En Argentina desde que asumió el gobierno capitalista de Javier Milei, autodenominado "anarcocapitalista", se ha tomado la decisión política de reducir el Estado a su mínima expresión.
El aire NO es Libre- Defensa de Aerolíneas Argentinas
Por Antonio Sánchez
En Argentina desde que asumió el gobierno capitalista de Javier Milei, autodenominado "anarcocapitalista", se ha tomado la decisión política de reducir el Estado a su mínima expresión.
Con el objetivo de llegar y mantener el "déficit cero" han paralizado la obra pública; han desfinanciado y erosionando la salud y la educación y las jubilaciones. El despido de trabajadores es cotidiano y sus salarios son unos de los más rezagados. Agregado a los cierres de organismos y ministerios del Estado, la lista de medidas de ajustes es permanente.
"Destruir al Estado desde adentro"
En los últimos días, uno de los ataques del gobierno es la intención de privatizar la empresa aérea (AA). Esta empresa nacional nació como decreto en 1949 fusionando a las cinco empresas nacionales que había en ese momento, convirtiéndose en una línea de bandera con alcance internacional. Por eso siempre fue codiciada por el sector privado hasta que, en noviembre de 1990 el gobierno capitalista de Carlos Menem logró privatizarla.
En esos años un consorcio de empresarios argentinos y españoles se hicieron cargo del 85% de la compañía, totalmente saneada para su remate. El 10% quedó en manos de los sindicatos y el 5% a cargo del Estado. Con este equipo de rapiña, se produjo una larga historia de negociados y vaciamiento hasta que nuevamente fue estatizada en 2008 con sólo 26 aviones y muchas deudas por cubrir.
2024 nuevo intento
Otra vez AA es atacada para su privatización. El proyecto de la Ley Bases, incluía la privatización de Aerolíneas Argentinas, pero fue retirado porque encontró objeciones entre la mayoría de los legisladores nacionales. Lejos de cesar en su intento, el gobierno comenzó una serie de provocaciones hacia los trabajadores del sector quienes respondieron con distintas medidas de fuerza.
Al reclamo por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, se sumaron demandas por la reincorporación de trabajadores despedidos. Frente al 80% de pérdida salarial producto de la inflación anual, el gobierno ofreció solo un 11%.
En el marco de esta pelea salarial, tres aeronavegantes se negaron a pilotear un avión de la empresa Embraer de origen extranjero y fueron despedidos. El tres de noviembre, los jueces de la Sala III de la Cámara del Trabajo decidieron dar marcha atrás con la medida cautelar dictada en primera instancia por la magistrada Stella Maris Vulcano para dar por terminados los despidos y nuevamente estalló el conflicto con medidas de fuerza llevadas adelante por los trabajadores de la empresa de rampa Intercargo.
La decisión del Gobierno capitalista de Milei fue entonces desregular el servicio de rampas para terminar así con el monopolio de la estatal Intercargo en medio de una tregua previa sin medidas de fuerza.
En estas circunstancias, el gobierno anunció la intención de avanzar con la privatización y cierre de la empresa con la intención de presentar un Procedimiento Preventivo de Crisis.
Luego del ultimátum del Gobierno, las autoridades de Aerolíneas Argentinas llevan adelante nuevamente una serie de reuniones con los representantes de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y la Asociación del Personal Aeronáutico (APA).
AA Objeto de deseos
Desde el 2008 AA ha sido administrada por el kirchnerismo como "caja" propia de la mano de dirigentes camporistas. Pablo Biró, titular de APLA fue parte del directorio de la empresa hasta el mes pasado cuando fue desvinculado del mismo. El déficit de Aerolíneas Argentinas llegó a US$38 millones, monto que este gobierno no quiere financiar.
Como hemos visto, cada acción que toma cualquiera de los gremios burocráticos aeronáuticos, afecta toda la actividad de la empresa con alta repercusión mediática. Pero aun así el gobierno ha tomado la delantera y amenaza con la privatización total o el desguace de la empresa.
Fallo teórico
La historia de AA demuestra que no se puede conciliar capital y trabajo; que la idea de que el Estado puede regular a la inversión privada no lleva a ningún beneficio para la clase obrera. Esta situación pone en una encrucijada a los trabajadores que no encuentran una respuesta contundente para poder frenar la embestida del gobierno capitalista de La Libertad Avanza. Sus dirigentes tampoco apuntan a unir y nacionalizar el conflicto.
El rol que juega el peronismo en este conflicto también le cede la iniciativa al gobierno en la batalla ideológica que se da en torno a las medidas gremiales. Porque para la elite empresarial y su gobierno estas acciones son salvajes y afectan a la libertad de la población. Niegan así que los que arruinan la economía y la soberanía del país son los intereses de las grandes corporaciones empresariales.
Por el contrario, la unidad de los gremios aeronavegantes y la nacionalización del conflicto busca movilizar a la población en defensa de sus intereses y su patrimonio.
El silencio de la CGT (Confederación General del Trabajo) es vergonzoso y una muestra más de que el proyecto de arruinar a la línea aérea de bandera argentina para servirla en bandeja a intereses extranjeros, no es sólo de este gobierno sino que es compartido por un enorme arco de la dirigencia política nacional que prefiere rematar al país antes que ponerla en manos de los trabajadores.
Más responsabilidades
Tal vez la mayor necesidad que padecen las y los trabajadores de AA sea la falta de una dirección consecuente y clasista. Esto se debe, en gran parte, al vacío que dejan los dirigentes peronistas por el desprestigio de tantas traiciones hacia los luchadores que no está ocupado todavía por ningún otro sector; ni siquiera por los partidos de la izquierda. La mayoría de estas fuerzas también han jugado un papel equivocado en los últimos años, poniendo su mayor esfuerzo en el desarrollo de la fuerza electoral que en la construcción de un activismo clasista y consecuente. Llevando así a numerosos trabajadores y activistas que fueron rompiendo con el peronismo hacia una estrategia parlamentaria. Para muchos de estos luchadores, la izquierda es hoy un apéndice del peronismo y La Cámpora.
Tras largos meses de conflicto, el jueves 14/10 el gobierno capitalista de Milei llegó a un acuerdo salarial con la burocracia sindical, con un 16% de aumento, cediendo a los recortes de beneficios a los trabajadores, y sin mencionar las privatizaciones sobre Aerolíneas, a cambio de negociar la modificación de convenios colectivos para "aumentar la productividad" es decir: la explotación de los trabajadores.
Tarea pendiente
Lo que queda por hacer entonces es reflexionar, debatir y actuar para cubrir el vacio de dirección actual de la clase trabajadora. Tal vez así podamos llegar a las conclusiones de que las que fallan no son las promesas electorales de tal o cual partido o candidato; sino que directamente éstos no representan nuestros intereses. Que no falta disposición de lucha de la población, sino confianza en sus dirigentes. O tal vez que lo que está fallando sea la teoría predominante de intentar cambiar y reformar tal o cual cosa del sistema actual. Puede ser que lo que esté fallando sea todo; que lo que está colapsando es el sistema capitalista. ¿Y entonces?
Nuestra primera y fundamental tarea hoy es defender los derechos de los trabajadores y para ello debemos liberar a los sindicatos del control del estado capitalista, imponiendo la lucha por la independencia de clase, tanto del control de los funcionarios, como de los gobiernos capitalistas que defienden sus intereses. Debemos como tarea central enfrentar la burocracia sindical, con el método de democracia obrera en asambleas y que las bases decidan.
En resumen: que ningún trabajador más sea despedido de Aerolíneas Argentinas y que no se privatice ni se desguace. A su vez esta pelea debemos enmarcarla necesariamente en un proyecto estratégico, la lucha por un gobierno de la clase obrera en Argentina, que ponga a Aerolíneas Argentinas al servicio de toda la población trabajadora, lo cual no ha sido así hasta ahora, ya que sus precios son inaccesibles para la gran mayoría. No basta una Aerolíneas Argentinas estatal con un gobierno capitalista, para que esta y cualquier empresa estatal sirva realmente al pueblo, debemos conquistar nuestro propio gobierno, un gobierno obrero y popular en el camino de una Argentina socialista.