Editorial Nº44 - 4 de octubre del 2024
LA UNICA SALIDA ES DERROTAR A MILEI
La marcha universitaria demostró nuevamente la potencia de la movilización de masas en las calles. No hubo protocolo antipiquetes que parara la fuerza de la comunidad educativa apoyada por vastos sectores populares. Si aún así Milei vetó la ya mezquina Ley de Financiamiento Universitario, y amenaza ahora con arancelar la universidad a los estudiantes extranjeros, es porque confía en la tibieza, la mezquindad y las vacilaciones de las direcciones convocantes de la marcha, principalmente radicales y kirchneristas. Está la experiencia de la anterior marcha del 23 de abril a la que no se le dio continuidad, porque la política de la oposición radical-kirchnerista es la de negociar el ajuste, no derrotarlo.
Es la misma política de la burocracia sindical peronista. Ellos cuidan su bolsillo y privilegios, por ejemplo las cuotas sindicales compulsivas que nos descuentan con el apoyo de todos los gobiernos, ahora con el apoyo de Milei. Es un premio del gobierno y los empresarios a su colaboración con los despidos, suspensiones, flexibilidad laboral y acuerdos salariales a la baja que negocian contra la clase obrera.
El plan de Milei no es el plan de la ultraderecha, como dicen los kirchneristas y la izquierda reformista (el Fitu y sus satélites), sino el plan capitalista que se aplica en todos los países, desde EEUU a China, desde Africa a Asia, desde Europa a América Latina. Es el plan de la dictadura capitalista de Maduro en Venezuela, para beneficiar a los magnates petroleros de Texas; es el plan de Boric en Chile, de Petro en Colombia, de Lula en Brasil, de López Obrador-Scheimbaun en México, de Noboa en Ecuador, de Bukele en El Salvador, para nombrar solo algunos países. Es el plan que preparan Kamala Harris o Donal Trump en EEUU, para enfrentar la creciente descomposición del capitalismo yanqui, el cual está siendo resistido por grandes huelgas (como la de los portuarios en este mismo momento) y el levantamiento de la juventud norteamericana en defensa de Palestina.
Este plan, aunque con distintos vestidos según el país, es la única variante que tienen las corporaciones globales capitalistas para intentar salir de la crisis crónica en la que se encuentra la economía mundial. En Argentina se expresa en el intento de avasallar cualquier tipo de conquista anterior, en el ámbito de las relaciones laborales, ambientales, sociales, previsionales, sanitarias y educativas. Lo que la "oposición" discute contra Milei, son ajustes y retoques que no hacen a la esencia del plan que todos apoyan. Si Massa ganaba, hubiera avanzado, en lo esencial, por el mismo camino de devaluación y entrega.
Una opositora surgida del seno mismo del gobierno, como Victoria Villarruel, critica el espurio acuerdo con Inglaterra, en exclusivo beneficio de la potencia ocupante de Malvinas, pero la misma Villarruel apoya la entrega del RIGI y todo el brutal ataque contra las condiciones de vida del pueblo argentino, cuyos principales beneficiarios son los grandes empresarios unidos al imperialismo yanqui, inglés, francés, alemán... Cristina y Máximo critican al gobierno pero aceptan todas sus medidas como sagradas, las cuales tienen que ser respetadas hasta que otro gobierno surgido de elecciones lo reemplace. Lo mismo Kicillof, cuya experiencia atraviesa un segundo mandato, que hunde al pueblo trabajador bonaerense en la más abyecta descomposición, hambre y marginalidad social, expresada en los brutales casos de inseguridad y crecimiento del narco sobre los barrios populares.
La izquierda del FITU, por su parte, hace años que viene desperdiciando la oportunidad de ser una alternativa clara y revolucionaria para la clase obrera. En vez de eso, capitula al kirchnerismo, la ovacionan en el parlamento, se abrazan con Máximo Kirchner… al punto de llamar directa o disimuladamente a votar Massa en el último balotaje, que era la opción preferida de los grandes bancos e inversores extranjeros. La mayoría del pueblo, con razón, no distingue la izquierda del peronismo. A tal punto que los pocos lugares donde tienen una representación sindical, por ejemplo en el Sindicato del Neumático, vienen dejando pasar centenares de despidos y suspensiones con frases y medidas altisonantes pero estériles, que los trabajadores rechazan porque ni siquiera son consultados.
Desde el fin de la dictadura para acá gobernaron radicales, peronistas, kirchneristas, macristas y ahora los libertarios, todos ellos lo hacen —bajo distintas ideologías y ropajes— garantizando la gran propiedad capitalista y la explotación de la clase obrera. En especial el kirchnerismo, que gobernó durante un periodo de inmensas riquezas producidas por el boom de la soja y la demanda china y no implementó ni siquiera reformas estructurales como cloacas, agua potable, energía eléctrica y gas natural hasta el último pueblito del país, lo mínimo que tendrían que haber hecho.
No debemos marchar entonces solo en defensa de la educación pública, sus trabajadores y estudiantes, sino en rechazo a todo el plan capitalista de Milei.
Los despidos, la recesión, la miseria, los incendios (y mañana las inundaciones) son el brutal reflejo de la inutilidad de los capitalistas y sus distintos gobiernos para organizar la sociedad.
Es el derecho a la educación para todos, o para una élite privilegiada.
Es un retiro digno para todos los trabajadores, garantizado por la inmensa riqueza social generada por los trabajadores y que hoy solo se la apropian los capitalistas, o este derrotero de hambre, privaciones y miserias que hoy sufren los jubilados.
Son los incendios que arrasan los bosques, o una economía que combine la satisfacción de las necesidades de la población con el cuidado del medio ambiente.
Es el reino de la ganancia empresaria o una economía planificada racionalmente al servicio de la mayoría de la población.
Es Milei y sus falsos opositores peronistas, radicales y macristas, apoyados en la cueva de parásitos y bandidos del Parlamento, o un gobierno apoyado en la organización de la clase obrera con sus propias instituciones.
Son los decadentes políticos y sindicalistas actuales, o una nueva dirección de estudiantes y trabajadores organizados en forma independiente, democrática y unitaria contra la decadente dirección peronista y la timorata izquierda reformista acomodada en el régimen.
Necesitamos un nuevo Argentinazo y una huelga general para derrotar total y absolutamente a Milei y luchar por un gobierno obrero y popular, en el camino del socialismo, en Argentina y en todo el mundo.
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