Editorial Nº45 - 12 de octubre del 2024

12.10.2024

Con o sin veto, la tarea es derrotar a Milei y que se vayan todos


Ni la ley de movilidad jubilatoria, ni la de financiamiento universitario, hubieran cambiado la paupérrima realidad de los jubilados y de las universidades. Radicales y kirchneristas las impulsaron para diferenciarse un poco del gobierno, al que sin embargo llaman a defender hasta que termine su mandato. Eran retoques al ajuste en curso, nada más. Y de paso intentar prestigiar al Congreso, como supuesto órgano de deliberación democrática. En realidad es una cueva de tránsfugas y charlatanes que colaboran con el gobierno para dar un manto de democracia a lo que en realidad se cocina mucho antes, en los despachos de políticos, empresarios y sindicalistas. No obstante, con el veto Milei quiere mostrar su férrea decisión de llevar adelante el plan económico de entrega y sometimiento a las corporaciones globales que dominan la economía argentina. Pero, siendo un gobierno débil desde su origen, estos triunfos parlamentarios se le vuelven políticamente en contra, ante el único peligro que realmente enfrenta Milei, que es la respuesta de las masas ante el cada vez más evidente desastre que significa su gobierno.


Las grandes movilizaciones estudiantiles, las tomas de algunas facultades, el repudio en las calles a los funcionarios y parlamentarios de Milei y numerosas huelgas que empiezan a darse en el movimiento obrero, algunos triunfos como el que impidió el cierre del hospital Laura Bonaparte, el rechazo de la base de Fate al acuerdo flexibilizador firmado por la empresa y la burocracia del Partido Obrero, nos indican que comenzó la cuenta regresiva para este gobierno hambreador. Con la movilización de masas lo tenemos que sacar cuanto antes e imponer un plan de emergencia económico y social al servicio del pueblo trabajador. El peronismo, el radicalismo y el kirchnerismo, le hacen el juego a Milei para para ganar tiempo y llevarnos a un nuevo engaño y decepción. Si el peronismo perdió las elecciones, es por el hambre, la entrega, la corrupción y el desastre que generaron. Esos canallas no tienen que volver más. Entonces, hay que sacar a Milei, oponernos al regreso del peronismo hambreador y corrupto e imponer una salida de la clase obrera: ¡Basta de que nos gobiernen los ricos y los parásitos! Saquemos a Milei y luchemos por un gobierno de la clase trabajadora, sin patrones ni burócratas traidores.


Para adelante, entonces, el panorama es el siguiente: crecerán el repudio y las luchas contra el gobierno de Milei y eventualmente contra los gobernadores. Y asistiremos a un sistemático esfuerzo de los "opositores" y de la burocracia sindical para llevar todos los reclamos al terreno parlamentario o de las futuras elecciones, tanto las del 2025 como del 2027. La izquierda reformista del FITU, por su parte, colaborará con este objetivo combinando su obsesión por presentar leyes "progresistas" en el Congreso, adonde adoran estar, y su orientación aventurera, irresponsable y burocrática en las luchas, que termina dificultando la participación de trabajadores, vecinos y estudiantes, que necesitamos organizarnos en forma unitaria y democrática.


Más allá de los avances y retrocesos en este camino, nos encaminamos a una crisis de magnitud, que pondrá en jaque la estabilidad de Milei. Porque, por otro lado, por más avances que Milei logre con su ajuste y sus leyes reaccionarias, la crisis de la economía capitalista mundial y la crisis política que engendra la respuesta obrera y popular, no permite la estabilización duradera en ningún país. Vemos como caen gobiernos de derecha un día y de izquierda al otro. Es que son todos gobiernos que intentan sostener un sistema que solo produce hambre, desocupación, guerras y destrucción del planeta. Crecen las grandes huelgas en el corazón del imperialismo, en EEUU. Y también en Europa, Asia y Africa. Fracasa Putin en tragarse a Ucrania, fracasa Netanyahu en someter a los palestinos. Y los burócratas y capitalistas chinos —aliados a EEUU— ponen sus barbas en remojo ante el temor de grandes levantamientos de la joven y super-explotada clase obrera china.

No tenemos ninguna duda que la clase obrera y el pueblo argentino nos levantaremos cada vez con más fuerza contra este lamentable personaje que tiene la virtud de expresar con total naturalidad los verdaderos propósitos de la clase capitalista que domina el país sea cual sea el gobierno de turno: acabar con las conquistas obreras, con la educación y la salud gratuitas, con la atención a los jubilados, con cualquier protección ambiental o social. 

Pero la atención que ponemos es ¿quién y con qué programa debe gobernar el país?

La única respuesta es: la clase obrera, organizada en clase dominante, con sus propias instituciones democráticas que surgirán al calor de las luchas y movilizaciones, para imponer un programa socialista de reconstrucción de la sociedad. Para lograr eso, debemos construir un gran polo de independencia de clase, rompiendo completamente con la burocracia sindical peronista y su partido; y con la izquierda reformista que llama a confiar en los patrones "menos malos", votando a Massa en Argentina, a Lula en Brasil, a Petro en Colombia, a Boric en Chile, a Castillo en Perú…y sigue la lista.

Desde el socialismo revolucionario del Nuevo PST decimos:

  • Expropiación de las grandes fábricas, frigoríficos y empresas agroexportadoras, bajo propiedad del estado y con el control y la vigilancia de comisiones obreras
  • Monopolio del comercio exterior: se exportará una vez satisfechas las necesidades básicas de la población
  • Monopolio de la banca, que estará al servicio de un plan económico centralizado de inversiones y de créditos para el desarrollo económico
  • No al pago de la deuda externa. Investigación y cárcel a los que fraguaron los préstamos usurarios y la fuga de capitales
  • Fuera Milei y toda la casta de políticos que gobierna al servicio de los grandes capitalistas y del imperialismo
  • Por un gobierno obrero y popular
  • Por la huelga general en el camino de un gran Argentinazo!
  • Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!

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