Recuerdos del Cordobazo - Por Susy Carranza

30.05.2024

Las obreras del Vidrio votaron en asamblea parar a las 10 de la mañana el día 29. Había votos a favor, votos en contra. Pero, ganaron las que decidían parar. Parábamos por el sábado inglés.

Lo recuerdo como si fuera hoy. Había un solcito que apenas brillaba y que no calentaba nada, absolutamente nada, una mañana muy fría. Se hicieron las 10 y empezaron a bajar las llaves de las máquinas. En la fábrica se empezó a hacer un silencio, y de repente toda la fábrica apagó las luces y las obreras fuimos saliendo y fuimos marcando con la tarjeta; escuchábamos el clac, clac, clac, del reloj cada vez que la tarjeta pasaba para marcar la hora de salida. 


Caminamos presurosas, hasta las vías que estaban en aquel Camino San Carlos, que cobijaba muchas fábricas en la época, en que la industria brillaba: teníamos Morchio y Benítez, Boero y Marley, Transax, las dos Epec, y esperábamos juntarnos con los compañeros de Epec y de Transax en las vías de la esquina de Epec de zona Sur; ahí hicimos un acto relámpago y caminamos para atravesar todo el Parque Sarmiento y llegar a Plaza Vélez donde nos juntaríamos para el acto del 29. 

Bueno, alcanzamos a llegar al Parque, o un poco más, cuando nos dijeron "¡mataron a un compañero!". Salimos, algunos con pasos presurosos, otros corriendo, queríamos llegar al centro. Cuando llegamos al centro, ya era un caos. Como pudimos, con un delegado de Transax que nos acompañaba, a otra compañera y a mí, entramos por Caseros hasta Tribunales y ahí nos encontramos con otros compañeros que eran de Luz y Fuerza, de Smata, y bueno, veíamos como se quemaban cubiertas, como buscaban maderas para quemar, cómo de pronto aparecieron los primeros autos quemados; también estuvieron los primeros autos quemados en Stabio, una concesionaria grande la época. 


Y así fue transcurriendo el día, un rato en una esquina, otro rato en otra; caminamos hasta Barrio Güemes, adonde los vecinos nos acercaban lo que encontraban a mano en su casa y que ya no servía, para que lo pudiéramos convertir en fogatas. En el Clínicas, en barrio Clínicas, todo ardía, y también ya se hablaba de que iba a entrar el ejército, que, oh casualidad, ese mismo día, es el día del Ejército. Y se decía —eran cerca de las cinco de la tarde— y se decía que entraba el ejército a reprimir. 

Bueno, corríamos de una esquina a otra, esporádicamente se quemaban algunas cubiertas, alguna madera, y deambulamos a lo largo del día. Nos sorprendió el atardecer, temprano, como atardecer de otoño, tipo seis y media, siete, y se fue haciendo la noche, y nosotros encontramos en algunas casas de Güemes un lugar donde cobijarnos por un rato, tomar un mate con alguna vecina, y después volver a caminar para volver a atravesar el Parque. 


Ya era noche cerrada, veníamos con el compañero de Transax y cruzamos el Batallón 141…una oscuridad increíble. Me acuerdo que nos encontramos en la salida del barrio Militar, al lado de lo que hoy es todavía el Hospital Militar. Nos encontramos con un soldado que nos dijo "Alto!"y a la voz de alto nosotros quedamos paralizados. Nos tomamos de la mano y ni siquiera sabíamos qué decir. No teníamos minuto, porque ni lo habíamos pensado. Entonces, cuando nos dijo Alto!, nos preguntó los nombres y le dimos los nombres, no preguntó más nada el soldado, simplemente dijo "Adónde van, de donde son?" –"Somos de acá del barrio, de Villa Revol, vamos a la casa de mi suegra en Villa Revol" –"Bueno, pasen…" Nos dejó pasar. 


Llegamos a mi casa, ya serían, no sé, ocho, nueve de la noche, y estaba el informativo que iba contando, con un viejo locutor que hasta no hace mucho todavía existía en Córdoba, de quien ya no recuerdo ni su nombre, que relataba lo que había pasado durante todo ese día. Mi madre y mi padre, asustados, estaban rogando que yo llegara y al llegar me dijeron "¿qué paso, dónde estuviste, qué fue lo que hicieron?" Y bueno, fue un montón de frases, un contar y contar lo que habíamos vivido, lo que habíamos pasado.

Y yo ahí supe, por primera vez, que mi vida había cambiado para siempre…





Susy era en esa época una joven obrera de la fábrica de lámparas Cindalux., casi sin experiencia sindical. En los años siguientes ingresaría a Política Obrera y luego al Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Este partido, finalizada la dictadura militar, se convertiría en el MAS, en el cual militó hasta la crisis y estallido de esta organización en los años 90. En las últimas décadas, militó intensamente en el Movimiento de Mujeres de Córdoba, del cual se convirtió en una destacada referente.


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