el Canal You Tube de La Marx


Ya desde una declaración fechada 15 de julio de 1933, Trotsky había llamado a romper con la III Internacional, y construir una nueva Internacional, la IV Internacional. El establecimiento de un nuevo partido revolucionario mundial era una necesidad histórica, y Trotsky dedicó el resto de su vida a esta lucha.

Trotsky elaboró más fundamentos para esta orientación por medio de su análisis del régimen soviético en su gran obra "La revolución traicionada".  Publicado en 1937, explica que los intereses materiales de la burocracia estalinista se oponían irreconciliablemente a los de la clase trabajadora. 

Y que por esa razón, al haberse conformado como una casta privilegiada, no podía ser reformada, sino que había que derrocarla a través de una revolución política. Los cinco años que transcurrieron entre 1933 y la fundación de la Cuarta Internacional en septiembre de 1938 fueron marcados por una lucha continua contra el stalinismo. 

Finalmente la IV Internacional fue establecida en un congreso de delegados en Perigny (París) el 3 de septiembre de 1938, que aprobó el Programa de Transición. En este material y en los cuatro primeros congresos de la III Internacional, basó la IV Internacional su programa político

En 1939, al comenzar la Segunda Guerra Mundial, la sede del Secretariado General de la IV Internacional se trasladó a Nueva York, dado que el PST de Estados Unidos era entonces era el partido más importante de la Cuarta Internacional. Trotsky y Cannon polemizaron con una fracción minoritaria del SWP norteamericano encabezada por Max Schachtman y James Burnham, que discrepaban con las posiciones de la IV Internacional.


De izquierda a derecha: Trotsky y la Oposición de Izquierda en 1927, Trotsky en México en 1937 


El equipo de dirección internacional de León Trotsky con James Cannon fue lo que permitió desarrollar la IV Internacional tras su fundación, elaborar algunas de las mas importantes líneas políticas, y ganar adeptos en diferentes países del mundo. Sin embargo, el proceso de constitución de un embrionario equipo de dirección internacional, se cortó cuando Trotsky fue asesinado en México en agosto de 1940 por un agente de Stalin. 

1940: El asesinato de Trotsky

La historia de nuestra corriente alcanza un punto oscuro en la noche del 20 de agosto de 1940, cuando León Trotsky fue atacado en su casa del barrio de Coyoacán en la ciudad de México por el español Ramón Mercader, un agente de los servicios secretos del stalinismo. Por las heridas recibidas, Trotsky murió el 21 de agosto. Con su muerte, la IV Internacional sufrió un enorme golpe, quedó sumida en una profunda crisis porque se habia roto el equipo de dirección en el cual Trotsky ocupaba un rol fundamental.

Esa crisis se agravo aún mas cuando varios miembros de la dirección del SWP de Estados Unidos fueron encarcelados por oponerse a la guerra. James Cannon se mantuvo en contacto con los militantes únicamente por carta. La Administración de Franklin D. Roosevelt encarceló a los principales líderes nacionales del SWP, y a los miembros más destacados del movimiento sindical de los Midwest Teamsters, incrementando la presión del FBI sobre los militantes. 

La IV Internacional quedo en esos cruciales años de la II Guerra Mundial prácticamente sin dirección. Tras ser asesinado Trotsky, y con Cannon y un sector de la dirección del SWP en cárcel, la IV Internacional se encontraba al borde de la disgregación. Incluso el propio SWP sufrió problemas causados ​​por el encarcelamiento de sus líderes, y logró sostener la editorial de The Militant, que pasó por varias manos durante la guerra.

Recién tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los dirigentes del SWP y de la IV Internacional pudieron comenzar a reagruparse. James Cannon salió de la cárcel, igual que varios miembros de la dirección del SWP. La dirección de la IV Internacional se reagrupó alrededor de un equipo de dirección de jóvenes de Europa, conformado centralmente por el dirigente griego Michel Pablo, y el dirigente belga Ernest Mandel.


Algunos de los mas importantes dirigentes de la IV Internacional tras la muerte de Trotsky, de izquierda a derecha Ernest Mandel, Michael Pablo, Peng Suzhi, y James Cannon


El trotskismo sin Trotsky, la lucha de clases mundial en la II Guerra

Marcel Hic (1915-1944) fue un militante trotskista francés nacido el 30 de abril de 1915 en París. Además de continuar los estudios que lo llevan a un diploma superior de alemán, con 18 años, adhiere a la Liga Comunista en 1933, donde se convierte en un militante activo de las Juventudes Leninistas (Jeunesses Léninistes). En 1934 sigue a esta organización que decide unirse a la SFIO (Sección Francesa de la Internacional Obrera) y constituir una fracción bolchevique-leninista. Se convirtió en uno de los líderes de la Federación de Juventudes Socialistas del Sena, hasta su exclusión, como el resto de los trotskistas, ocurrida un año más tarde.

En las Juventudes Socialistas Revolucionarias, creadas en 1936, se convierte en la principal fuente de inspiración. A partir de febrero de 1936, en plena ola revolucionaria, crea el Partido Obrero Internacionalista (POI), convirtiéndose en uno de los principales líderes.

En desacuerdo con la dirección del POI y con León Trotsky que defienden la entrada de militantes en el PSOP (Partido Socialista Obrero y Campesino, formado a partir de una ruptura de la SFIO) de Marceau Pivert, Hic se dedica al pequeño grupo de activistas de los "Auberges de Jeunesse", entre los que se encontraban Gérard Bloch, Maurice Laval y Lucienne Abraham.

Durante la guerra y la ocupación nazi, es la pieza clave del reagrupamiento de los trotskistas franceses y europeos, brutalmente perseguidos, aislados y asesinados tanto por la Gestapo como por los servicios secretos estalinistas. En agosto de 1940 publica La Vérité, el primer periódico antinazi clandestino en Francia, que dirigirá hasta su arresto y deportación en 1943. Hic funda el "Comité pour la Quatrième Internationale", y en enero de 1942, el Secretariado Europeo Provisorio de la Cuarta Internacional en Bruselas, que sólo incluye activistas franceses y belgas. Escribe las "Tesis sobre la cuestión nacional", que se aprueban en julio de 1942 por la sección belga, y en diciembre del mismo año por el POI, por 9 votos contra 1. Allí vierte las ideas de 1940, y plantea que la derrota del imperialismo francés y la ocupación generaban opresión nacional y una "cuestión nacional", por lo que traza una estrategia bajo la cual la burguesía de un país ocupado se vuelve aliada natural del movimiento obrero, y este último, un miembro pleno de la "resistencia nacional".

Muchas de sus ideas serían retomadas en la "Resolución sobre el Movimiento Partisano" de diciembre de 1943, que no planteaba la resistencia nacional, pero sí la "resistencia bajo líneas de clase". El otro escrito importante de Hic fue el "Manifiesto sobre la disolución del Komintern" de junio de 1943, estando todavía al frente del Secretariado Europeo.

Hic pudo escapar de la prisión en 1941 por falta de pruebas, pero es detenido, por segunda vez, en octubre de 1943. Torturado por la Gestapo y deportado a los campos de concentración nazi de Buchenwald y Dora, muere el 28 de diciembre de 1944 en un último trasladado a Elrich. David Rousset, compañero de militancia y deportación, le dedica su libro El universo concentracionario.

1951: Surge el revisionismo y destruye la IV Internacional

Lamentablemente, esta dirección de la IV Internacional comenzó de revisión de los postulados trotskistas que comenzaron a destruir a la IV Internacional. El Tercer Congreso de la Cuarta Internacional reunido en París del 16 al 25 de agosto de 1951 planteaba una sección titulada "El imperialismo marcha hacia la guerra" y afirmaba que "es la lógica interna e implacable del régimen capitalista la causa fundamental de la marcha hacia la tercera guerra mundial". 

Según Michel Pablo y Ernest Mandel, la perspectiva de la situación mundial era la III Guerra Mundial entre EE.UU y la Unión Soviética. El imperialismo de EE.UU iba a lanzar un ataque sobre la Unión Soviética, y frente a la agresión imperialista la burocracia de Stalin iba tomar un curso progresivo por la presión del imperialismo, y se vería obligada a desarrollar la revolución socialista, en todo el mundo.

Lo que la dirección de Michel Pablo planteaba es que fruto de la presión del imperialismo Stalin y la burocracia iban a adoptar de hecho la estrategia de la Revolución Permanente de Trotsky, y abandonar de hecho, la estrategia de Revolución por etapas propia del stalinismo. Coherente con esta visión. el documento preparatorio del III Congreso aprobado 9 meses antes, en noviembre de 1950 el 9no Pleno del Comité Ejecutivo Internacional adoptó el  documento "Proyecto de Tesis sobre las perspectivas internacionales y la orientación de la Cuarta Internacional". Este documento aprobado III Congreso de la IV Internacional celebrado en agosto de 1951  Comité Ejecutivo Internacional mismo denominó a esta política de entrismo generalizado en las organizaciones reformistas y estalinistas "el nuevo curso del trotskismo"

El "nuevo curso del trotskismo" propugnado por Pablo era una continuación de la línea que el Secretariado Internacional había adoptado desde julio de 1948 en relación a Yugoslavia, cuando los líderes de la Cuarta Internacional, depositando sus esperanzas en que el Partido Comunista Yugoslavo rompiera con el sistema estalinista, se contentaron con apoyar y asesorar a ese partido. 

El Tercer Congreso de la Cuarta Internacional adoptó una "Resolución sobre el reconocimiento del Grupo Cuarta Internacional de Argentina como la sección argentina de la Cuarta Internacional" debido a su supuesta "comprensión del movimiento real de las masas en Argentina y en América Latina en general". La resolución invitaba "a los miembros del POR [el Partido Obrero Revolucionario dirigido por Nahuel Moreno], la UCR y el grupo Octubre a unirse a la sección oficial de Argentina de la Cuarta Internacional bajo las siguientes condiciones: reingresar individualmente tres meses después de la publicación de la presente resolución, sujetos a la prohibición de formar fracciones dentro de la sección" (Troisième congrès mondial de la Quatrième Internationale 1951f). El Congreso adoptó también una "Resolución sobre el establecimiento de un Buró Latinoamericano", que puso a Posadas a cargo de coordinar el trabajo de la Cuarta Internacional en América Latina (Troisième congrès mondial de la Quatrième Internationale 1948g). Todo esto hizo que la organización de Moreno acatara las decisiones del Tercer Congreso sólo formalmente, para reaparecer poco después, luego de la escisión de 1953, como "trotskistas ortodoxos" antipablistas 

 

Este planteo de la dirección de Pablo y Mandel dio origen al revisionismo trotskista. Con el inicio de la Guerra Fría y el Plan Marshall en 1948, Stalin y la burocracia soviética nacionalizaron las empresas privadas e instituyendo la planificación económica burocrática en toda Europa del Este. La Cuarta Internacional los designó como "estados obreros deformados", dado que en ellos la clase trabajadora no tenía voz política y sus luchas fueron reprimidas sin piedad.

Como abogaba la Cuarta Internacional, era necesaria una revolución política para expulsar a las burocracias estalinistas, o, los estalinistas buscarían consolidar sus privilegios a través de la restauración del capitalismo, lo que llevaría al estado obrero a volver al capitalismo. Pero la orientación "pablista" no era la de enfrentar a los regímenes de los PC's, ni a los PC's del mundo, sino por el contrario unirse a ellos. Pablo y Mandel plantearon que los partidos de la IV Internacional tenían que hacer "entrismo sui generis" en los PC's del mundo, y militar dentro de esos partidos. 

Tras la II Guerra Mundial, Stalin había firmado los acuerdos de Yalta y Postdam entre 1946/47 con los imperialismos de Estados Unidos e Inglaterra, acuerdos que establecían la reconstrucción capitalista de Europa, con la colaboración de los Partidos Comunistas que se integraban a los gobiernos capitalistas. A cambio, Stalin se comprometió a disolver la III Internacional Comunista, dejando sin dirección a los trabajadores del mundo.


Izquierda: Cumbre de Yalta febrero de 1945, Winston Churchill Primer Ministro de Gran Bretaña, Franklin D. Roosvelt presidente de Estados Unidos, Joseph Stalin por la Unión Soviética. Derecha:  Cumbre de Postdam agosto de 1945, Winston Churchill (Gran Bretaña), Harry Truman (Estados Unidos), Joseph Stalin (URSS) 


En Francia Maurice Thorez, el Secretario General del Partido Comunista, hizo su entrada en el Gobierno capitalista de De Gaulle como ministro de la Función Pública, junto a otros cuatro ministros comunistas. En ese momento los Partidos Comunistas se integraron a algunos de los gobiernos capitalistas más importantes con ministros y funcionarios. Es decir, la orientación de Pablo y Mandel planteaba que la IV Internacional tenía que integrarse a Partidos Comunistas, que a su vez se habían integrado a frentes y gobiernos capitalistas, incluso imperialistas, como el de Francia.

La política de Stalin de firmar los acuerdos de Yalta y Postdam, disolver la III Internacional, e integrarse a gobiernos y partidos capitalistas, fue la traición más grande de la historia a la clase obrera del mundo. Pero la política de Pablo y Mandel consistente en que la IV Internacional tenía que integrarse a Partidos Comunistas, significaba los grupos de la IV Internacional debían sumarse a esa traición global del stalinismo.

Esa política apuntaba a disolver y destruir la IV Internacional. Una política de ruptura con los principios del Marxismo, y los lineamientos que León Trotsky. Esto llevó a que la IV Internacional en lugar de fortalecerse, comenzara a sufrir una grave y profunda crisis. Así lo explica Moreno: "El año 1951 divide en dos la historia de nuestra Internacional: antes y después del revisionismo pablista. A partir de esa fecha, en que su dirección es copada por el revisionismo, nuestra Internacional entra en crisis, se disgrega... Su política de "entrismo sui generis", su análisis de que la guerra fría obligaría a los partidos comunistas a ir a la guerra civil y a la revolución obrera...eran el intento, por parte de Pablo, de meter de contrabando dentro de nuestras filas una... política de traición y desmovilización..." (2)

Según Pablo, el estalinismo ya no era un cáncer contrarrevolucionario en el movimiento obrero, como León Trotsky había explicado, porque bajo presión de masas podría proyectar una orientación revolucionaria. El pablismo es Revisionismo, porque es una "Revisión" de lo planteado por Trotsky, que afirmaba que la III Internacional, bajo la conducción de Stalin y el stalinismo, ya no era revolucionaria, era contrarrevolucionaria, y por lo tanto había que combatir a esas organizaciones construyendo como alternativa, la IV Internacional.

La Teoría del binomio Pablo- Mandel era que el stalinismo tenía una "doble naturaleza" y por lo tanto si bien eran una organización contrarrevolucionaria, bajo la "presión imperialista" se iba a convertir en "revolucionaria". Con la orientación de Pablo y Mandel la Cuarta Internacional se vio reducida al papel de críticos, y asesores de los burócratas estalinistas que iban camino a una supuesta auto- reforma.


Mao Tsé Tung dirigente de la Revolución China, Ho Chi Minh dirigente de la Revolución Vietnamita, Fidel Castro dirigente de la Revolución Cubana. Michel Pablo y Ernest Mandel capitularon a estas direcciones con la teoría de la "doble naturaleza" del stalinismo


Si lo que afirmaba Pablo era cierto y los Partidos Comunistas tenían un curso "progresivo" entonces lo que había planteado Trotsky estaba equivocado. Bajo el esquema teórico del revisionismo de Pablo y Mandel no era necesario construir la IV Internacional, sino que lo correcto era hacer acuerdos con los dirigentes de una  organización contrarrevolucionaria, y militar en ellas, dado que por su doble naturaleza bajo la "presión imperialista" se iban a convertir en "revolucionaria". 

En su Tercer Congreso, la Cuarta Internacional ya no era un partido mundial políticamente homogéneo, y estaba sumida en una profunda crisis. Había surgido una tendencia oportunista encabezada por Michel Pablo y Ernest Mandel, que se adaptó a las direcciones burocráticas que dirigían a la clase trabajadora: tanto los socialdemócratas, nacionalistas burgueses y, en particular, stalinistas. Asi lo explica Nahuel Moreno: "El pablismo tuvo efectos devastadores sobre nuestra Internacional. No conforme con capitular al stalinismo, se comenzó a capitular a toda dirección o aparato que controlara al movimiento de masas..." (3)

La primera etapa de la crisis de la IV Internacional: Lucha contra el revisionismo 

"Finalmente viene Indochina, donde el apoyo a nuestra sección ha sido olvidado durante tanto tiempo, y donde incluso se ha dejado de preguntar quien asesinó a Tạ Thu Thâu para apoyar, sin serias críticas, al gobierno estalinista de Hồ Chí Minh" (Sedova Trotsky et al. 1948, 14). 

Los planteos de Pablo y Mandel provienen de antes de 1951. En 1949 l Revolución China impactó al mundo cuando el Partido Comunista de China (PCCh) derrotó a la coalición capitalista que gobernaba China con el  gobierno de Chiang Kai-Shek, y el Kuomintang (KMT). Encabezado por Mao- Tse- Tung, el PCCh, tomó el poder, y estableció la República Popular China, rompiendo una alianza que había establecido con el KMT por orden de Stalin. 

Michel Pablo y Ernest Mandel venían trabajando las tesis de que los stalinistas dirigentes de los Partidos Comunistas se iban a transformar en dirigentes revolucionarios, y consideraron que la Revolución China era la confirmación de sus formulaciones. Los sucesos de China eran para ellos una confirmación de sus elaboraciones, de las cuales surgió la orientación de "entrismo sui generis". Sin embargo, las ideas y concepciones de Pablo y Mandel se chocaron los firme posición del dirigente trotskista Chino Peng Shuzi.

Peng era militante del Partido Comunista Chino desde 1923, y terminó siendo elegido para el Buró Político del PCCh en 1925. Se opuso a las desastrosas políticas de Stalin y la III Internacional para China, y se unió a Chen Duxiue, el fundador del PCCh, tra lo cual ambos se convirtieron en partidarios de León Trotsky, y la Oposición de Izquierda. Peng pasó 5 años en una prisión de Guomintang (nacionalista chino) y fue liberado en 1937. 


Peng Shuzhi en la revolución China, Mao Tse Tung en el cumpleaños de Stalin en diciembre de 1949, y las marchas del Ejército Popular en la revolución de China


Mao y el PCCh, lejos de seguir el curso que pronosticaban Pablo y Mandel, se entregaron a los brazos del stalinismo, y adoptaron las tesis del "Socialismo en un Solo país".  Integrados al aparto stalinista mundial, Mao y el PCCh ya desde el poder, lanzaron una brutal represión y persecución sobre los militantes trotskistas de China. Peng se vio obligado a huir a Hong Kong, desde donde comenzó a actuar como corresponsal de la Cuarta Internacional 

En su informe al Tercer Congreso de la IV Internacional, Peng discrepó con Pablo y Mandel, quienes afirmaban que la victoria militar del PCCh fue el resultado de las políticas de Mao de "presión masiva". y que Mao no cumplió las directivas de Stalin de que los partidos comunistas formaran gobiernos de coalición con partidos capitalistas. 

Peng demostró que el PCCh siguió las instrucciones de Moscú al pie de la letra, integró el gobierno del KMT con ministros, hasta que Chiang Kai- Shek, los expulsó del gobierno KMT- PCCh. Peng explicó que durante dos años Mao en que había intentado formar un gobierno de coalición con la coalición capitalista de Chiang Kai-shek, y se negó a pedir su derrocamiento. 

Incluso después de que los ejércitos nacionalistas se apoderaron del bastión del PCCh en Yenan, y emitieron una orden de arresto contra Mao, éste buscó aplicar las directivas de Stalin a toda costa, incluso violado los principios básicos de defender a toda costa al partido, y su dirección. Y también explicó que lejos de aplicar una política de "presión masiva", el PCCh contuvo las huelgas de los trabajadores, las protestas estudiantiles y los disturbios rurales. 

Esto puso en gran peligro al movimiento revolucionario al permitirle a Chiang tiempo para consolidar sus fuerzas y el control de las ciudades. Cuando Mao finalmente pidió el derrocamiento de Chiang en octubre de 1947, no estaba en desacuerdo con Stalin, sino que estaba en línea con la respuesta de este último a las agresivas políticas de la Guerra Fría de Washington.


Imágenes de la revolución China de 1949


Peng hizo una distinción entre la situación en China y la de Yugoslavia, donde el Partido Comunista bajo Josip Tito se vio obligado por las demandas de la guerra partidista contra el ejército alemán y sus colaboradores para superar los límites dictados por Stalin. Un gobierno de coalición con una sección de la burguesía en 1944 apoyada por Stalin y sus aliados imperialistas se desmoronó rápidamente. El Partido Comunista tomó el poder y durante los siguientes tres años nacionalizó sectores clave de la industria. Una brecha abierta estalló en 1948 entre Tito y Stalin.

Por el contrario, Mao tomó la línea desde Moscú, incluido ponerse del lado de Stalin contra Tito. Bajo su programa de "Nueva Democracia", Mao defendió explícitamente la propiedad y las ganancias de los inversores chinos y extranjeros, con la excepción de aquellos que habían huido a Taiwán con Chiang Kai-shek. Su gobierno incluía representantes de la burguesía y la pequeña burguesía. Fue solo el estallido de la Guerra de Corea en 1950 lo que obligó al PCCh a ampliar su nacionalización de la propiedad capitalista con el primer plan económico de cinco años anunciado en 1953, y la expropiación de la clase capitalista china en 1956.

El análisis desarrollado por Peng enfrentó la adulación del régimen maoísta por parte de Pablo y Mandel. Mandel respondió a Peng en el 11º Pleno del Comité Ejecutivo Internacional (CEI) de la Cuarta Internacional en mayo de 1952 calificando a Peng como "sectario" con el objetivo de socavar a Peng. Ignorando el zig-zag oportunista del PCCh en las políticas, Mandel enfatizó "El PC chino ha comenzado, de manera oportunista y empírica, es cierto, pero en realidad ha comenzado a aplicar la teoría de la revolución permanente a su manera". 

Para Mandel, el stalinista PCCh, bajo la dirección de Mao, estaba llevando adelante la estrategia de la IV Internacional. Mao debió avanzar a la toma de medidas revolucionarias como la estatización de la economía obligado por la presión del imperialismo que había invadido la península de Corea, y el había decretado el bloqueo a China. Sin embargo, eso no significó en ningún sentido que Mao había abrazado la perspectiva de Trotsky. 

Mientras Mandel declaraba que Peng era "sectario", el régimen maoísta lanzaba una brutal persecución de los trotskistas chinos. En los distritos nacionales el 22 de diciembre de 1952 y el 8 de enero de 1953, el PCCh llevó a cabo el arresto y encarcelamiento general de más de 1,000 trotskistas chinos, sus familiares y simpatizantes. Ante la catástrofe que estaba provocando la dirección del binomio Pablo- Mandel, se produjo una "rebelión" en la IV Internacional, el partido francés Partido Comunista Internacionalista se enfrentó a la política de Pablo- Mandel.

Así lo explica Nahuel Moreno: "El mérito histórico de haber sido la primera en darse cuenta de lo que significaba el pablismo como corriente revisionista ... ,pertenece a la vieja sección francesa el PCI (Partido Comunista Internacionalista) ... que se lanzó a una batalla principista prácticamente solo. Rápidamente los compañeros franceses fueron apoyados por la mayor parte de los trotskistas latinoamericanos, a excepción de los compañeros bolivianos enfeudados al SI y al pablismo, de entre los cuales hay que excluir a la corriente que respondía a Lora, que tuvo una política abstencionista"  (4)

Sucedió entonces que Pablo asistió al Pleno del Comité Ejecutivo del partido francés el pasado mes de enero (1952) y anunció en el acto la suspensión de sus funciones a los 16 miembros mayoritarios de la CE. El caso es que el SI no había tomado ninguna decisión de este tipo. Entre los cinco miembros del SI, tres ignoraban por completo esta decisión: Germain y Manuel estaban ambos fuera del país, y yo no fui informado de antemano, aunque estaba en París en noviembre de 1953, James P. Cannon, líder del Partido Socialista de los Trabajadores de EE.UU (SWP), lanzó la lucha internacional contra el pablismo con el lanzamiento de una "Carta Abierta" pidiendo a las secciones de la Cuarta Internacional que reafirmen los principios básicos del trotskismo ortodoxo.

En su carta Cannon insistió en que el principal obstáculo para la revolución socialista era el estalinismo. La "Carta Abierta" detalló la traición pablista de la huelga general francesa en agosto de 1953, y el encubrimiento de Pablo por la movilización de tropas soviéticas por parte de Stalin para reprimir el levantamiento de trabajadores de Alemania Oriental en junio de 1953. Peng Shuzhi se unió a James Cannon en la lucha contra el revisionismo de Pablo y Mandel.

Cannon también condenó la actitud de Pablo hacia los trotskistas chinos que él lo descartó como "refugiados de una revolución". Cannon explicó que "la línea conciliatoria de Pablo hacia el estalinismo lo lleva inexorablemente a darle un color de rosa al régimen de Mao, mientras pone tintes grises en la posición firme y de principios de nuestros camaradas chinos".


Para Leer la "Carta Abierta" de Cannon a los trotskistas del mundo click en "Leer"

Para Leer la Carta de Peng Shuzhi a James Cannon click en "Leer"


Los trotskistas que decidieron agruparse alrededor de la convocatoria Cannon en defensa de los principios conformaron el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI). La conformación de este polo en 1953, alrededor de la "Carta Abierta" de James Cannon para enfrentar y derrotar al Pablismo, dió origen al surgimiento de una corriente que tiene como objetivo enfrentar al revisionismo: El trotskismo ortodoxo. 

La primera etapa de la crisis de la IV Internacional: Lucha contra el revisionismo

La lucha del trotskismo contra el revisionismo de Pablo y Mandel, fue encabezada por James Cannon, Peng Shuzhi, la dirección del SWP, Nahuel Moreno, y un agrupamiento de dirigentes que  desarrolló una batalla en defensa del marxismo y el trotskismo. Este periodo duro hasta la caída del Muro de Berlín en el año 1989, primera etapa de la crisis de la IV Internacional abarco toda la posguerra. 

Esta etapa comenzó con la Revolución Boliviana de 1952, así lo explica Nahuel Moreno: "La síntesis de la traición pablista se dio en Bolivia. En este país el POR (Partido Obrero Revolucionario) boliviano, sección de la Internacional, llevado de la mano de Pablo, cometió una de las traiciones más tremendas...En Bolivia, la clase obrera, educada por el trotskismo, llevó a cabo a principios de abril de 1952 una de las revoluciones obreras más perfectas conocida: destruyó al ejército burgués, constituyó milicias obreras y campesinas como único poder real en el país, y organizó la Central Obrera Boliviana para centralizar al movimiento obrero y a las milicias..."

"...La burocracia que dirigía la COB entregó el poder que estaba en sus manos al partido nacionalista burgués, al MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario). El trotskismo boliviano era una potencia, tenía gran influencia en el movimiento obrero y de masas, había participado como codirección en la insurrección obrera y popular que había destruido al ejército...El Secretariado Internacional (SI), dirigido por Pablo, dio la línea traidora y reformista de apoyar críticamente al gobierno burgués...El principio revisionista pablista era siempre el mismo: el MNR, presionado por el movimiento de masas, iba a verse obligado a hacer una revolución socialista" (2)

El revisionismo detona un proceso de socialdemocratización, que culmina cuando el grupo que adopta el Programa de la Cuarta Internacional, lo abandona para transformarse en un grupo reformista. Para completar este curso, deben repetir el mismo trayecto que desarrollaron las organizaciones que rompieron con el marxismo en el siglo XIX, dirigidas por Karl Kautsky, August Bebel y Eduard Bernstein. Estos dirigentes llevaron a la II Internacional a romper con el marxismo, y convertirse en una internacional reformista, socialdemócrata. Pero Kautsky, Bebel y Bernstein encabezaron ese curso en nombre del marxismo, apoyándose en el prestigio de Marx y Engels, haciendo pasar sus posiciones capituladoras en el nombre de Marx y el marxismo.

Así lo explica Nahuel Moreno: "Esta corriente centrista...forma parte fundamental de ese mismo revisionismo... que en la forma no rompe con las formulaciones trotskistas... Si formalmente defiende algunas posiciones trotskistas es para mejor contrabandear y hacer pasar las posiciones revisionistas. Hay, de hecho, una división de tareas entre esos dos matices, una relación muy parecida a la que había entre Bernstein y Kautsky..." (3)


Los principales fundadores del reformismo, los primeros revisionistas del marxismo que desarrollaron la socialdemocracia. En la primera foto Eduard Bernstein y Karl Kautsky, en la segunda foto August Bebel 


Las fuerzas del el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) donde se nucleó el trotskismo ortodoxo se desarrollaron rápidamente. En Francia, la mayoría de la dirección de la sección francesa llamada Partido Comunista Internacionalista (PCI) encabezada por Stéphane Just, Pierre Lambert, Marcel Favre-Bleibtreu, Marcel Gibelin, y Michel Lequenne, entre otros, llevaron adelante la batalla contra el revisionismo pablista. Stéphane Just, dirigió el semanario La Verité a partir de 1953, donde planteó el programa y las consignas esenciales del PCI. 

En Gran Bretaña Gerry Healy miembro del CICI desarrolló en Gran Bretaña el grupo "The Club", que reagrupó a un número importante de militantes. Desde ese agrupamiento, que permitió el surgimiento de muchos de los actuales grupos de Gran Bretaña, Gerry Healy trabajó en estrecha colaboración con dirigentes como Cliff Slaughter y Michael Banda. The Club se convirtió en la Liga Socialista del Trabajo (Socialist Labour League) en 1959. 

Desde Latinoamérica, se incorporó al CICI el corriente de camaradas encabezada por el dirigente trotskista argentino Nahuel Moreno, que estaba desarrollando una corriente internacional trotskista ortodoxa en América Latina. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) encabezado por James Cannon, contaba en sus filas a dirigentes de la talla de Peng Shuzi, Gerry Healy, Nahuel Moreno, y tenía grandes posibilidades de avanzar en la lucha contra el revisionismo. 

La crisis en el SWP: Estalla y se disgrega el CICI

Sin embargo el CICI terminó fracasando en su objetivo de emprender la lucha contra el revisionismo. Esto fue el producto del estallido de una crisis en la dirección del SWP de Estados Unidos. En 1955, James Cannon solicitó el retiro de la dirección de la dirección del SWP, y luego los restantes miembros de la dirección del SWP que tenían una gran autoridad sobre la IV Internacional, por tratarse del partido mas importante, no cumplieron el rol de elevarse a una dirección internacional que derrotara al revisionismo y reconstruyera la IV Internacional. 

Así lo explica Nahuel Moreno: "El CICI jamás superó su carácter de un mero frente único defensivo, de organización federativa, que no se elevó ni siquiera a tendencia internacional. Con nexos laxos, incapaz de oponer una fuerte dirección centralizada que diera una batalla definitiva contra el revisionismo hasta expulsarlo de nuestras filas, reconstruyendo nuestra Internacional sobre bases principistas y militantes, el CI tuvo una vida casi vegetativa" (6)

Sin embargo un hecho de la lucha de clases internacional impacta sobre el CICI, y lo destruye: La Revolución Cubana. El CICI, que no había logrado conformarse como un polo sólido que permitiera derrotar al revisionismo, terminó disgregándose bajo el impacto de la revolución cubana que produjo un enorme onda expansivo, y un colosal debate mundial sobre la estrategia revolucionaria en toda la izquierda mundial.


De izquierda a derecha: James Cannon, Peng Shuzi, Nahuel Moreno, y Gerry Healy algunos de los dirigentes que conformaban el CICI


Los trotskistas latinoamericanos dieron una batalla sin tregua contra esta concepción del SWP. La esencia de la posición de la dirección del SWP era la de una Internacional o un CI federativo de trotskistas nacionales.

 "Debido a esta posición nacionalista del SWP, el partido hegemónico dentro del CI, no se pudo derrotar al revisionismo, a pesar de que el CI agrupaba al ochenta por ciento de las fuerzas trotskistas militantes en el mundo. Esta política nacionalista del SWP lo llevó a una posición equivocada de capitulación al stalinismo frente a la revolución húngara, y a la revolución cubana. Entre los años 1956 y 1959 la dirección del SWP se vuelca a lograr una unificación con el SI pablista, sin reafirmar que era una tendencia claramente revisionista.

El SWP se apresura a romper el CI, dispersando sus fuerzas, provocando una seria crisis de este, justamente en el momento en que el revisionismo estaba más debilitado. Gracias al rompimiento del CI se salvó el revisionismo pablista. La reunificación del año 1963, que llevó al surgimiento del SU (Secretariado Unificado), tuvo esa consecuenciaEn 1974, aproximadamente doscientos miembros nucleados en torno a Alan Thornett, por entonces un militante dirigente en la industria automotriz de Cowley, fueron expulsados de partido. Parte de este grupo formaría la Liga de los Trabajadores Socialistas (Workers Socialist League). Desde este momento, el WRP perdió miembros y quedó cada vez más aislado del movimiento obrero. No obstante, mantuvo el tamaño y los recursos necesarios para producir una prensa diaria. Mucho del dinero para esta empresa editorial provino de subsidios y contratos de impresión con varios regímenes de Medio Oriente, como ha sido probado más tarde por informes internos. Complementaron sus ingresos imprimiendo periódicos para figuras dirigentes de la izquierda laborista, tales como George Galloway, Ken Livingstone y el Labour Herald de Ted Knight, un antiguo miembro de la SLL. Healy forjó una amistad con Livingstone. El Herald también sirvió como vehículo para la limitado operación de entrismo del WRP en este periodo. El régimen de Healy dentro de The Club, la SLL y el WRP estaba marcado por demandas por un más alto nivel de activismo. Una excepción a este requirimiento fue hecha para los participantes en los frentes culturales que la SLL estableció para atraer a actores y escritores, al menos hasta que se convirtieron en miembros plenos del partido. Esto atrajo a figuras prominentes, incluyendo a Vanessa Redgrave.

Implosión del WRP[editar]

Hacia 1985, habían surgido preocupaciones dentro del WRP con respecto a las lazos financieros, políticos y de inteligencia de Healy con los gobiernos de Libia e Irak hasta el punto de que el grupo implosionó, siendo el golpe final las revelaciones de Aileen Jennings respecto del abuso sexual de las militantes por parte de Healy.4​ Healy describió tales acusaciones como una pantalla de humo para quienes se habían decepcionado de la política revolucionaria, luego de la derrota de la huelga minera. El resultado fue que el WRP se desintegró en varios grupos minúsculos que competían entre sí.5​ Ken Livingstone, laborista de izquierda que después se convirtió en alcalde de Londres, declaró en 1994 que la ruptura era el trabajo de agentes del MI5.6​

La segunda etapa de la crisis de la IV Internacional: La década de los 90's

Con la caída del Muro de Berlín en 1989 se abrió la segunda etapa en la crisis de la IV Internacional. A lo largo de la década de los 90's, estallaron las corrientes trotskistas más grandes: El SU, el CI, The Militant, y la LIT, que dieron origen a toda una serie de corrientes menores.

En la posguerra, tras la expulsión de Pablo, la mayoría de las corrientes se reagruparon en el Secretariado Unificado (SU). Otro grupo de corrientes permaneció en el Comité Internacional (CI), el primer reagrupamiento que se organizó contra el pablismo. Pero el SU, bajo la dirección de Mandel desarrolló una capitulación tras otra, se hizo guerrillerista y comenzó a sufrir un estallido tras otro, lo que provocó que se fueran alejando corrientes y sectores del SU, primero el SWP de Estados Unidos, luego Nahuel Moreno que rompió con el SU y conformo la LIT.

Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, el SU sufrió una transformación espectacular. En 1991 el 14 Congreso adoptó la línea de conformar partidos anticapitalistas como el Nouveau Parti Anticapitaliste (NPA, Nuevo Partido Anticapitalista), eliminando del programa del trotskismo la consigna de Dictadura del Proletariado.

Y llamo a conformar los partidos anticapitalistas en todo el mundo. Así surgieron los partidos anticapitalistas en Europa que dieron origen a Syriza en Grecia, y Podemos en España. Los partidos anticapitalistas pasaron a integrar coaliciones electorales con los restos del stalinismo en Europa, y renunciaron a la estrategia revolucionaria.

La LIT, la corriente fundada por Nahuel Moreno estalló en los 90's. De allí surgieron varias organizaciones como el MST, la UIT, IS, el PTS, el Nuevo MAS, la mayoría de las cuales rompieron con el morenismo y el trotskismo. Grupos como el PSTU de Brasil, así como Izquierda Socialista o el MST de Argentina llevan adelante la táctica de Kautsky, Bebel, o Bernstein de seguir reivindicando formalmente el morenismo, o el trotskismo pero en la vía de los hechos romper con la IV Internacional, como lo mostró la Revolución Boliviana del 2019.

Un curso similar sufrió la CICI, la otra corriente alrededor de la cual se agrupó un sector de la IV Internacional para combatir al pablismo. La CICI se disgrego primero con la crisis del WRP de Inglaterra, y luego la crisis de la OCI de Francia dirigida por Lambert que se transformó en el Partido de los Trabajadores, que tras romper con el programa trotskista, prácticamente se disolvió.

De la CICI fue expulsado en la posguerra Ted Grant que impulsó The Militant, una corriente que tuvo gran protagonismo en la lucha contra Margaret Thatcher, pero también estalló en los 90's cuando Peter Taafe desarrolló el Partido Socialista de Inglaterra y Gales, y fundó otra corriente internacional llamada CIT.

Toda esta etapa de la crisis del trotskismo estuvo cruzada por un hecho central de la lucha de clases que fue la Caída del Muro de Berlín y el comienzo de la IV etapa mundial de la lucha de clases. Frente a la caída del Muro, la mayoría del trotskismo capitulo a la campaña mundial de que el "Socialismo Fracaso", lo que llevo a sus dirigentes a abandonar el marxismo por diversas vías.

La caída del stalinismo mundial profundizó la crisis de los grupos revisionistas del trotskismo. Esto mostró el grave daño que el pablismo había provocado en el trotskismo de posguerra. El movimiento trotskista había quedado conformado por grupos eran grupos que seguían al stalinismo como a la sombra, y que por lo tanto, cuando el stalinismo comenzó su derrumbe, también se derrumbaron junto al stalinismo.

La tercera y actual etapa de la crisis de la IV Internacional

Al desaparecer las grandes corrientes trotskistas de posguerra, la actual etapa de la crisis de la IV Internacional se caracteriza por la crisis y disgregación de organizaciones más pequeñas. Toda esta etapa de la crisis actual de la IV Internacional está cruzada por dos hechos centrales de la lucha de clases: La crisis global del capitalismo y las Revoluciones del Siglo XXI. En el Siglo XXI no hay un Michael Pablo, ni un Ernest Mandel que organice y estructure al revisionismo como corriente orgánica.

La actual crisis de la IV Internacional se da en el marco de la apertura de la IV Etapa mundial de la lucha de clases, la etapa de la revolución política. Por lo tanto esta tercera etapa de crisis de la IV Internacional no existen los grandes Partidos Comunistas de posguerra dirigidos por Stalin, ese enorme aparato contrarrevolucionario que controlaban al movimiento de masas, que fue barrido por la revolución con la caída del Muro de Berlín.

Los partidos y dirigentes de los grupos contrarrevolucionarios de hoy, los Bernie Sanders, los Evo, los Lula, los Correa, los Maduro, etc al lado del stalinismo de posguerra son un chiste, son organizaciones mil veces más débiles. Sin embargo el revisionismo pablista sigue existiendo, encarnado en diferentes figuras y organizaciones.

Así lo explica Nahuel Moreno: "Aunque Pablo es quien ha llevado hasta sus últimas consecuencias teóricas y políticas esta desviación revisionista, el revisionismo no se limita a él. Es una corriente mucho más amplia que se ha encargado de mantener, desde entonces, en una crisis permanente a nuestra Internacional..."

"...es un frente sin principios, formado por distintos matices y corrientes...Dado este carácter de frente sin principios, el revisionismo tiene a su frente distintas figuras y dirigentes caracterizados en cada etapa de su desarrollo..." (4)

En esta etapa todas las organizaciones pequeñas profundizan su rumbo de revisionismo y proceso de socialdemocratización. El SWP de EE.UU, el partido fundado por León Trotsky lleva adelante una línea de apoyo crítico a Donald Trump. La ISO de EE.UU se disgregó para apoyar a Bernie Sanders.

El CIT de Peter Taafe estalló. The Militant apoyó públicamente al gobierno de Hugo Chávez en Venezuela. La LIT capituló al Castrochavismo en la Revolución Boliviana del 2019. El mandelismo llevó a varios gobiernos capitalistas como en Grecia y en Brasil donde tuvieron funcionarios en el gobierno de Lula. Sectores que rompieron con la LIT se integran a un frente popular con la burguesía en Brasil. En Argentina los grupos del FIT como el PTS, PO, IS, votan leyes con la burguesía en el Parlamento.

El rasgo central de la crisis de los grupos revisionistas es el proceso de adaptación al régimen, disgregación y disolución de estos pequeños grupos en la medida en que van convirtiéndose en organizaciones francamente socialdemócratas. El centro de estas organizaciones es la participación en las elecciones burguesas, mientras que en los sindicatos, así como en las organizaciones de masas, exhiben su adaptación a la burocracia sindical, y a los aparatos reformistas.

El revisionismo involuciona teóricamente y rompe con el marxismo

Otra característica de los grupos revisionistas es que no han elaborado prácticamente nada, ni han hecho prácticamente ningún aporte significativo a la teoría marxista. Cada vez que abren la boca expresan un profundo proceso de involución teórica y de ruptura con el marxismo, repiten como loros las "modas", teorías, charlatanerías y falsas ideologías transmitidas por la burguesía, el stalinismo senil, el Castrochavismo, los think, thank "progresistas" del Partido Demócrata de los EE.UU, como CLACSO, o se transforman en voceros de los fraudes y planteos del London o Paris Economic School, etc.

Sus elaboraciones están basadas en negar la existencia de un proceso revolucionario mundial, y por lo tanto que las condiciones "no están maduras" para la revolución. Tampoco en este terreno inventan nada, simplemente se limitan a repetir lo que siempre dijeron Kautsky, Bebel y Bernstein los jefes de la socialdemocracia, o Stalin y Bujarin, los jefes del stalinismo. Los grupos revisionistas niegan la existencia de la crisis mundial del capitalismo, o niegan su carácter; nieganm las Revoluciones del Siglo XXI, adoptan la visión de que situación mundial es una especie de una noche negra en la cual se viene el fascismo, y los golpes de estado.

Para estos grupos revisionistas vivimos una etapa de la lucha de clases signada por una "derrota histórica" de la clase obrera. Al adoptar la Teoría de las condiciones "no están maduras" para la revolución, toman como propia "Teoría del Socialismo en un solo país" de Stalin, porque ven necesaria una toda una etapa de alianzas con "sectores burgueses progresivos", "para enfrentar al fascismo y la derecha".

esa vía adoptan la "Teoría de los Campos Burguesas Progresivos". Los grupos revisionistas involucionan a teorías formuladas por los grupos intelectuales de posguerra, de Focault, Marcuse, la Escuela de Frankfurt, Adorno, Habermas. Algunos grupos plantean que el capitalismo está en un periodo de desarrollo de las fuerzas productivas, otros grupos que el imperialismo ya no existe más, algunos grupos afirman que para hacer la revolución se necesita la "Revolución Cultural" desde las universidades, los medios y la propaganda cultural, y atribuyen esta línea a Gramsci.

Otros grupos adoptan el programa keynesiano, y lo presentan como marxismo, adoptan la "Teoría del Ciclo Económico Keynesiano" y la presentan como "Teoría de las Ondas Largas", disfrazándola de marxismo.La mayoría de los grupos adoptan la "Teoría del Desacople" lanzada por círculos imperialistas desde la London Economic Schooll.

Otros, hacen propia la teoría autogestionaria y autonomista del Subcomandante Marcos, Tony Negri, Heinz Dieterich, Michael Hardt y Naomi Klein construyendo cooperativas de desocupados, o fábricas recuperadas, o diversas formas de asistencialismo. Todo este palabrerío, charlatanería, y falsas ideologías las presentan con un ropaje "marxista" o "Trotskista".

Los grupos revisionistas abandonan el Programa de Transición, y lo adoptan la estructura del "programa mínimo" y el "programa máximo" de la socialdemocracia que el trotskismo enfrentó ofreciendo como alternativa el Programa de Transición. Al involucionar a grupos socialdemócratas, los grupos que se autodenominan trotskistas rompen con el Programa de Transición.

Pero esto no hace más que profundizar su crisis, producto también de que su charlatanería y palabrerío pseudo- marxista, está siendo brutalmente golpeado por la realidad de la crisis del capitalismo, así como de las Revoluciones del Siglo XXI. Estos grandes hechos de la lucha de clases mundial, están fortaleciendo toda la Teoría Marxista y el análisis clásico marxista de Marx, Engels, Lenin, Trotsky y Nahuel Moreno.

Las bases objetivas de la evolución del trotskismo al revisionismo

Las razones que explican el proceso curso de socialdemocratización que detona el revisionismo son los enormes cambios que han provocado la situación objetiva global. La combinación de la crisis mundial del capitalismo con el proceso revolucionario mundial, acelera el giro a la derecha de todas las direcciones contrarrevolucionarias, y también de todos los grupos revisionistas. Esto es lo que explica el avance hacia la socialdemocratización, y la disgregación en múltiples pequeñas corrientes a escala internacional.

Los grupos revisionistas evolucionan a grupos reformistas justo en el preciso momento en que la crisis mundial del capitalismo liquida y amenaza a todos los proyectos "reformistas". Con el desarrollo de la crisis mundial del capitalismo no hay espacio, ni resquicios para desarrollar reformas ni mejoras de ningún tipo.

Al contrario, estamos en presencia de un ataque brutal sobre las condiciones de vida de millones, que no da espacio para negociaciones, ni "treguas" liquida toda ilusión parlamentaria, reformista o sindical. Al renunciar al proyecto revolucionario, y adoptar el reformista, los grupos revisionistas profundizan su crisis golpeados por la crisis del capitalismo

Un componente del proceso revolucionario mundial que agrava la crisis de los grupos revisionistas es la revolución de las mujeres. Miles de activistas mujeres, trans, lesbianas, y jóvenes se encuentran con que los grupos de izquierda son machistas, defienden abusadores, o se oponen a que las mujeres denuncien públicamente a los abusadores, o defienden la legalización de la prostitución.

La consecuencia de esto es que los grupos que se reclaman trotskistas son rechazados por miles de luchadoras y dirigentes de la Revolución Verde- Naranja, lo cual trae aparejado valiosxs dirigentes y cuadros abandonan esas organizaciones, profundamente desilusionadxs.

El ascenso revolucionario es cada vez más obrero, las revoluciones son urbanas, con centro en los trabajadores. Esto agrava la crisis de los grupos que se reclaman trotskistas porque se niegan a intervenir en las organizaciones de masas, están buscando nuevos sujetos sociales, tienen expectativas en el guerrillero, el piquetero, el intelectual, el general, el comandante. Se niegan a exigir a las organizaciones de masas que peleen por el poder, las desprecian como lo vimos en la Revolución Boliviana de 2019.

El proceso de socialdemocratización del trotskismo expresa las presiones de clase del imperialismo y el frente contrarrevolucionario mundial sobre las organizaciones obreras y populares. Frente al proceso revolucionario mundial, el imperialismo otorga limitadamente, allí donde no puede impedirlo, solo 2 resquicios para la actividad política: La actividad sindical, y la parlamentaria. El proceso de socialdemocratización expresa la adaptación de los dirigentes que se reivindican trotskistas a éstas presiones del imperialismo.

Los grupos revisionistas limitan su accionar a aprovechar estos resquicios limitados que el imperialismo adaptándose en las organizaciones sindicales a las pautas del estado burgués. Los dirigentes sindicales que llevan muchos años en su cargo, y no llevan adelante una política de transformación de los sindicatos, se adaptan a la estructura que les impone el estado burgués, y se burocratizan.

El giro abiertamente socialdemócrata de las direcciones de los grupos revisionistas se expresa en que priorizan la actividad parlamentaria, en desmedro de la pelea por la dirección del movimiento obrero y popular. Para tapar su curso socialdemócrata levantan consignas ultraizquierdistas, se disfrazan de rojos, hacen plenarios "combativos" pero todo eso es una cubierta para tapar su adaptación porque tienden a burocratizarse, y se adaptan al régimen por esa vía.

En la medida en que producto de la intervención parlamentaria las arcas de las organizaciones trotskistas se llenan de dinero por los ingresos de los parlamentarios, el curso a la derecha se acelera, las organizaciones reniegan cada vez más de la pelea por la dirección, en las luchas, en los sindicatos y en las organizaciones de masas. Por lo cual en las organizaciones de masas estas corrientes adoptan una política ultraizquierdista, como taparrabos de su adaptación al régimen.

Los ingresos provenientes del estado burgués, lleva a estas organizaciones a montar un aparato desmesurado en relación a la cantidad de militantes, y el peso con las organizaciones de masas. La estructura socialdemócrata avanza en la medida en que crece la cantidad de rentados, de funcionarios, de publicaciones y actividades culturales e intelectuales, que dependen del estado burgués.

El partido pierde autonomía del estado burgués y depende profundamente de él, deja de ser un aparato de conspiración, al servicio del armamento de las masas, de las huelgas, de la auto- organización o los piquetes y se convierte en un aparato socialdemócrata.

El revisionismo impone un régimen stalinista y expulsa muchos valiosos militantes

En la medida en que avanzan al revisionismo y se acentúa el giro socialdemócrata, el régimen interno de las organizaciones trotskistas se vuelve más antidemocrático. Cuando aparecen sectores de cuadros y militantes que perciben el curso oportunista y pretenden modificarlo, son brutalmente reprimidos por las direcciones revisionistas. Imponen un centralismo burocrático, stalinista, reforman los estatutos en forma antidemocrática, impiden los debates, imponen sanciones, expulsiones, lo que da origen a los fraccionamientos, las rupturas, y las crisis.

Fruto de ese proceso, miles de militantes se alejan "silenciosamente" de esas organizaciones. Algunas corrientes o camaradas sacan de todo esto la conclusión equivocada de que entonces las organizaciones trotskistas no tienen que intervenir en las elecciones, ni tener diputados, ni dirigir sindicatos o federaciones sindicales. Y no tiene que tener aparato o rentados porque eso lleva a la burocratización. Todas estas conclusiones son equivocadas.

La historia de las corrientes revolucionarias muestra que es necesario construir un aparato y tener profesionales para dirigir la insurrección y las huelgas, lo cual no puede hacerse sin una férrea organización. Los diputados y dirigentes sindicales son tácticas indispensables para disputar a las masas.

El problema no es intervenir en las elecciones, ni tener diputados, ni dirigir sindicatos, ni tener aparato o rentados. Lo que destruye el régimen partidario es la intervención del estado burgués en la estructura partidaria que lleva a la burocratización de sus dirigentes. Y para que el partido conserve un método sano la dirección debe ampliar el polo democrático del régimen interno de funcionamiento, lo que permite un mayor control de los cuadros medios y la base del partido sobre la dirección.

Calculamos que en los últimos años miles de militantes han roto con los grupos revisionistas. Tenemos que actuar audazmente sobre esta crisis, sin sectarismo, para recuperar esos cuadros y militantes. Debemos dirigirnos a ellos y ofrecerles nuestros materiales, dejando atrás el pasado y los enfrentamientos que pudimos haber tenido en otros años, y debatiendo el presente y como reconstruir el marxismo revolucionario, Debemos ser muy pacientes con estos camaradas que salen de estas organizaciones muy golpeados y confundidos.

Por un nuevo Zimmerwald: La necesidad de un polo de Reagrupamiento principista

Nuestra estrategia es la Reconstrucción de la IV Internacional, que ha sido gravemente destruida por el revisionismo pablista. Pero sería un error darnos la tarea de Reconstruir la IV Internacional como una tarea presente. Si nos diéramos esa orientación, iríamos rápidamente hacia una crisis, porque hoy no tenemos con quien reconstruir la IV Internacional. Como en un big- bang, todos los grupos revisionistas están alejándose a alta velocidad de la IV Internacional, sería en vano ponernos a buscar con que grupos reconstruir la IV.

La tarea que tenemos planteada hoy es el Reagrupamiento de los Revolucionarios. Ahora tenemos planteado reagrupar a los grupos, militantes, y personalidades o dirigentes que resisten el curso revisionista. Esos grupos que resisten el proceso de socialdemocratización del revisionismo necesitan un respaldo y cobertura internacional, porque aislados desarrollando un nacional- trotskismo están destinados a desaparecer. Para concretar ese Reagrupamiento, necesitamos llevar adelante un proceso de delimitación de todos los grupos revisionistas, y batallar por que surja un polo revolucionario.

Que planteemos que la tarea planteada hoy es el Reagrupamiento de los Revolucionarios, no significa que abandonamos la estrategia de la Reconstrucción de la IV Internacional. Al contrario, implica un plan serio partiendo de reconocer el estado de grave disgregación que sufre la IV, su virtual desaparición. Sería equivocado, como hacen muchos grupos, que apenas concretado el acuerdo con algunos grupos nos proclamemos "la IV Internacional" reconstruida. Eso no sería serio.

Por eso no proponemos como orientación actual salir ya a Reconstruir la IV Internacional. Nos proponemos un objetivo más humilde para empezar a transitar ese camino, el de comenzar a agrupar, organizar, relacionarnos, con grupos que resisten el proceso revisionista. Necesitamos una base de cuadros militantes, grupos y organizaciones que conformen una plataforma y punto de partida de la reorganización de una Internacional Socialista, hoy inexistente.

Esta orientación del Reagrupamiento de los Revolucionarios es también el fruto de extraer conclusiones de nuestra experiencia histórica. Cuando el revisionismo de Kautsky, Bebel y Bernstein destruyó el carácter revolucionario de la II Internacional apoyando a los gobiernos imperialistas en la Primera Guerra Mundial, Rosa Luxemburgo dijo que la II Internacional se había transformado en un "cadáver putrefacto". Lenin, y Trotsky, repudiaron a los dirigentes de la II Internacional, y se impuso entonces la idea de una reunión de todos los dirigentes que conservaban la postura revolucionaria.

Esa reunión se celebró entre el 5​ y el 8 de septiembre de 1915 en Suiza en un pueblito cercano a Berna, llamado Zimmerwald. Allí se reagruparon los revolucionarios que se oponían a la Primera Guerra Mundial, estuvieron Lenin, Trotsky, James Connolly de Irlanda, John Maclean de Escocia, entre otros. Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht no pudieron asistir porque estaban presos en Alemania, pero enviaron cartas de apoyo. La reunión fue muy pequeña, asistieron sólo 38 personas en cuatro carruajes. Esto motivo la célebre broma de Lenin: "Todos los revolucionarios cabían en un cuatro carruajes" que se hizo popular después como "Todos los revolucionarios cabían en un sillón".

Imágenes de la Conferencia de Zimmerwald

Gracias a esta orientación, surgió la "izquierda de Zimmerwald" las conexiones entre los grupos que se había cortado se lograron reestablecer. Los grupos aislados, que estaban escépticos o en crisis, que no conocían lo que ocurría, rompieron su aislamiento y encontraron nuevos canales para funcionar.

No surgió inmediatamente una nueva internacional, pero el Reagrupamiento logrado en la Conferencia de Zimmerwald sentó las bases de lo que tras la Revolución Rusa fue el surgimiento de la III Internacional. Lo que ahora debemos llevar adelante es un "nuevo Zimmerwald", un nuevo reagrupamiento internacional que permita reorganizar los grupos militantes y corrientes que resisten al revisionismo. La necesidad de llevar adelante este Reagrupamiento es impostergable, el primer paso hacia la Reconstrucción de la IV Internacional

Nuestra estrategia sigue siendo reconstruir la IV Internacional

A su vez, existen millares de nuevos activistas y dirigentes que encabezan las revoluciones que se llevan adelante en todo el mundo. Éstos activistasno son trotskistas, pero tienden a adoptar posturas revolucionarias. No han surgido todavía corrientes o grupos organizados que nos permita aplicar la táctica de FUR, pero no podemos descartar que surjan en el futuro. Mientras tanto, debemos también tener una política hacia esta camada de nuevos activistas que cruza todas las organizaciones sindicales, democráticas, feministas, indígenas, inmigrantes, LGTB, etc. en todo el mundo.

A todos ellos les proponemos que se sumen al Reagrupamiento Revolucionario que estamos impulsando. Pero también le vamos planteando la necesidad de una Internacional Socialista que organice y coordine las revoluciones y luchas que se dan en todo el mundo. Ellos no conocen el trotskismo, ni la IV Internacional, pero sienten la necesidad de que exista una organización internacional que coordine y unifique las luchas, y lleve adelante campañas internacionales.

Existe es este momento un fenómeno político- social muy importante en todo el mundo que es la radicalización de sectores de masas, un "giro a la izquierda" de sectores que empiezan a odiar al capitalismo, y buscan acercarse al marxismo y al socialismo. Por eso, la consigna de que construyamos una Internacional Socialista puede resultar atractiva en muchos dirigentes que buscan el socialismo y al marxismo, sin que sepan muy muy bien en que consiste.

La consigna de que construyamos una Internacional Socialista es una consigna de propaganda, no es algo que esté planteado como presente, ni en lo inmediato. Pero es una consigna que nos permite decirles a estos activistas que se consideran revolucionarios pero no son trotskistas, que debemos construir una organización internacional en común, que sea socialista, para afrontar juntos el desafío de la lucha contra el capitalismo.

Pero aunque planteemos el Reagrupamiento de los Revolucionarios como tarea presente, y el llamado a una Internacional Socialista como consigna de propaganda hacia los activistas de todo el mundo, debemos considerar todo eso como pasos tácticos en el camino de nuestra estrategia de reconstruir la IV Internacional.

No debemos olvidar ni por un momento que esa es nuestra estrategia. Existen corrientes que afirman que dado que los grupos que se reclaman del trotskismo han cometido tantos desastres, que hay que construir otra cosa, que la IV no hay que reconstruirla, sino "refundarla", o construir la V Internacional o hacer otra cosa.

Todos esos planteos son equivocados. Ratificamos la estrategia de la Reconstrucción de la IV Internacional no por un capricho, sino por un convencimiento científico. Así lo explica Nahuel Moreno: "...la fundación de nuestra Internacional fue el más grande acierto de Trotsky y de nuestro movimiento mundial...Responde a una misma necesidad...unir férreamente a todos los marxistas revolucionarios alrededor de un programa que sintetizara todo lo aprendido por el movimiento marxista mundial desde el Manifiesto Comunista y especialmente desde la Revolución Rusa..."

"...Para defender estas conquistas del marxismo, sintetizadas en el trotskismo y su programa, del ataque contrarrevolucionario en toda la línea que llevaban a cabo el stalinismo y los otros aparatos contrarrevolucionarios para borrarlas de la memoria histórica de los trabajadores y su vanguardia, era imprescindible lograr una férrea organización internacional por parte de los revolucionarios" (5)

Por eso, las tareas del Reagrupamiento de los Revolucionarios que debemos llevar adelante, son tácticas al servicio de la estrategia de la reconstrucción de la IV Internacional. Todas las orientaciones que llevemos adelante, y eventos, todo lo que hagamos, es al servicio de construir este polo de reagrupamiento al servicio del reagrupamiento internacional de los revolucionarios. Esta es la orientación que proponemos para su concreción.




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NOTAS



(5) E Bernstein, "German social democracy and the Turkish troubles" Neue Zeit October 14 1896, in H and JM Tudor (eds) Marxism and Social Democracy: the revisionist debate 1896-1898 Cambridge 1988, p51.

(6) Pierre Broué. El Partido Bolchevique. 

Nahuel Moreno. "Actualización del Programa de Transición. Tesis XI. El Comité Paritario reorganiza las fuerzas que resistieron al revisionismo"

(5) Peng Shuzi "La experiencia china con el revisionismo y el burocratismo pablistas" (Una carta a James P. Cannon)

(6) Nahuel Moreno. "Actualización del Programa de Transición. Tesis XI. El Comité Paritario reorganiza las fuerzas que resistieron al revisionismo"



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